Sucesos

El novelón: Milagro en la familia del exfutbolista Armando Alonso

El cuñado del exjugador de Liga Deportiva Alajuelense sufrió un accidente en motocicleta y luego de estar 22 días en coma despertó para convertirse en todo un atleta

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Armando “el Caya” Alonso, exjugador de Liga Deportiva Alajuelense, fue testigo de primera línea de que los milagros sí existen.

Hace cuatro años, el cuñado del jugador, Carlos Quesada Fonseca, salió en moto de su casa, en San Antonio de Belén, rumbo a San Pedro de Montes de Oca, en el viaje más rudo de su vida.

Carlos, de 32 años, es de las pocas personas que puede decir que sobrevivió a lo que era una muerte segura. Lo que no pueden hacer 195 motociclistas que murieron en carretera en 2017.

La noche del 8 de mayo de 2013, Caliche, como le dicen sus amigos, fue a reunirse a San Pedro con un grupo de amantes de las motos pisteras.

Su amigo Jonathan Porras, iba a su lado en su propia moto y cuando pasaron el puente de la platina sucedió lo peor.

"Yo no me acuerdo de nada porque quedé inconsciente muchos días. Lo que sé es porque mi amigo y mi mamá (Arleni Fonseca) me lo han contado", aseguró Carlos.

"Jonathan me cuenta que yo esa anoche lo llamé y él me dijo que no podía ir (a la reunión), pero que yo que le insistí tanto que al final fue conmigo. Cuando íbamos por la platina rayamos un carro, él se tiró a la izquierda y yo me tiré a rayar por la derecha, pero el conductor no me vio y me golpeó. Jonathan me cuenta que yo di como cinco vueltas con la moto y al final quedé como muerto en la cuneta (en el sentido Alajuela-San José)", narró Caliche.

A su amigo no le pasó nada mientras que Caliche quedó inmóvil debajo de su pesada motocicleta marca Suzuki.

Jonathan al ver que su amigo no reaccionaba, llamó la ambulancia que finalmente lo trasladó de emergencia al Hospital México.

Producto del impacto con el paviemento Carlos sufrió un trauma cerebral, por lo que los doctores tuvieron que hacerle un hueco en la cabeza (en la parte posterior) para drenarle la sangre y tratar de salvarle la vida. Además, sufrió fuertes golpes en su brazo y pierna izquierda.

Caliche fue internado en la unidad de Cuidados Intensivos y desde su ingreso al hospital los médicos le advirtieron a su familia que se prepararan para lo peor, pues en cualquier momento fallecería.

Según recuerda su madre, esa noche ella estaba en una reunión y con el celular descargado. Para ese entonces, ella tomaba mucho alcohol y fue su yerno, el exjugador Armando Alonso, quien le dio la impactante noticia.

"Recuerdo que yo estaba tomándome unos tragos, como siempre, ahí con el contador, cuando le sonó el teléfono y era Armando que me andaba buscando para decirme que Carlitos había tenido un accidente. Uno siempre piensa que a todos les pasa las cosas menos a uno y cuando nosotros llegamos al hospital el doctor me dijo que pasara y que mi hijo estaba muy mal, que estaba agonizando", mencionó.

Los horas pasaban y unas máquinas eran las que mantenían con vida a Caliche, pese a la poca esperanza de los doctores.

Según cuenta doña Arleni, a Carlos siempre le gustó el peligro, pues en el 2006 también sufrió un accidente similar que en el que quedó inconsciente por tres días, pero jamás imaginaron que este segundo golpe sería peor.

En ese primer accidente, Quesada venía de entrenar, pues jugaba fútbol con el equipo de El Roble (en segunda división) cuando chocó con un ciclista, en El Roble de Alajuela. Pese al susto que les pegó a todos, a los días despertó y su vida siguió con normalidad.

Dos días después del fatal accidente en la platina, un amigo allegado a la familia de Carlos inició una cadena de oración en la casa de su madre, que se prolongó por días, hasta el día de hoy.

Según dice doña Arleni, ella era cero creyente en Dios y en el poder de la oración, pero aún así lo permitió por insistencia de su familia.

"Yo pasé los 22 días ahí afuera del Hospital México, con sol, con frío, pero de ahí no me movía porque tenía miedo que se muriera en cualquier momento. A mi sólo me dejaban pasar una hora para estar con él. Yo entraba y el doctor no perdía la oportunidad para decirme que me preparara porque mi hijo en cualquier momento se nos iba. Él estaba todo hinchado, pegado a las máquinas y más de una vez entraba a su cuarto y lo estaban reviviendo", recordó con dolor.

