Sucesos

Consultar un número telefónico permitió desarticular red tica de extracción ilícita de órganos

Donadores recibieron 10 millones de colones por sus riñones, y eran personas muy humildes

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Consultar un número de teléfono permitió que el Organismo de Investigación (OIJ) lograra acabar con una red de extracción ilícita de órganos en el país, en un caso único en América.

Un nefrólogo del Hospital Calderón Guardia, de apellido Mora Palma, y un extranjero fueron sentenciados a 12 y 8 años de prisión, respectivamente.

El doctor Mora fue detenido en el Hospital Calderón Guardia. (OIJ)

Diego Castillo Gómez es el investigador, quien relató todo lo que tuvieron que hacer para dar este golpe a la delincuencia en un caso de extracción ilícita de órganos sin precedentes.

“Nos dimos cuenta porque nos ingresó información de una colaboración que pide la policía de Ucrania por medio de la Interpol. Nos pidieron verificar un número de teléfono”, recordó Castillo, quien conversó en el pódcast del OIJ Expediente Cero 43.

El juicio terminó con la condena del doctor y el dueño de una pizzería. (Ángela Ávalos Rodríguez)

La Policía de Ucrania detuvo a dos hombres de nacionalidad ucraniana implicados en un caso de tráfico de órganos de ese país. Al parecer, los dos ciudadanos de Ucrania fueron operados en Sri Lanka y los detenidos tenían chips que pertenecían a teléfonos de Costa Rica.

Lo que lograron indagar fue que los sospechosos llegaron a nuestro país en el 2012, se hospedaron en un hotel de San José y tuvieron contacto con un médico del Hospital Calderón Guardia. En los teléfonos había llamadas internacionales a Israel.

El caso provocó una gran conmoción en el país. Foto: Alonso Tenorio (Alonso Tenorio)

Para ese momento, el investigador asegura que tenían dudas de por qué existía un contacto entre esas personas y el médico de la CCSS, por lo que se mantenían atentos.

Después de eso los agentes recibieron información de una pareja de esposos costarricenses, que fueron detenidos en el aeropuerto de Israel por la Policía de ese país en marzo del 2013.

Viaje sin plata y sin maletas

“Cuando son abordados por la Policía, ellos le dicen que viajaron porque una familia los está esperando, ya que uno de ellos les va a donar un órgano”, comentó.

La luz se encendió para la Policía porque, ¿cómo era posible que les iban a donar un órgano y no llevaban dinero, ni maletas, ni iban como turistas?

Al embajador de Costa Rica en Israel, lo llamaron para que hablara con los dos costarricenses. Ellos son un matrimonio vecino de Turrialba, que cuenta que un doctor tico les pagó los tiquetes de avión para que fueran a donar un riñón, por lo que los agentes siguieron con la investigación.

“Ese momento coincidió con que el periódico El Universal de México publicó una información acerca de que un médico en una convención decía que Costa Rica era un país de tráfico de órganos, por lo que a los agentes se les prendieron aún más las alertas”, explicó.

El doctor que dio esa declaración en la convención llegó a Costa Rica y los agentes lo entrevistaron. Aparentemente, el médico (Palma) mandó a dos personas para ofrecerle un trabajo en el que debía realizar trasplantes y le iban a pagar $18.500 por cada uno.

“Él se negó y cuenta que lo quiso exponer, pero aquí no le dieron pelota, entonces lo quemó en otro país”, afirmó Castillo.

Los agentes se percataron que lo que había era una red de extracción ilícita de órganos.

Los del OIJ interrogaron a los esposos turrialbeños detenidos en el aeropuerto de Israel y se percataron que eran personas humildes, que viven en casas precarias y necesitaban dinero por una u otra razón

“Esa pareja necesitaba dinero porque tenían una hija, el trabajo no les daba para cubrir lo mínimo”, dijo.

Los esposos cuentan que a ellos los contactó una prima del hombre, que sabía que necesitaban un trabajo mejor. Ella le dijo que necesitaban un riñón para un familiar y les ofreció 10 millones de colones".

