Si hay una queja que los ticos han tenido por muchos años, es que la falta de jueces llega a, en ocasiones, entorpecer las funciones del Poder Judicial, en especial cuando hablamos de juicios.
La idea que muchos tienen es que, por esta escasez de jueces, muchas investigaciones no llegan a nada, ya que no hay nadie que pueda resolver los casos, pero, ¿realmente es así?
En La Teja conversamos con doña Patricia Solano, presidenta de la Sala de Casación Penal, más conocida como Sala III, para llegar al fondo del asunto.
Lo primero que nos dejó muy claro, es que hay más de lo que aparenta, pero antes, se necesita un poco de contexto.
Evolución
Según nos contó, hay que entender que, hoy en día, las cosas no son como antes.
En los años 90, los tribunales penales manejaban un flujo cercano a las 5.500 causas penales a nivel nacional. De este total de expedientes, se le entregaban 99 a cada juez para que los resolviera.
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Esto cambió a partir de 1998, cuando entró a regir el nuevo Código Procesal Penal, que permitía aplicar medidas cautelares, lo que aceleró el ritmo con el que se resolvían los juicios
No obstante, si saltamos al 2010 hubo un aumento exponencial en el ingreso de expedientes.
“La cantidad que entraron a los tribunales penales fue de 9.575, eso quiere decir que cada juez tenía que resolver 149 expedientes, todo esto pese a las medidas alternas y demás”, explicó.
Ahora, ¿por qué hay que entender este contexto?
Bueno, porque según la experta, ahí comienza el meollo del asunto y esta, justamente, es la primera arista del problema: la cantidad de casos que atiende un juez.
Año con año, el número de casos que entran a los tribunales no deja de crecer y cada vez son más complejos.
Por ejemplo, el 2024 fue el año en que se resolvieron más asuntos en materia penal en la historia del país, con 15.934 expedientes que entraron y 16.908 resueltos, incluyendo algunos que se quedaron de años anteriores.
“Costa Rica es un país altamente litigioso y, desde hace muchísimos años, los presupuestos han venido decreciendo”, sentenció.
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“Antes no era lo mismo que me dieran 99 casos a que ahora me repartan 189, es el doble. Y, como la criminalidad es más violenta, no lo puedo resolver en el mismo tiempo.
“Yo siempre criticaba que, en muchas ocasiones, se nombran jueces, pero no es la solución porque no tenemos infraestructura”.
Manos llenas
Esa es la segunda arista del problema: la infraestructura.
La experta criticó que nada se hace contratando más jueces, si no existe la infraestructura para que puedan trabajar.
“Digamos que en un juzgado el número de casos es altísimo, entonces uno dice: vamos a nombrar otro juez para que ayude. Y sí, lo que antes hacía uno, ahora lo hacen dos.
“Pero, si usted no tiene toda la infraestructura y tiene todo el aparato, no es un tema de cantidad de jueces”.
En pocas palabras, lo que sucede es que no existen suficientes salas de juicio en el país, lo que obliga a los jueces a compartir espacio y esto, en muchas ocasiones, llega a ser un dolor de cabeza porque los horarios chocan y se tienen que atrasar los juicios.
Eso sí, la presidenta nos adelantó que ya se están tomando las medidas necesarias para mitigar este problema, a pesar de que no se tienen suficientes salas para cubrir todos los juicios.
Una de las medidas que se están aplicando son los horarios escalonados, es decir, en vez de que todos los jueces entren y salgan de trabajar al mismo tiempo, se separan en grupos que tienen diferentes horarios.
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“Por ejemplo, flagrancia había estado teniendo serios inconvenientes por los horarios. En Limón, por decir un caso, se trabajaba de 5 p.m a 11 p.m, pero, a partir de las 9 de la noche, no hay buses para viajar.
“Entonces yo, como ofendido, si no tengo plata para pagar un taxi, no voy a ir a la audiencia, aunque sea mañana, porque no tengo forma de regresar a mi casa”, explicó, antes de aclarar que esa es otra de las razones por las cuales se atrasan los juicios.
“Vea el caso de la doctora María Luisa Cedeño, ¿cuánto se llevó ese juicio? Mientras teníamos a los tres jueces haciendo ese debate, entraba una gran cantidad de casos y se les tenía que poner en fila".
Entonces, la idea de los horarios escalonados no solo es poder atender más juicios, sino que también, las personas denunciantes puedan asistir a las audiencias sin la necesidad de atrasar el juicio.
Competitivo
La tercera arista tiene que ver con los presupuestos.
“Cuando reclamamos presupuestos, no es pedir plata por pedir plata, es que, en muchas ocasiones, los defensores, toda la parte tecnológica y demás, es sumamente cara.
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“Sumado a esto, tenemos un serio problema de fuga de talento, porque los salarios que pagamos no son competitivos. Tenemos personal que está altamente capacitado, pero en la calle se gana mejor.
“También, a los funcionarios públicos hace seis o siete años no se les aumenta el salario y la vida ha seguido subiendo los precios. Entonces, en todos esos aspectos, tenemos que trabajar, para retener el talento y lograr una justicia pronta y cumplida”, concluyó.