Sucesos

Hija de hombre ahogado en Cahuita: “Mientras las olas me revolcaban yo le gritaba a Jehová que me perdonara”

José Pablo Montoya amó tanto a sus hijos que dio la vida por ellos

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Alynna Montoya Chacón, de 25 años, pasó de vivir un paseo soñado con la familia a una tragedia en la que perdió al papá.

Ellos llegaron a Cahuita el domingo 23 para compartir en un viaje que llevaban meses planeando. El que más insistió en hacerlo fue José Pablo Montoya, de 50 años y quien falleció luego de salvar a su hija Alynna de ahogarse en el mar.

“Mi papá y mi mamá nunca habían ido a Limón y por eso él nos dijo que fuéramos a pasar unos días allá para conocer. Yo tengo cuatro años de casada y mi esposo no pudo ir con nosotros así que solo fuimos mis papás, mis dos hermanos (José Pablo, de 23 años y Aldo, de 13) y yo.

“Salimos de la casa en Santa Bárbara de Heredia a las cinco de la mañana y primero fuimos a playa Cocles, ahí tuvimos un problema con el carro pero por dicha mi papá pudo arreglarlo. Luego fuimos a almorzar a punta Uva y después llegamos a Cahuita, donde teníamos pensado quedarnos”, recordó Alynna.

El paseo tenía un significado muy especial ya que el año pasado don José Pablo estuvo internado tres meses en el Hospital Calderón Guardia debido a una enfermedad que le bajaba las plaquetas. Pese a que ya estaba mucho mejor él aún sentía a veces mucho agotamiento.

Una vez en la cabina que habían alquilado tomaron café mientras vacilaban un rato, más tarde salieron a caminar, pero a eso de las 5 de la tarde ocurrió la pesadilla en playa Negra.

“Mientras caminábamos por la arena yo quise meterme al agua, el mar se veía tranquilo y metí solo las piernas. Tenía cinco minutos de estar ahí cuando sentí que el agua empezó a cambiar y traté de salir, pero ya no podía.

“Intentaba caminar hacia afuera y aunque el agua me llegaba apenas a las caderas no podía. Yo sé nadar, entonces traté de mantener la calma pero las olas eran cada vez más fuertes y me empezaron a arrastrar hacia adentro y me asusté; grité por ayuda para que mis papás y mis hermanos pidieran llamaran al 911 o algo, porque la cosa se estaba complicando”, narró.

Ella dejó de luchar contra el mar y trató de moverse conforme la corriente para recuperar fuerzas, pero eso no dio mucho resultado.

“Vinieron cuatro olas muy fuertes y entonces vi que estaba perdiendo la batalla, en ese momento lo que hice fue ver al cielo y mientras las olas me revolcaban yo le gritaba a Jehová que me perdonara, pensé que iba a morir.

“Después de unos cinco minutos de estar luchando volví a sentir la arena debajo de mis pies, pude sostenerme y vi a mi hermano José Pablo que estaba cerca y me gritaba que saliera. Mi mamá estaba pegando gritos pidiéndole a Jehová que nos ayudara, yo me sentía desesperada porque aunque lo intentaba no podía salir.

“De un momento a otro vi a mi papá a la par mía, él me dio la mano y me dijo: ‘salga, Nina', así me decía él de cariño, me dio la mano y yo pude salir. Me senté en la arena mientras tomaba aire y vi que él estaba tratando de sacar a mi hermano José Pablo, que también se había metido al agua para ayudarme.

“Entré de nuevo en desesperación porque ahora lo que se estaban ahogando eran ellos y se estaban ahogando por salvarme a mí”, relató entre lágrimas la sobreviviente.

Alynna corrió a agarrar el celular para llamar al 911 y mientras daba los datos vio que su hermano ya había salido y que su papá estaba flotando muy cerca de la orilla, por lo que se arriesgó a entrar de nuevo al agua para sacarlo y lo logró.

“Cuando lo pusimos en la arena aún estaba vivo, pero no podía hablar ni moverse. Estuvimos tratando de darle primeros auxilios como treinta minutos hasta que vimos que vimos poco a poco como se le fue la vida; mi mamá y mi hermano menor estaban en shock, gritaban y lloraban, todos nos sentíamos devastados.

Los paramédicos de la Cruz Roja tardaron cerca de una hora en llegar, en ese momento ya no había nada que hacer por don José Pablo. Los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) tardaron una hora más en llegar, todo ese tiempo los familiares estuvieron junto al señor.

Unas 500 personas llegaron este lunes a despedir a Montoya al salón de testigos de Jehová de San Bosco de Santa Bárbara de Heredia y luego acompañaron a los familiares al camposanto La Piedad de Heredia.

En medio del dolor que enfrentan los allegados de don José Pablo, ellos tratan de aferrarse a los buenos recuerdos que tienen de él para recordarlo como la persona feliz y cariñosa que fue.

“Después de todo lo que pasó lo que yo le digo a la gente es que amen mucho a su familia y disfruten todo lo que puedan con ella porque la vida se acaba en cualquier momento. Algunos podrán juzgar y decir que yo fui imprudente, pero yo no lo veo así, el mar se veía tranquilo y ni siquiera me metí mucho, solo las piernas, pero una tragedia pasa en cualquier momento”, aseguró la joven.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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