Además, les pagarían el viaje, los gastos e iban a poder conocer otro país; hasta les hicieron los exámenes, que valían 600 mil colones, para ver si eran compatibles. El matrimonio se fue sin equipaje porque al día siguiente de que les hacían el trasplante venían de vuelta.

“El señor iba a donar, pero tenía una situación especial por la que no podía hacerlo. Entonces, le hicieron los examenes a la señora y ella sí era compatible con una persona que necesitaba el rinón en Israel. Al final no dieron el órgano por la detención”, recordó el investigador.

En ese momento en que los investigadores buscaban pistas se dieron cuenta que había una investigación por el delito de peculado de agosto del 2012.

Durante una emergencia en el Hospital Calderón Guardia, los médicos necesitaban unos instrumentos para intervenir a un hombre que había recibido un balazo, y fue cuando se dieron cuenta de que dichos instrumentos habían salido de ese centro médico a uno privado.

“Se dieron cuenta de que eran para un trasplante de un costarricense a un israelita; en ese momento nos percatamos de que los donantes todos eran ticos y los beneficiaros extranjeros. Ya sabíamos quiénes eran todos los médicos involucrados y presentamos todo el caso a la Fiscalía”, dijo Diego.

Los investigadores buscaron a las otras víctimas a quienes les habían ofrecido dinero a cambio de sus riñones, que eran para israelitas o griegos.

“Ellos nos dijeron con muchos nervios que ya la prensa había publicado algo, sabían que la Policía los iba a buscar. Nosotros buscamos 12 víctimas”, dijo.

Los donadores recibían 10 millones de colones. (Albert Marin)

Diego recuerda que todos eran pobres, muchos tenían miedo porque creían que habían cometido un delito.

Una mujer policía, quien era prima del hombre turrialbeño detenido en el aeropuerto de Israel, reclutó a seis personas que vivían en Tirrases de Curridabat.

Dicha mujer también dio su riñón y le pagaban $1.000 por cada persona que conseguía.

“En el engaño, ella les decía que un familiar iba a morir por un riñón, que si querían salvarle la vida les podían pagar todo y les ofrecían 10 millones de colones por el órgano”, declaró.

Millonada

De las 14 víctimas, 10 recibieron el pago de 10 millones de colones, mientras dos, que fueron reclutadas por otra persona que no era la policía, recibieron 3 millones de colones. Estos fueron de los primeros.

“Todo el negocio para los médicos eran 150 mil dólares, sacaban el dinero para las donantes, el paciente tenía que pagar 15 días en la clínica privada y correr con esos gastos que eran como 25 mil dólares, el resto era ganancia”, dijo.

Hospital General de Massachusetts
Las cirugías se realizaron en 10 casos en Costa Rica. Foto ilustrativas (Michelle Rose)

A los ticos les sacaban el órgano en las clínicas privadas y al día siguiente les decían que se fueran, para no pagar más en gastos hospitalarios porque ese dinero salía de la bolsa del médico.

“A los donadores les pagaban en efectivo y los hacían firmar un papel en el que ellos decían que por el riñón no habían recibido ni un colón, además de que lo que hacían de manera altruista (desinteresada solo por ayudar)”, relató el agente.

La mujer policía era quien se encargaba de buscar a los donantes, siempre personas sin trabajo o que ganaban mal.

Ella los llevaba al consultorio del nefrólogo; una vez en la oficina les decía que no se tenían que preocupar por nada, que les iban a dar todo lo que necesitaban, que les podían hacer los exámenes en la CCSS, o si era necesario en laboratorios privados.

Había dos equipos de médicos, uno quitaba el riñón y el otro lo trasplantaba.

El agente del OIJ Diego Castillo estuvo en la investigación.
El agente del OIJ Diego Castillo estuvo en la investigación. (oij/cortesia)

Los pacientes llegaban a las clínicas y ya los estaban esperando, nunca veían a los médicos, porque los anestesiaban y, de una vez, los operaban. Al día siguiente les decían a los donadores que se podían ir y que tomaran mucha agua.

