La mujer que fue asesinada en una soda en Limón, la noche del sábado, era madre de dos hijos pequeños y se cree que era víctima de amenazas.
Los medios de comunicación nicaragüenses la identificaron como Esther Arias Calderón, también referida como Esther Arauz, de 28 años.
La joven se vino al país, como muchos extranjeros en Costa Rica, en busca de una oportunidad de trabajo y de ofrecer una mejor vida a su familia.
El medio La Nueva Radio Ya informó que, al parecer, las autoridades manejan dos posibles móviles del asesinato.
Uno de ellos se centra en una expareja sentimental, quien presuntamente tendría una orden de captura vigente y una orden de alejamiento.
La segunda versión, que es la que más se ha rumorado, es que el crimen podría deberse a problemas económicos, luego de que la mujer solicitara un préstamo informal tipo “gota a gota”.
“La víctima habría recibido amenazas previas vinculadas a este tipo de deudas y presentó una denuncia el pasado 14 de diciembre”, indicó el medio.
Al parecer, algunos conocidos de la mujer aseguraron que durante varios días una motocicleta estuvo rondando el lugar con mucha frecuencia, por lo que se cree que los sospechosos habrían estado vigilando sus movimientos.
Sin embargo, por el momento, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó que se mantienen investigando el posible móvil del homicidio, ya que las diligencias apenas se inician, por lo que no ha dado detalle a fondo sobre lo ocurrido.
Esther era conocida en la comunidad por trabajar en la soda y, aparentemente, estaba muy contenta con su empleo en ese sitio.
El crimen ocurrió el sábado 27 de diciembre y fue reportado a las 7:26 p. m. en Limón 2000.
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La mujer se encontraba dentro de la soda de comida rápida cuando, aparentemente, llegaron dos sujetos a bordo de una motocicleta, quienes dispararon desde el exterior del local hacia donde se encontraba.
Luego, presuntamente, ingresaron al establecimiento y realizaron más detonaciones, dejando a la mujer fallecida en el sitio.
La extranjera recibió heridas en las manos, el pecho, el cuello y las rodillas.
Dolor pinolero
Los medios nicaragüenses han hecho hincapié en la cantidad de nicaragüenses que han muerto de forma violenta en Costa Rica en las últimas semanas. A todos los unía la ilusión de venir a trabajar al país y ayudar a sus familias a salir adelante.
El 13 de diciembre falleció la nicaragüense María Ivania Peralta, de 55 años, junto con su pareja Édgar Gutiérrez Hernández, de 51 años. Ambos fueron atropellados en Fray Casiano de Chacarita, Puntarenas, específicamente en el sector conocido como El Boli.
La pareja iba a comprar comida cuando un oficial de Guardacostas los atropelló. El sospechoso quedó en libertad tras pagar una fianza de 750 mil colones y deberá cumplir con varias medidas cautelares.
Doña Ivannia era conserje y tenía muchos años de vivir en Costa Rica. Murió dos días antes de regresar a Nicaragua, donde su familia la esperaba con un cerdo que ella había comprado para pasar la Navidad, luego de dos años sin verlos. Era madre de dos hijos, y su pareja tenía ocho.
Además, el cuerpo de un nicaragüense de apellido Reyes, de 32 años, fue encontrado el 27 de diciembre en el río Negro, en Coto Brus, Puntarenas. Las causas de su muerte se mantienen bajo investigación.
De las 81 mujeres asesinadas en Costa Rica en lo que va de 2025, 14 eran nicaragüenses. Las autoridades judiciales sospechan que la cifra de homicidios para este año superará los 880 casos, número con el que cerró el año 2024.


