El hombre de apellidos Sánchez Ureña acusado de matar a Allison Bonilla habría lavado y limpiado su carro para tratar de ocultar manchas de sangre, pero esto no le sirvió de nada.
El OIJ descubrió los rastros gracias a una prueba de luminol (químico que reacciona a la presencia de sangre aunque haya sido limpiada).
Así lo dio a conocer una investigadora de apellido González durante su declaración en el juicio que se lleva contra “Sukia”, como es conocido Sánchez, en los Tribunales de Cartago.
González recordó que el carro de Sánchez, un BMW vino, fue decomisado a finales de marzo del 2020, cuando al hombre lo tenían ya como el sospechoso principal de la desaparición de Allison, ocurrida el 4 de marzo de ese año.
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Según dijo la investigadora, el carro estaba completamente limpio y lo que más llamó su atención fue que encontró un exceso de Nais (líquido abrillantador) en las alfombras y en los asientos del conductor y el acompañante. Destacó la investigadora que la cajuela estaba impecable.
Los agentes revisaron el interior del carro con ayuda de un perro entrenado y este señaló varios puntos en los que detectó la presencia de sangre.
Por medio de una prueba luminol confirmaron que el animal había acertado pues hallaron rastros de sangre en ambos asientos y en la cajuela.
El juicio con alias Sukia continuará el martes a las 8:30 de la mañana y se espera que declaren otros tres agentes del OIJ.