Aunque parezca mentira, la pequeña Heimy Morera Ramírez no quiso que le organizaran una fiesta para celebrar su cumpleaños número nueve y mucho menos recibir regalos, ya que prefirió pedirles a sus papás que la llevaran a darle de comer a los perros de la calle.

Lorena Ramírez, su mamá, dice que el gesto de Heimy le llegó al alma por lo que se comprometió a cumplir la noble petición de su pequeña.

“Hace como tres semanas estábamos acostadas en mi cama y Heimy me dijo que ya casi llegaba su cumpleaños y que eso la tenía feliz. Luego me dijo que ya sabía qué era lo que quería para ese día. Le pregunté pensando que me iba a decir que quería invitar a sus amigas más cercanas a la casa o algo así, pero en lugar de eso me dijo que quería que nosotros (papás) la lleváramos a darle comida y amor a los perros que no tenían casa.

“Cuando le conté a Hubert, el papá de ella, me dijo que no le extrañaba un pedido así de Heimy, ya que ella siempre ha sido muy dulce y cercana a los perros”, contó la orgullosa mamá.

Los papás se metieron de lleno con la petición, compraron alimento, galletas y alistaron agua y tazas para salir a hacer un recorrido por las calles el pasado 20 de abril, día en que la pequeña cumplió años.

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Bella aventura

La familia, que vive en Boca Arenal de San Carlos, salió en su carro este martes al mediodía para buscar a peluditos hambrientos. Melanie, la hermana mayor de Heimy no puso ir porque tenía que hacer tareas del colegio, aunque ganas no le faltaron, ya que también es amante de los animales.

“Nos llevamos a Machi el perro de la casa, pero a los primeros tres (perros) que llegaron los espantó porque se puso a ladrarles, entonces tomamos la decisión de dejarlo en el carro para que los otros comieran tranquilos.

“Cada vez que vimos perros paramos y Heimy les ofreció galletas, después les puso alimento y agua en las tazas y ellos se lo comieron con muchas ganas. Cuando estaban llenitos ella se puso a jugar con ellos un rato, así que duramos como veinte minutos en cada parada; en algunos lugares llegaban dos o tres perros al mismo tiempo.

Lorena recuerda que a cada rato Heimy le preguntaba si podía llevarse algún perrito para la casa, pero ella le explicaba que de momento no era conveniente, pero si hubiera sido por la chiquita se los hubiera llevado todos.

“Todo fue muy emotivo, verla a ella feliz disfrutando en su cumpleaños jugando con perritos que necesitaban cariño y también ver a los animalitos tan agradecidos por la comida que les dimos.

“Uno de los perritos tenía tanta hambre que se comió tres tacitas de alimento, no paraba y nos dio miedo darle más porque le podía hacer daño comer tanto. Heimy lloró prácticamente con todos los perros y Hubert y yo lagrimeamos algunas veces porque nos partió el alma ver a perritos tan necesitados”, contó Lorena.

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Quiere volver

La familia recorrió las calles de Muelle de San Carlos, La Palmera y Aguas Zarcas y aunque por ratos el clima no les ayudó mucho, lograron darle de comer a unos 20 perritos que ese día se fueron a dormir con la pancita llena.

Heimy quedó feliz, pero con ganas de volver, por eso sus papás le prometieron que de vez en cuando la llevarían a repetir esta aventura tan llena de amor.

“Yo amo los perritos, ellos son muy lindos, por eso yo quise llevarles comida. Quiero que las personas vean las fotos y los videos que me tomaron para que aprendan a darle de comer a los animalitos y no a maltratarlos.

“Cuando sea grande quiero ser veterinaria para cuidar y curar a todos los perritos enfermos. Me siento orgullosa de mi misma porque sé que cuidar a los animales es algo bueno”, dijo la tierna niña.

Al único que no le gustó la noble acción fue a Machi, ya que se puso celoso y ese martes no dejó que la niña le hiciera cariño, pero por dicha el miércoles se le pasó el enojó y todo volvió a la normalidad.

Lorena dijo que jamás se imaginó que el gesto de su hija fuera a llamar tanto la atención, ya que ella subió lo que hicieron ese día a Facebook para tener recuerdos del cumpleaños, pero muchísimas personas les han escrito comentarios agradeciéndoles por sacar el rato para ir a alimentar los peluditos y sobre todo por enseñarle a la niña a respetar a los animales.