Sucesos

Enfermera del Hospital de Niños mandó a matar al ex y a la nueva novia y terminó condenada a 55 años

Pagó ¢1,5 millones a dos sicarios para que hicieran el trabajo sucio

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En los Tribunales de Pavas se conocieron los detalles de una historia que parece sacada de los capítulos más intensos de Investigation Discovery, pero ocurrió en Costa Rica.

Fueron saliendo a la luz cuando enjuiciaron a la enfermera Marta Eugenia Solís González, acusada de haber contratado a dos sicarios para que mataran al exnovio, de apellido Pérez, y a la mujer con la cual ese hombre había comenzado una relación nueva.

Solís trabajaba en el Hospital Nacional de Niños y tuvo una relación de ocho años con Pérez, pero fue incapaz de aceptar el hecho de que el amor entre ellos se había acabado.

En el debate se dieron a conocer los escalofriantes detalles del “trabajo” contratado por la enfermera y de cómo terminó todo.

La historia se inicia en el 2016, cuando Pérez decidió terminar la relación con Marta, con quien tuvo dos hijos. Durante unos meses las cosas estuvieron tranquilas porque Pérez se mantuvo solo, pero a finales de aquel año empezó una relación sentimental con una compañera de trabajo de apellido Aguilar y entonces comenzó la pesadilla.

Cuando la enfermera se dio cuenta de que su ex tenía un nuevo amor se puso como loca y empezó a mandarle por WhatsApp mensajes amenazantes: “La guerra estaba empezando y se lo había advertido”; “no se lo voy a dejar”, “no serás mío, pero de ella jamás”, decían algunos.

El resentimiento y el odio fueron creciendo como si estuvieran dentro de una olla a presión.

A finales de diciembre, siempre en el 2016, Marta fue incapaz de manejar la situación y, según se supo en el juicio, contactó a dos sicarios para que mataran a la pareja o los “tortolitos”, como ella les decía en son de burla.

La investigación no logró determinar cómo llegó hasta ellos ni el momento exacto, pero sí que se llamaban Richard González Mena y Kevin Castro Marenco, a quienes ofreció ¢1,5 millones para los dos y ellos aceptaron. Pactaron que la enfermera les daría ¢400 mil por adelantado y el resto de la plata después de las muertes.

Pasaron los días y Marta esperaba que los sicarios cumplieran el encargo mientras ella, por su lado, seguía con el acoso contra el ex y la nueva novia. Hubo días en los cuales Solís llamaba al hombre hasta cien veces solo para molestarlo y le mandaba mensajes diciéndole que dejara a Aguilar: “si no la dejás en este mes me van a conocer en enero”, le escribió una vez.

Pero nada de eso calmaba su sed de venganza, así que también escribía cosas en Facebook hablando pestes de Aguilar. Un día les puso un mensaje a los familiares de la mujeres en el que decía “(nombre de la víctima) es una roba maridos”.

No aceptaba que todo se había terminado.

Publicación fatal

El 7 de enero del 2017 Pérez salió a celebrar su cumpleaños con su novia nueva. Habían salido de trabajar a las 10 de la noche y se fueron para el Pollo Cervecero, en Pavas, y a las 11:30 p. m. empezaron a llegarles mensajes de la enfermera: “¿Dónde están los tortolitos?, ¿Qué están haciendo y en dónde están?”, “No creo que me digan dónde están”, les escribía.

La enfermera se puso a torearlos y los retó a que le dijeran dónde estaban para “mandarles todos los novios de Aguilar”.

La mujer de apellido Aguilar cayó en la trampa y posteó en su perfil de Facebook el lugar en el que estaban festejando y además escribió “mándelos”, haciendo referencia a los supuestos novios que la enfermera afirmaba que ella tenía.

Cuando Marta, la enfermera, supo que estaban en el Pollo Cervecero se comunicó de inmediato con los sicarios y les dijo que se fueran a hacer el “trabajo”. Los gatilleros obedecieron y llegaron en un carro y esperaron hasta que los novios salieron. Era la 1 de la madrugada.

Pérez y Aguilar se subieron cada uno a su carro y se fueron para el apartamento de ella, en Pavas, cerca de la ferretería Rohrmoser.

Cuando se detuvieron para meter los carros a la cochera del apartamento, los sicarios se bajaron y dispararon. El primero en ser atacado fue Pérez, a quien pegaron tres veces: en la cabeza, en un hombro y en la espalda.

Luego le dispararon varias veces a la mujer, pero le hicieron apenas dos heridas superficiales en un brazo y en un costado del cuerpo, a ella se le prendió el bombillo y se hizo la muerta.

Creyendo que habían cumplido el encargo, los dos hombres huyeron. Los heridos fueron llevados por los cuerpos de socorro al Hospital San Juan de Dios, donde estuvieron internados varios días y salieron sin arrastrar consecuencias graves.

Testigo soltó la sopa

Un tiempo después del ataque fallido, una mujer se acercó por voluntad propia a los agentes del OIJ que llevaban la investigación y les dijo que ella tenía información sobre las tentativas de homicidio.

La informante era compañera sentimental de uno de los sicarios y les contó a los oficiales cómo había estado todo desde el inicio, es decir, desde el momento en que la enfermera contactó a su novio para pedirle que matara a la pareja. Con ese relato lograron amarrar todo el caso y detener a la enfermera y a los sicarios.

Los jueces que dirigieron el debate –que acabó en julio– le metieron a la enfermera 30 años de cárcel por la tentativa de homicidio contra el ex y 25 años por la tentativa de homicidio contra la novia de él, para un total de 55 años. A Castro Marenco y a González Mena, los gatilleros, les metieron 25 años por cada ataque, para un total de 50 años de prisión a cada uno.

Según la página del Tribunal Supremo de Elecciones, Pérez y su novia se casaron el 8 de agosto.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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