La puriscaleña, Laura Herrera, es un claro ejemplo de que jamás uno debe aflojar cuando se trata de cumplir los sueños.
Ella, quien es mamá de 2 hijas, repitió 13 matemáticas, algo que para muchos es un monstruo imposible de superar, pero la puriscaleña echó siempre para adelante por eso este jueves 29 de mayo se graduó de licenciada en Administración de Empresas con énfasis en Recursos Humanos en la Universidad Nacional (UNA).
Esta triunfadora de la vida tiene 47 años y en la actualidad vecina de Moravia.
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Cuenta que en primer lugar agradece a Dios por el título académico logrado, el cual catalogó como el primero de muchos otros que vendrán a futuro.
“Provengo de un hogar con agresión, donde me enseñaron que el hombre debía estudiar y prepararse antes que la mujer. Una vez que mi expareja estudió, me separé y decidí retomar la universidad, lo cual fue muy fuerte por la cantidad de paradigmas que debí romper”, dice Herrera en medio de lágrimas.
Con tremendo orgullo la puriscaleña fue parte de los 543 nuevos profesionales graduados de las distintas escuelas y programas de posgrado adscritos a la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA, en este primer periodo de graduaciones 2025.
La nueva profesional, distinción Cum laude (graduación de honor), recordó que en su periodo de formación universitaria había momentos en los cuales no tenía ni un cinco para pagar la matrícula de las materias, pero continúo hasta graduarse en matemática.
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“Para mi primer graduación fue cuando pasé matemáticas; en ese momento supe que tenía el título en las manos y empecé a sacar 100 corrido en todas las materias”, dijo Herrera.
Esta joven madre motiva a las mujeres, jefas de hogar como ella, a que retomen sus estudios, ya sea de primaria, secundaria o universidad para así garantizar una mejor calidad de vida para ellas y sus hijos.
Madre ejemplar
Con frases entrecortadas y una que otra lágrima bajando por sus mejillas, las hijas de doña Laura recordaron de forma breve los difíciles momentos que afrontaron a su lado, en esa ardua tarea por ser hoy una profesional de honor sello UNA.
Angélica María Arteaga, la hija mayor, explica que su madre es una mujer ejemplar, porque a pesar de las adversidades económicas y otras razones, siempre mantuvo el positivismo.
“Siempre nos decía: chiquillas lo voy a pasar; sin embargo, a veces, debía dejar el curso porque yo o mi hermana se enfermaba o simplemente no había dinero para pagar el curso. Luego ella decía, no sé cómo lo haré pero Dios proveerá y volvía a matricular”, resaltó.
La otra hija, Isabela Arteaga, comentó que su mamá es la prueba de que las mujeres solas pueden salir adelante, pese a que en muchas ocasiones ella solo contaba con sí misma.
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“Éramos nosotras contra el mundo, la recuerdo estresada y llorando por las noches porque no comprendía algún ejercicio matemático al punto de pensar en abandonar los estudios, pero a Dios gracias no fue así”, comentó.