¿Qué se hizo la cantante costarricense que ganó cuatro veces en Sábado Gigante de don Francisco?
Esa es la pregunta que muchos se hacen al recordar a Yendri Saborío Madrigal, la artista alajuelense que brilló en escenarios nacionales e internacionales y que, tras poner en pausa su carrera para dedicarse a su familia, hoy retoma con fuerza su sueño musical.
En medio de su vida en Miami, Yendri tuvo una oportunidad única en el legendario programa de don Francisco.
“Siempre gané, las cuatro veces que me presenté”, cuenta con orgullo. Incluso, el premio de más de mil dólares del Chacal le ayudó a completar el dinero para obtener la residencia.
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La primera vez cantó “Te quedó grande la yegua” de Alicia Villarreal y su voz conquistó al público.
“Con ese dinero me iba de paseo a Costa Rica. Era un respiro en medio de tanto trabajo”.
Aquella primera vez tuvo que realizar una audición para ganarse un puesto y después de que la escucharon cantando la de Alicia Villarreal y ganó, demostró de qué estaba hecha y fue así que las siguientes tres ocasiones la llamaron para participar directo.
“Cada vez que ganaba me pagaron 1.200 dólares. La platica me sirvió de mucho porque con las tres primeras ajusté para hasta pagarme los trámites de residencia y la cuarta vez, ya con residencia, aproveché y me fui a Costa Rica.
“En Sábado Gigante me trataban siempre muy bien. En cada presentación me ponía muy nerviosa, pero gracias a Dios todo me salió perfecto. Me alegró demostrar a nivel internacional que las ticas tenemos buena voz”, comenta.
Alajuelense pura
En el corazón de Alajuela, entre las calles tranquilas de barrio San José y la comunidad de El Roble, creció una niña que, según sus papás, cantó antes de siquiera decir sus primeras palabras.
La música siempre estuvo en su vida. Hija de una madre llamada Carmen Lyra (de las pocas con ese nombre en el Registro Civil) y rodeada de tíos y un abuelo que cantaban y tocaban guitarra, Yendri y su hermano Mario fueron los primeros en llevar el talento familiar a un nivel profesional.
En la escuela General José de San Martín, Yendri cantaba en cada acto cívico. Formó parte del conservatorio municipal de Alajuela y llegó a presentarse en el Teatro Nacional.
A los 15 años comenzó en el grupo Bacará, luego pasó por el trío Ambas y después por Piel Morena. Su talento llamó la atención de Willie Flores, de la legendaria Taboga Band, y con solo 17 años grabó un disco, participando en cuatro sencillos, incluido “Solo Tú”.
Sueño americano
A los 24 años tomó una decisión que le cambió la vida: emigrar a Miami junto a sus dos hijos pequeños.
“Buscaba una mejor vida y oportunidades para ellos”, recuerda. Los primeros años fueron duros: trabajó limpiando pisos, cuidando niños y como mesera. El mito de que “en Estados Unidos el dinero cae de los árboles” se destruyó pronto.
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La música quedó en pausa por más de 20 años. Se dedicó a ser mamá y esposa, trabajó como asistente médica y coordinadora de planes de tratamiento en oficinas de salud, hasta que una separación tras 24 años de matrimonio la obligó a replantearse la vida.
“Eso me movió el piso y me llevó a reinventarme en lo que siempre he llevado en el alma: la música”.
De vuelta a la música
En 2024 se unió a Ticoband, un grupo de músicos costarricenses en Florida que participan en eventos benéficos.
Allí recuperó el escenario y, bajo la dirección de Luigi Flores, prepara su primer sencillo en Estados Unidos: una ranchera con tumbao que podría llamarse “Se me arruga el corazón”, dedicada a mujeres que entregaron su vida a una relación y al terminar debieron empezar de cero.
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En estos momentos está a horas de entrar al estudio de grabación para alistar ese nuevo sencillo al cual también le hará video.
Hoy combina su trabajo en bienes raíces con la música, organiza celebraciones de ticos en Estados Unidos y mantiene vivas sus tradiciones: café negro cada mañana, gallopinto en el desayuno y una olla de carne que, dice, le queda igual de sabrosa que la de su mamá.
“Amo mi Costa Rica. Cuando voy, me reconozco en todo lo que veo. No sé si regresaría a vivir allá, pero mi corazón siempre está allá”.
La historia de Yendri Saborío es un canto a la resiliencia. Una mujer que dejó de lado su carrera para criar a sus hijos, que enfrentó los golpes de la vida y que, con valentía, decidió que nunca es tarde para volver a cantar con el alma como lo hizo para ganar en Sábado Gigante.