La vejiga almacena entre 400 y 600 mililitros de orina. Cuando alcanza su capacidad, envía señales al cerebro para vaciarse. Ignorar este reflejo de forma repetida y aguantar las ganas de orinar puede causar problemas en el sistema urinario, según explica la Clínica Mayo.
Riesgo de infecciones urinarias
Aguantarse mucho tiempo favorece la proliferación de bacterias en la vejiga. La National Library of Medicine (NIH) advierte que esto aumenta la posibilidad de sufrir una infección urinaria, cuyos síntomas incluyen dolor al orinar, fiebre y urgencia constante.
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Daño en la vejiga y dolor abdominal
La presión excesiva sobre la vejiga puede causar dolor abdominal o pélvico. Además, si el hábito se repite, los músculos de la vejiga pueden debilitarse, dificultando el vaciado completo. Esto puede generar retención crónica de orina y complicaciones posteriores, según la Cleveland Clinic.
Formación de cálculos y riesgo renal
La orina retenida durante mucho tiempo puede facilitar la aparición de cálculos urinarios, pequeños depósitos de minerales que causan dolor intenso. En casos graves, la presión constante también puede llegar a afectar los riñones, incrementando el riesgo de infecciones o daño renal.
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Incontinencia urinaria
Contrario a lo que muchos creen, aguantar la orina con frecuencia no fortalece el control, sino que puede causar lo opuesto. El estiramiento excesivo de la vejiga puede derivar en incontinencia urinaria, con pérdidas involuntarias de orina.
Aguantar las ganas de orinar ocasionalmente no representa un gran problema, pero hacerlo de manera frecuente sí puede traer consecuencias graves para la salud.