En las manifestaciones de los últimos días se dieron tristes episodios en los que muchos protestantes mezclaron banderas de Costa Rica con armas y así emprenderla contra los policías, lo que deja en evidencia que no le dan a ese símbolo nacional el valor y la importancia que realmente tiene.
Uno de los ejemplos más claros se dio el lunes 12 de octubre en las afueras de Casa Presidencial cuando se armó un zafarrancho entre protestantes y oficiales.
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El historiador Vladimir de la Cruz dice que es muy común que en las marchas las personas lleven banderas, ya sea de sindicatos, de partidos políticos o hasta de Costa Rica, sobre todo en esta ocasión, en la que el movimiento que impulsa las manifestaciones se denomina Rescate Nacional y hace alusión a la unión como país.
"Las banderas necesitan un asta para lucirlas altas, erguidas, para que ondeen, pero hay fotos y videos que demuestran que en los últimos días los manifestantes han usado los palos que sirvieron como astas para agredir a los oficiales de la Fuerza Pública. Ni siquiera quitaron las banderas de los palos para cometer las agresiones, lo que las desnaturaliza.
“En esas acciones violentas bajaron las banderas, hasta tocaron el suelo con ellas, lo que las hace ver como cualquier trapo, pierden su majestuosidad. En ninguna guerra ni ninguna lucha las banderas deben bajarse porque cuando eso pasa significa que el movimiento que las sostiene también cayó, al menos en ese momento”, explicó el historiador.
Algunas imágenes también permiten ver que los protestantes amarraron banderas en vallas, portones y otros objetos, incluso las tiraban de un lugar a otro en medio de los zafarranchos o las dejaban tiradas en media calle y otros les pasaban por encima como si se tratara de cualquier cosa.
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De la Cruz dice que estas acciones y la violencia que han demostrado los protestantes contra la policía, deja en evidencia la ignorancia de mucha gente que cuestiona el por qué los uniformados velan por el orden público, quitan bloqueos y cuidan Casa Presidencial, sin tomar en cuenta que en un estado democrático la policía es la que protege al Gobierno.