Surge otra pifia de los diputados con la reelección del magistrado Rueda

La primer pifia de la Comisión de Nombramientos en la reelección del magistrado Paul Rueda en la Sala IV, es quererlo muertear porque algunos diputados no están de acuerdo con fallos emitidos por él. Eso sencillamente es la intervención de un poder en otro.

Sin embargo, el magistrado para ser destituido requiere 38 votos en contra, y por eso los “valientes” legisladores quieren hacer la votación secreta, máxime luego de revolcarle la vida a Rueda y no encontrar un solo lunar, más que el contenido de las sentencias que no les han gustado.

Cuando la transparencia la pedimos a gritos, los principales responsables de promoverla tratan de opacarla en una reelección que debe ser conocida, hasta el mínimo detalle, por todos.

No obstante, en esta enfermiza jugada los señores legisladores están lactando ya que el reglamento no autoriza la votación secreta.

Solo por citar un ejemplo, el artículo 101 del reglamento establece: “La votación que comúnmente usará la Asamblea será la ordinaria, solo cuando lo soliciten uno o más diputados o diputadas y así lo acuerde la Asamblea, por mayoría absoluta de los votos de los presentes, será nominal. Deberán resolverse en votación secreta, solo los casos de votos de censura, compatibilidad del cargo de diputado con otras funciones y la concesión de honores”.

Puede ser que los legisladores, que desde un inicio han actuado con saña contra Rueda, decidan votar en secreto, lo que sería un grave daño para la institucionalidad, pero la vergüenza sería mayor cuando la nulidad de esa votación sea la única salida.