Geovanny Delgado, un tico común y corriente que creció pegado a la radio como muchos en zonas rurales, decidió hacer algo que pocos se atreven: enfrentarse a un proceso que, según él, amenaza con apagar las voces que acompañan a miles de costarricenses todos los días.
El 13 de octubre presentó un recurso de amparo ante la Sala Constitucional para frenar la polémica subasta de frecuencias de radio y televisión, aprobada por la Sutel. Y este 24 de noviembre, a las 5:13 p. m., la Sala le dio curso.
Geovanny aseguró en su recurso que “el diseño de la subasta, basado principalmente en criterios económicos y con grandes diferencias regionales en los precios, podría limitar el acceso al espectro radioeléctrico a medios pequeños, comunitarios, regionales, culturales, religiosos y estatales, favoreciendo la concentración en grandes operadores”.
Además, que “esta situación afectaría el pluralismo informativo, la libertad de expresión, el derecho de acceso a la información, la igualdad, la transparencia y la continuidad del servicio, especialmente en zonas rurales o de menor rentabilidad comercial”.
Los montos establecidos son tan altos que, según dice, dejan automáticamente fuera a los pequeños emprendedores y a las emisoras que no lucran, especialmente las rurales y religiosas.
“Ahora la gente cree que quien tiene un medio es millonario, y no es así. Las radios rurales apenas sobreviven, pero cumplen un papel social enorme”, explica.
Él teme que, por una decisión mal planteada, comunidades enteras pierdan su acceso a información, cultura y hasta tradiciones.
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La Sala detalló que el diseño de la subasta podría limitar el acceso al espectro a medios pequeños y favorecer la concentración en grandes operadores, afectando el pluralismo informativo, la libertad de expresión y el derecho a la información.
Geovanny no exagera: este lunes 24 de noviembre el propio Gobierno confirmó que más de 60 medios ya quedaron fuera de la subasta y está claro don Geovanny que de esos que quedaron fuera más del 80% son rurales o religiosos. “Eso confirma lo que denuncié. Si se apagan, pierde el país”, afirma.
Ahora el Ministerio de la Presidencia y la Sutel tendrán tres días hábiles para responder. Mientras tanto, este tico espera que su acción sirva para que las voces pequeñas sigan sonando fuerte en Costa Rica.

