El cura tico Carlos Humberto Rodríguez vivió el inicio de la pandemia en Guatemala mientras se desempeñaba como misionero.
El 13 de marzo el presidente de ese país, Alejandro Giammattei, informó del hallazgo del primer caso positivo del virus en tierras chapinas y empezó a tomar medidas serias para tratar de controlar la situación.
El 23 de diciembre el religioso tico regresó a Costa Rica y se encontró con grandes diferencias en cuanto a la forma de llevar la pandemia, sobre todo en cuanto al comportamiento de la gente.
— ¿Cómo se se enteró la gente del primer caso de coronavirus en Guatemala?
El Gobierno dio una conferencia de prensa en la que anunciaron el primer caso, fue un extranjero que llegó contagiado a Guatemala. El presidente de allá (Alejandro Giammattei) tenía poco de haber llegado al poder y como él es médico de profesión asumió el control de la pandemia, él es quien ha estado dando la información al pueblo que lo que ha ido pasando todo este tiempo.
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— ¿Cómo han informado del tema?
En un principio hacían una conferencia de prensa todos los días a las 7 de la noche para actualizar los datos, pero en junio el presidente destituyó al ministro de Salud y nombró una nueva ministra que dijo que esas conferencias eran una pérdida de tiempo, así que habilitaron un sitio web en que se supone los datos son actualizados en tiempo real. Ahí está el detalle de los nuevos contagios, las muertes y todo dividido por edad y municipios.
— ¿Cómo les ha ido con el tema de las medidas sanitarias y las restricciones?
Desde el principio fueron fuertes, los primeros tres meses fueron los más duros porque se implementó un toque de queda en el que nadie podía salir a la calle después de las cinco de la tarde, ni en carro ni a pie, solo podían estar fuera de sus casas quienes tuvieran un permiso especial, de lo contrario era detenido. También prohibieron que uno viajara de un lugar a otro, durante varios meses tuve que quedarme en la capital, no podía ir a otros municipios para evitar contagios, además, estaban prohibidas las misas y todo tipo de actividad en la que se reunían personas.
La mascarilla fue declarada obligatoria y si alguien sale a la calle sin ella es multado, le toca pagar como unos $150 (¢91.950). La economía se vio muy afectada porque todo estuvo cerrado, solo las pulperías de los barrios estaban abiertas, ni siquiera buses había. En junio al Gobierno no le quedó más que empezar a abrir gradualmente el comercio, lo han hecho con limitación de aforos, los lugares los catalogan en alerta verde, amarilla y roja y dependiendo del estatus de cada zona así van regulando los aforos.
Ya están trabajando los buses fuera de la capital, eso sí, les pusieron unas divisiones de plástico entre los asientos para que la gente esté más protegida. Dentro de la capital aún no hay autobuses trabajando, la gente que necesita movilizarse ahí debe hacerlo en su carro, en taxi o pagando servicios particulares.
— ¿Cómo va ese país con las cifras de contagios y muertes?
Por día hay menos contagios, pero más personas mueren. A inicios de julio se dio la mayor cantidad de contagios por día, cerca de 1.700, pero ahora diariamente hay menos de setecientos. En cuanto a las muertes ya van 5.389.
— ¿Cuáles son las principales diferencias que ha visto sobre la pandemia entre Guatemala y Costa Rica?
Pienso que la actitud de la gente, aquí como la mascarilla es más como una recomendación, muchos salen a la calle sin ella porque tal vez harán un mandado rápido. Si tienen que ir a un supermercado u otro tipo de comercio se la ponen más que todo por ser un requisito, pero no porque lo vean como algo necesario.
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Los ticos viven en el paraíso y no lo saben, aquí hay clínicas y Ebais y cualquiera que se sienta mal puede ir a que lo atiendan, allá en Guatemala es muy distinto, los Ebais no existen, así que todo se recarga en los hospitales estatales y estos muchas veces no tienen ni medicamentos, así que las personas tienen que comprarlos y son caros. Aunque aquí mucha gente se queje de la Caja, los beneficios que hay muchos otros países los desean.
Este tipo de situaciones hace muy necesaria la solidaridad, hay que pensar en los demás, en aquellos que si tienen factores de riesgo aunque yo no, en los que pueden llegar a morir si por un descuido mío se contagian. Debemos ser empáticos y velar por el bien de todos los que nos rodean, es una tarea social muy grande.