Mientras muchas familias se preparan para compartir la mesa y celebrar la Nochebuena, al menos 82 hogares en Costa Rica viven una Navidad marcada por el silencio y el dolor, tras perder a seres queridos que fueron víctimas inocentes de la violencia que golpea al país, personas ajenas al crimen que hoy forman parte de los más de 839 homicidios registrados en Costa Rica.
Así lo confirman las estadísticas del OIJ. San José es la provincia con más muertes de personas inocentes, con 38 fallecimientos, seguida por Limón, con 11.Cartago y Alajuela contabilizan 8 muertes colaterales cada una; Puntarenas suma 7 víctimas, Guanacaste 5, y Heredia lleva 3. Hay dos casos recientes de los cuales no se tienen detalles.
Esto significa que en las siete provincias del país habrá tres o más familias que enfrentarán estas fiestas con la ausencia de un ser querido que no tenía nada que ver en el hecho violento que le quitó la vida.
“Llevamos 82 víctimas colaterales, víctimas inocentes, que no eran el objetivo de los gatilleros. Desde el punto de vista humano, indudablemente es doloroso para el país, para sus familias. Desde el Organismo de Investigación Judicial estamos desarrollando estas investigaciones para llevarlas a buen puerto, para de alguna manera minimizar el dolor de las familias”, aseguró Michael Soto, director interino del OIJ.
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El caso de Amanda Zuriely
Uno de estos hogares es el de la enfermera Verónica Fajardo, a quien le asesinaron a su única hija, Amanda Zuriely Guevara Fajardo, una joven obstetra de 30 años, el pasado 1º de diciembre, cuando se encontraba en su casa en barrio La Colina, en Limón. Los balazos no iban dirigidos contra ella, pero la violencia la alcanzó.
“Todos los días revivo lo mismo. He tenido el apoyo de mi familia, pero solo el que pasa por esto lo vive. Definitivamente no tendré ninguna Nochebuena. Mi hija era muy alegre con la Navidad, desde pequeña le gustaba meterse en todas las actividades, sobre todo las navideñas. Ella fue quien me adornó la casa y no la pudo ver”, relató su madre.
“Ella me dejó el arbolito hecho, me lo adornó, dedicó toda la tarde a decorar. Vivía enamorada de las luces blancas. La gente quizá pasa por mi casa y la ve decorada, es porque ella quería eso. Las enciendo en nombre de ella y es lo que me llena un poquito. Tal vez me ven caminando, pero solo uno sabe el dolor que cargo”, expresó.
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Amanda era tan organizada que incluso compró regalos con anticipación para sus amigas, la hija de una de ellas y otros familiares. Su madre decidió entregarlos en nombre de su hija.
“Compró regalos para toda la familia, era tan ordenada que hasta me dejó escrito para quién era cada uno. En la familia todos sufrimos, las amistades no nos han dejado solos y tratamos de confortarnos, el papá de ella también sufre”, señaló.
Cifras que duelen
De acuerdo con los datos de la Unidad de Análisis Criminal, durante todos los meses del año hubo más de una víctima inocente. Julio y octubre fueron los meses más violentos en cuanto a muertes colaterales.
En enero se registraron 10 casos, el primero ocurrió apenas el 3 de enero de 2025, cuando murió el universitario José Sebastián Esquivel Herrera, de 23 años, quien regresaba del trabajo cuando quedó en medio de un tiroteo y una bala le impactó la cabeza.
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Su tío, Javier Herrera, relató que el joven iba camino a su casa cuando el autobús cambió de ruta, obligándolo a caminar cerca de 900 metros, momento en que ocurrió la tragedia.
En febrero murieron 11 inocentes, en marzo 10, abril registró 5 casos, mayo 3, junio 6, julio 13, agosto 4, setiembre 2, octubre 14 y noviembre y diciembre un caso cada mes, siendo este último el de Amanda Zuriely Guevara Fajardo.
Los datos también indican que 16 ataques ocurrieron entre las 9 p. m. y la medianoche, y 26 entre las 3 p. m. y las 9 p. m.. Otros tres hechos se dieron entre las 3 a. m. y las 6 a. m.
De estas muertes, solo el 36% tiene sospechosos identificados, el 46% permanece con investigación en curso y el 17% continúa sin resolverse.
Las autoridades judiciales mantienen operativos y labores investigativas para intentar frenar la ola de violencia que sigue cobrando la vida de personas de bien.