El médico Mora les recomendaba que cualquier cosa lo buscaran en el hospital Calderón Guardia, pero según Diego, luego no les contestaba y se les escondía.

Algunos de los donantes quedaban con problemas de salud; incluso, en uno de los casos, a una paciente le quedó una gasa adentro y debieron volver a operarla.

“Hacían ver a los donantes que quitar un riñón no era nada, pero ellos sufrieron la explotación de una parte de su cuerpo, les vendieron una idea falsa, porque sí necesitaban el riñón. Les decían que no era necesario tener dos, pero al final ese dinero se terminaba gastando y ellos sin riñón”, comentó.

El agente asegura que para ellos fue indignante darse cuenta que al donador le hacía una herida que no era estética, solo le daban importancia al receptor.

El agente del OIJ Diego Castillo estuvo en la investigación.
Dos ticos fueron detenidos cuando llegaron al aeropuerto de Israel sin equipaje ni plata. (Cortes/cortesia)

Otra de las cosas que el investigador relató es que a los donantes les advertían que no denunciaran, porque ellos se iban a ver envueltos en un grave delito al decir que habían vendido un riñón.

Los agentes también descubrieron que había un segundo reclutador que tenía una pizzería frente al Hospital Calderón Guardia. Él era griego y decía que su hermano necesitaba un riñón. Su principal función era buscar a los receptores.

Debido a la complejidad del caso, los agentes encargados tuvieron que recurrir a los médicos forenses para que les explicaran todo sobre trasplantes.

Con toda la información y las pruebas que tenían, solicitaron al Ministerio Público la orden de allanamiento.

El 18 de junio del 2013 realizaron 13 operativos; en ese momento, hubo una gran conmoción por la detención del médico Mora Palma, jefe de Nefrología en el Hospital Calderón Guardia. También fue detenida la mujer policía, cuatro médicos que eran urólogos, cirujanos, y vascular periférico.

También el contador del doctor Mora, además allanaron un laboratorio, las clínicas privadas, donde tenían hasta los expedientes médicos listos. Sin embargo, les faltaban páginas que fueron arrancadas.

“En ese momento, ya sabíamos que estábamos ante una gran red”, recordó Diego.

La Policía de Israel vino a Costa Rica, porque ellos allá interrogaron a las personas que habían recibido los riñones. Todas eran de mucho dinero, pero no se podía hacer nada contra ellos porque estaban en su país.

Desde el 4 de diciembre del 2017, el médico y el griego de apellido Katsigiannis descuentan la pena, tras ser sentenciados por el delito de trata de personas con fines de extracción ilícita de órganos.

La mujer policía se convirtió en testigo durante el juicio y, aunque era imputada, salió bien librada, según el agente, pues también había donado uno de sus riñones.

Aunque la Fiscalía pedía que se estableciera la comisión de 14 delitos de trata de personas (se realizaron 12 trasplantes y dos no fueron posibles por la detención en el aeropuerto) se les condenó solo por uno.

Los otros médicos no fueron condenados, porque según Diego, aseguraron que ellos habían sido engañados y que solo los citaban para dar el servicio médico como cualquier cirugía, y que sí era cierto que les daban un pago alto, pero que aunque ellos eran médicos de la CCSS nunca lo hicieron en horas laborales. Los jueces los absolvieron por duda.

Diego relató que durante la investigación se dieron cuenta de que un hombre había fallecido en un hotel en Costa Rica esperando la operación. Y también descubrieron un video del médico sentenciado, en el que decía que Costa Rica era un destino turístico para trasplantes.

“Los israelitas y griegos pagaban porque buscaban que la operación fuera rápida, y ese señor murió porque necesitaba diálisis, y no aguantó”, aseguró el agente.

El investigador afirmó que para ellos resolver este caso fue gratificante, porque les permitió acabar con la explotación y trata que se estaba dando, en un caso que hasta la fecha es único.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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