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(Video) Ticos entran en razón y le declaran la guerra a las pajillas plásticas

Cada vez entran más alternativas al mercado, como pajillas de bambú, aluminio y biodegradables

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Un video que hizo viral en agosto del 2015 marcó un antes y un después en el uso de las pajillas plásticas.

En el video se observa cómo una tortuga lora sufría y sangraba mientras un biólogo intentaba sacarle una pajilla que estaba atorada en su fosa nasal con ayuda de un alicate.

Ese video se grabó en Costa Rica, en un bote tico que navegaba por el Pacífico y fue difundido por la organización Leatherback Trust.

La bióloga del Cimar, Maike Heidemeyer, explicó que las tortugas tratan de seleccionar lo que tragan y lo que no les parece lo expulsan por la nariz, por eso se les quedan pegados objetos como estos.

Una bolsa plástica, por ejemplo, la tragan pensando que es una medusa y no logra pasar por su intestino, entonces el animalito muere porque no se alimenta más.

Este es solo un ejemplo de la matanza que provocan los 13 camiones de basura llenos de plástico que lanzamos a los océanos todos los días. ¡Solo en Costa Rica!

Es por esta razón que muchos emprendedores se han apuntado a aportar un granito en esta lucha y han creado opciones para sustituir las pajillas plásticas, a las cuales se les declaró la guerra.

La batalla es contra todo el plástico, pero en especial contra las pajillas porque son de un solo uso, esto quiere decir que usted las utiliza una vez y la bota, ahí es cuando la naturaleza empieza a sufrir.

Muchas ideas y muy buenas

"Me decidí a hacer algo para ayudarle al ambiente, a buscar alternativas amigables que le pusieran un fin a las pajillas de plástico que tanto contaminan, así fue como nacieron mis pajillas de bambú, como un grito desesperado de auxilio a favor de la naturaleza”, indicó Raquel Ávalos, dueña de pajillas Eco-Bambú

Por el momento Eco-Bambú es una empresa de una persona, pero Raquel está muy feliz porque en un año ha logrado vender unas diez mil pajillas de este material.

“No hablo tanto de lo que valen o lo que me cuesta hacerlas, lo importante aquí es el impacto positivo al medio ambiente, ya van, en mi caso, 10 mil pajillas de plástico menos en los mares”, agregó.

Así como Raquel encontramos a doña Laura Calderón, quien también se desesperó ante tanta contaminación y comenzó a buscar una solución.

"Yo no digo que tengo una empresa sino un proyecto de vida, de vida verde y amiga del ambiente. Vendo pajillas de acero inoxidable. Mi objetivo es que la gente compre una pajilla que le dure toda la vida, o sea, comprándola nunca más hará basura plástica”, comentó.

Por su parte, Tito Araya, gerente de mercadeo de Eco-Sunrise, nos explica que su empresa nació con la filosofía de librar al planeta de las dañinas pajillas plásticas.

“Vendemos pajillas cien por ciento biodegradables, que son cien por ciento compostables (se degrada con al contacto con residuos orgánicos) y que son de plástico a base de plantas, o sea, son pajillas superamigas del ambiente, superamigas de los animales, llegó el momento en que dijimos basta de tanta contaminación ambiental”, comentó Araya.

Estos son solo tres ejemplos del frente de batalla que se armó contra las pajillas, el cual vio sus inicios gracias a las campañas de movimientos ecologistas.

Buenos resultados

William Mena, coordinador de proyectos en Preserve Planet, reconoció que la gente ha tomado conciencia sobre los peligros del consumo de plásticos de un solo uso.

"Estamos bastante contentos con los resultados de la campaña que iniciamos en el 2012 llamada No seas plástico. La pajilla es un plástico que se deriva del proceso de otros plásticos más fuertes y es de los más dañinos a nivel de ecosistema, las especies marinas sufren mucho.

"Lo más peligroso es que este material se convierte a través de los años en microplástico, no se puede ver, pero abarca todo los océanos y todas las especies lo consumen. Finalmente nosotros también lo consumimos ", indicó Mena.

El próximo año, Preserve Planet iniciará con una campaña más activa, donde voluntarios irán a la salida de los supermercados y allí colocarán carretillos para que los clientes depositen todos los plásticos que compraron y que realmente no utilizarán más, como el envoltorio de las verduras y las bolsas donde llevan las compras. Finalmente le devolverán toda esa basura al súper al finalizar cada día.

Mariana Blanco, gerente de incidencia política de MarViva, explicó que ellos por medio de la campaña Chao plástico desechable han trabajado con comercios que se comprometen a reducir las compras de productos plásticos de un solo uso, como pajillas, removedores, botellas y cambiarlas por otras alternativas.

“Los comerciantes nos han dicho que los clientes los piden menos y ellos los compran menos, el primer compromiso es no entregar pajillas. Nuestro proyecto piloto es con los comercios del Paseo Gastronómico La Luz, en barrio Escalante, y locales de Nicoya, como una pulpería que no da bolsas y todas las bebidas son en botella de vidrio”, explicó Blanco.

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