Sucesos

Buscador del TC-48: “En Talamanca podríamos haber estado a diez metros del avión argentino y no verlo”

En más de 25 incursiones no han encontrado ni un tornillo

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José Campos, es uno de los ticos que más ha buscado el avión argentino TC-48, desaparecido desde 3 de noviembre de 1965, la mayoría de las veces ha caminado por las montañas de Talamanca donde se presume que podría haberse estrellado.

Campos asegura que no tiene pruebas de que el avión cayó en tierra, así como tampoco las tienen de que cayó en el mar; sin embargo, toman en cuenta la ruta que traía el avión y el relato de 19 testigos que han dicho que observaron ese día la aeronave pasar, así como también la comunicación por radio que hicieron con el piloto Álvaro Protti, a quién le indican que perdieron uno de los motores, esa conversación fue escuchada por operador de comunicaciones del aeropuerto.

“He participado en unas 25 incursiones y no hemos encontrado ni un tornillo del avión, es cómo buscar una aguja en un pajar, pero así como nosotros lo buscamos en tierra hay una persona que lo ha buscado en el mar y tampoco ha logrado nada”, dijo Campos.

Este experto montañista, vecino de San Antonio de Belén, nos contó que cuando él conoció a Cecilia Viberti, hija del capitán desaparecido, Esteban Viberti, no le pudo decir que no la ayudaría y se comprometió con ella a hacer hasta lo imposible.

“Ella tenía nueve años cuando se estrelló el avión y yo solo pensaba en que yo también tengo una hija, y lo que ella hubiera podido sentir si yo me hubiera desaparecido y no me encontraran como en este caso, fue y es muy difícil para doña Cecilia, ella atesora esa esperanza de encontrar el TC-48, al igual que Wilfredo Rojas, el otro buscador y yo”, relató Campos.

Campos ha caminado por Talamanca, Los Chiles, Pocosol, la frontera con Nicaragua y Bocas del Toro en Panamá, descartando todas las pistas que le llegan.

“En este caso todo son presunciones o probabilidades, en Talamanca podríamos haber estado a 10 metros del avión argentino y no verlo, en esas montañas se podría esconder sin ser visto el mismo Titacnic.

"Hemos revisado mucho junto a nuestro guía, quien es nativo de la zona German Loaiza, él también tiene mucho interés, hemos ido a cataratas, un par de lagunas negras que existen, incluso, hay una pared que mide ocho kilómetros de largo por dos kilómetros de alto, que si el avión hubiera chocado queda pulverizado”, dijo Campos.

Este rescatista e instructor asegura que incluso en una de las búsquedas encontraron un sitio arqueológico no reportado, en el 2011, que tenía unas piezas bellísimas, entre ellas, unas mesas de piedra, por lo que dieron parte al Museo Nacional.

“Muchas veces nos ha pasado que nos dicen que nos van a llevar hasta el avión y cuando llegamos al sitio no hay nada. Nos han pedido cosas a cambio, una vez hasta un bono de vivienda, pero nada.

"Una vez nos pasó que fuimos a Talamanca por una avioneta del Consejo Nacional de Producción (CNP) y una indígena nos preguntó cuál avión buscábamos si el pequeño o el grande y le explicamos, nos llevó hasta el que buscábamos en ese momento, pero después desapareció y no pudimos preguntarle más, se queda uno con esa duda”, dijo José.

Todo por encontrar a su papá

Doña Cecilia cada cierto tiempo consigue recursos para que los buscadores ticos se puedan meter en la montaña por varios días.

“Encontrar ese avión es su lucha y uno se contagia y siente una ansiedad cada vez que hay una nueva búsqueda, yo la noche antes de irme no puedo ni dormir, esta misión me ha enganchado”, dijo el experto en búsqueda y rescate.

Campos recuerda algunas cosas que le han pasado, por ejemplo, una vez que iban por 14 días y llovió tantísimo que tuvieron que quedarse 21 días hasta que un helicóptero se pudo acerca a buscarlos.

Los indígenas, según comentó, son muy ermitaños, no vuelven a ver mucho, menos saludan. Incluso, cuando los ven se internan en la montaña y vuelven a salir hasta que saben que ya los extraños se fueron.

“Hemos sentido mucho el agradecimiento de Cecilia y otros familiares, una vez una señora nos envió unas tortas energéticas, cada una pesaba siete kilos, venían llenas de semillas y nosotros todos contentos porque con un cuarto de esas tortas caminamos por varias horas y no teníamos que cocinar”, contó.

El montañista asegura que lo que los hace buscar con más ganas es la esperanza que mucha gente tiene de encontrar el avión y darle sepultura a los los cadetes, además de darle fin a tantas incertidumbres.

Campos asegura que aunque han pasado ya muchos años, él espera caminar muchas veces más.

“Vamos a seguir buscando, el documental ‘La última búsqueda’ representa muchas cosas, sobre todo perseverancia de una hija por no dejar de buscar a su papá y obtener respuestas”, dijo José, quién también sale en el documental.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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