Irina de la O Castro es una joven de 22 años con síndrome de Down y con una condición que le impidió crecer, por eso su apariencia física es de una niña de cinco años.

Esta pequeña luchadora tiene más de tres años de esperar una operación de ligadura de várices que se le habían hecho en el esófago. Cada vez que se le reventaban le provocaban dolores insoportables y hemorragias que no podían controlar en el hospital San Vicente Paúl, en Heredia, donde le corresponde ser atendida por ser ella de Sarapiquí.

La complicación en la atención médica tenía que ver también con su condición física pues pese a su edad, su cuerpo y sus órganos son del tamaño de una niña. Los equipos médicos existentes en el hospital no eran aptos para ella.

Su hermano Malcom Castro, estudiante de Derecho, cansado de la lucha que ha tenido que dar por su hermana, interpuso un recurso de amparo para que la Caja Costarricense de Seguro Social comprara las torres laparascópicas necesarias para atenderla. Finalmente, su deseo se hizo realidad y este 27 de setiembre Irina pudo ser operada en el centro médico herediano.

“Ingresó hace 22 días al hospital muy mal por los sangrados del estómago y como en muchas otras ocasiones le dijeron que no podían hacer nada más que tratar de estabilizarla. Tuvimos que pelear un montón para que la operaran y por dicha ya lo hicieron”, explicó Malcom.

El hermano agregó que la CCSS mandó a comprar el equipo pediátrico que fue donado al hospital herediano donde se podrá atender a otras personas con características de peso y tamaño similares a las de Irina.

“Este lunes le dieron la salida del centro médico herediano sin riesgo de que se le vuelvan a reventar las várices del esófago y con la presión y el azúcar regulados”, agregó Castro.

Operación exitosa

Los médicos del San Vicente de Paúl tuvieron que apoyarse en especialistas del Hospital de Niños para operar a Irina.

El equipo de gastroenterología del hospital San Vicente de Paúl logró ligar las cinco várices de esofágo mediante una laparoscopía, procedimiento que duró unos 40 minutos, indicó la CCSS.

"La paciente había llegado recurrentemente al hospital con sangrados que ponían en riesgo su vida y que eran ocasionadas por unas úlceras sangrantes que la aquejaban. Ella es portadora de una enfermedad crónica del hígado. El doctor Sócrates Mora, gastroenterólogo de ese hospital herediano,

La operación era complicada al tratarse de una mujer de 22 años que pesa 20 kilos y mide 1,10 metros de estatura.

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“Hoy mis lágrimas son de alegría, porque le pudieron hacer la operación”, dijo su madre, doña Fanier Castro García minutos después de la operación.

Sin embargo, la lucha de esta menor continúa pues aún está a la espera de un trasplante de hígado, pues padece una cirrosis que ha comprometido bastante sus riñones y glándulas suprarrenales.

“La endocrinóloga Laura Latte dice que el trasplante es la única forma de salvarle la vida, pero aún no dicen para cuándo podría estar”, indicó doña Fanier.

No decía nada, no quería hablar con nadie ni hacer nada, ni comía, por el dolor en el esófago estuvo así como una semana.

Hace un mes, Irina tenía tanto dolor que hasta estuvo sin comer y sin hablar, pero una vez operada, ya está más estable aunque con una dieta blanda.

Doña Fanier está dedicada de lleno a su hija, a la cual desde hace un diez meses la desahuciaron pero sigue luchando por garantizarle una mejor calidad de vida y brindarle la atención médica que merece, aunque la lucha es grande, pues solo cuentan con los ¢78.000 de la pensión de Irina.