Las oraciones en su casa continuaban y cada vez eran más los allegados que se unían para pedir por la pronta recuperación de Carlos, pese a que ella decía no estar de acuerdo.

Una noche el médico le dijo a doña Arleni que alistara todo lo del funeral y el cementerio porque sólo le daban cuatro horas más de vida a su único hijo varón.

Aquellas duras palabras del doctor la hicieron ir a llorar desconsoladamente al cuarto de su hijo y tener por primera vez una conversación con Dios.

"Esa madrugada lloré y lloré. Y empecé a orar y le dije a Dios que le entregaba a mi hijo, pero que si se lo llevaba yo no sabía que iba a pasar con mi vida porque él es todo para mí. Yo antes decía que no creía en Dios porque nunca lo había visto, ni creía en lo bueno y en lo malo, pero esa madrugada tuve un encuentro sobrenatural y le entregué mi vida a Dios", relató.

Horas después que les anunciaran que Carlos estaba a punto de fallecer, el exfutbolista Armando Alonso decidió ir al hospital para saber más noticias de su cuñado.

Según lo describe el exjugador, ese día fue una gran bendición en su vida porque pudo comprobar por sus propios ojos un gran milagro.

"Casi nadie podía entrar, solo Arleni y la entonces esposa de Carlos, Sofía, tenían permiso y les daban sólo una hora al día para estar con él. Ese día me dieron la posibilidad de entrar y la enfermera me dijo que le hablara, que le hablara. En esa misma sala ya se habían muerto los cinco compañeros de él y uno estaba con ese miedo.

"Apenas estábamos conociendo de la palabra de Dios y uno dudaba de su poder. Yo le empecé a decir: 'Cali, ¿todo bien? Aquí estoy, soy Armando' y se vuelve y me dice: '¡Queeé niiiindo, todo bien!'. Mi esposa solo así me dice , entonces, yo me asusté y la enfermera se vino corriendo y me dijo 'háblele, sígale hablando' y él me decía que le dolía mucho el hombro y que tenía hambre", recordó.

Armando cuenta que cuando le dio la noticia a su suegra, que el hermano de su esposa Sherry Rodríguez, había despertado, ella estaba incrédula hasta que la dejaron verlo.

Tanto para él, como para la familia de su esposa, ésta prueba fue la que hizo que cambiara el rumbo de sus vidas y hoy por hoy son fieles creyentes. Desde ese entonces, su suegra, su hija mayor Amanda y su esposa Sherry cantan música cristiana y ahora el "Caya" se dedica a dar su testimonio de vida en las iglesias cristianas.

"Ver como Dios levantó a Carlitos marcó mucho nuestras vidas y vimos realmente un milagro en él, uno de los tantos milagros que hemos experimentado como familia. Desde ese entonces, cambiamos la fiesta y el alcohol por la familia y por darle el primer lugar a Dios", dijo el exvolante manudo.

Al salir del hospital, Carlos regresó a su casa siendo prácticamente un bebé porque del golpe en su cabeza olvidó como caminar, ir al baño solo y hasta comer.

Su madre tuvo que adecuar su cuarto para poder atenderlo adecuadamente en su casa y contrató a varios fisioterapeutas para su recuperación. Además, lo llevaba constantemente a terapias en el Centro Nacional de Rehabilitación (CENARE).

"Mi vida corría bien, tenía mi carro, mi moto, mi negocio (venta de ropa), nunca pensé que me fuera a pasar eso. Del golpe muchas cosas se me olvidaron, salí como siendo un bebé de nuevo, con pañales y todo, fueron como tres meses los que estuve así, aprendiendo a volver a hacer las cosas yo solo", mencionó Caliche.

Un año después de su fatal accidente, los médicos le dieron de alta y es cuando Carlos empieza a vivir su nueva vida.

Aunque antes del accidente su pasión era el fútbol, hasta llegó a jugar en Primera División con Belén y con el Puntarenas F.C. (cuando el equipo estaba a cargo de Mauricio Wright) ahora su amor está en el asfalto.

Desde junio del 2016 Carlos practica atletismo y en setiembre anterior corrió su segunda maratón, en Berlín en Alemania.

"Cada día de mi vida le doy gracias a Dios por estar vivo, los doctores decían que la muerte era segura, pero al final no fue así", dijo.

Ahora él y su cuñado Armando Alonso se dedican a manejar el negocio de su padre, que es la distribución de la marca de ropa Black Out.

Silvia Núñez

Silvia Núñez

Periodista de Espectáculos y Sucesos. Bachiller en periodismo de la Universidad Central desde el 2004. Labora en el Grupo Nación desde el 2013.

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