La razón del por qué mataron a Yeickson Guzmán Vargas es todo un misterio para su familia tres años después pese a que al responsable de la muerte le impusieron una condena de 10 años.
Guzmán tenía 39 años, trabajaba como pescador y la última vez que su familia lo vio fue el domingo 22 de abril del 2018, cuando salió en su bote, con el que también hacía servicios de taxi-bote en Golfito.
La familia denunció su desaparición y tres meses después encontraron el cuerpo. A Guzmán lo mataron de varios balazos en la cabeza y lo enterraron en isla Grande, o también conocida como Bajo Congo.
Un cliente del taxi-bote de apellidos Pomares Sequeira, de 24 años, quien cuidaba una propiedad en isla Grande aceptó, en octubre del 2020, ser el responsable del homicidio de Guzmán y recibió una condena de 10 años de cárcel porque se sometió a un proceso abreviado.
La sentencia trascendió ante una consulta de La Teja.
Xinia Molina, esposa de Guzmán, considera que la sentencia por la muerte de su esposo fue una burla.
Asegura que ella y los dos hijos que tuvo con Guzmán, viven con la incertidumbre del por qué mataron a su ser querido.
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“El día del juicio fui a los Tribunales de Golfito, pero no me dejaron entrar, yo lo único que quería era que ese hombre (el sospechoso) me dijera las razones por las que le quitó la vida a mi esposo, pero nunca dijo qué fue lo que sucedió en esa isla, para entender por qué lo mataron, todos los días me preguntó las razones de su ausencia.
“Solo me dijeron que no habría juicio y que él recibiría la condena, una sentencia baja, porque mi esposo tenía una vida por delante, unos hijos que quería ver crecer, teníamos sueños”, dijo la esposa.
Otro de los dolores que tuvo que soportar fue que a su esposo lo enviaron dentro de un ataúd sellado y así lo tuvo que sepultar a finales del 2018, luego de la autopsia.
“Me quitaron el derecho de ver si era o no el cuerpo de mi esposo, lo sepulté junto con mi mamá en el cementerio de Golfito, pero, ¿quién me dice que sí era él?, nunca más lo volvimos a ver”, señala.
Muerte trajo enfermedades y sufrimiento
El sufrimiento de esta esposa por la ausencia de su compañero de vida le desató problemas en el corazón, además tiene diabetes e hipertensión.
“Me mandaron cita con el cardiólogo, tengo depresión, él era nuestro sostén de la casa, a veces aguantamos hambre porque no tenemos para comer, mi marido era quien traía la comida y yo me dedicaba a la casa y a la crianza de nuestros hijos”.
La mujer asegura que desearía trabajar, pero por sus problemas de salud no puede, por lo que se alimentan con el dinero de las becas de sus hijos. Uno de ellos cursa el último año del colegio y el menor está en sexto de la escuela.
“Mi esposo no era malo, no le debía nada a nadie, tampoco ofendía, nunca mereció como nos lo quitaron, nosotros nos la jugamos con la beca de los chiquillos, pero con eso pagamos luz y agua, lo que nos queda es para comprar una bolsa de arroz y de frijoles”.
Xinia asegura que a flaquea, pero saca fuerzas por sus hijos, aunque quisiera recuperar la vida que tenían antes del 2018.