La policía Maureen Cordero Solano tomó la decisión de vender su riñón izquierdo debido a un préstamo que la estaba ahogando y el cual le consumía prácticamente todo el salario, pues solo le llegaban ¢2 mil y con esto debían mantenerse ella y su hijo.
Así lo declaró Cordero la mañana de este jueves mediante una videoconferencia que realizó a la sala #18 de Los Tribunales de San José, donde se sigue el juicio contra cuatro doctores y un empresario griego, acusados de formar parte de una presunta red que se dedicaba a comprar órganos de ticos y los vendía a extranjeros.
La mujer, quien actualmente es estudiante universitaria, detalló como se involucró con esta red, que le pagó unos ¢6 millones, en dólares, en el año 2009.
Afirmó que fue un compañero del Ministerio de Seguridad Pública (MSP) quien la contactó para que cediera un riñón y este hombre fue quien se encargó de llevarla donde los médicos y el comerciante ahora enjuiciados.
Asegura que aceptó la propuesta porque ya tenía tres años de tener problemas económicos debido a un préstamo que había hecho a solicitud de su pareja sentimental, a quien identificó solo como "Cristhian", quien también era oficial del Ministerio de Seguridad pero fue asesinado en Pavas en el 2006, mientras cumplía con su deber.
"La persona que vivía conmigo (Cristhian), él era mi apoyo económico, emocional, él era policía y lo mataron en Pavas; después de esto a m´ji se me viene una situación económica muy dura... a mí me quedó la deuda de ¢5 millones", expresó.
Esta oficial vecina de Tirrases de Curridabat, es uno de los 25 testigos aportados por la Fiscalía en este juicio que se inició el 11 de setiembre.
Cordero declaró en calidad de víctima imputada, pues también ella forma parte de la lista de 14 personas a quienes se les extrajo un riñón a cambio de un pago, según la acusación.
Además la acusan de encargarse de reclutar personas para que les sacaran el riñón. Por conseguir "donantes" ganaba unos $1000 por paciente.
La red fue desarticulada en el 2013.