Fotos, videos y los relatos de su mamá son todo lo que una niña conserva para recordar a su papá, a quien le arrebataron la vida de forma despiadada. A su corta edad, también ella se convirtió en víctima de la violencia que golpea a Costa Rica en los últimos tres años.
El papá de la niña se llamaba Jerry Muñoz Chaves, de 32 años; a él lo asesinaron para callarlo, ya que, sin querer, fue testigo del homicidio de Jordan Barrantes Sibaja, de 29 años.
El ataque que sufrió ocurrió porque minutos antes había visto este crimen y los pistoleros, para no dejar testigos, la emprendieron contra el inocente.
Esta pesadilla llegó la tarde del domingo 14 de enero del 2024 y, pese a que se van a cumplir dos años, los allegados no conocen la justicia.
A él le dispararon una sola y fulminante vez y falleció en las cercanías del cementerio de Parrita, en el Pacífico central del país.
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Una familia quebrada por un crimen impune
Jerry vivía en unión libre, tenía un taller de soldadura y su vida era perfecta junto con su hija, quien en ese momento tenía tres añitos. Vivía una vida honrada, de esfuerzo y lucha.
A Jerry no se le conocían problemas, tampoco enemigos; su pasión era ir a la montaña para andar en moto y poner a prueba sus destrezas en caminos complicados.
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La pareja de Jerry, de nombre María, quedó devastada con la pérdida de su compañero de vida. Actualmente, ella tiene 27 años y se sigue esforzando por sacar a su hija adelante, y para que la niña siempre recuerde que tuvo un excelente papá.
“Trabajando día a día para sacar adelante a la chiquita; ella lo busca por todo lado y pregunta todos los días por él”, manifestó la pareja de Jerry.
El dolor que no se apaga
Víctoria Chaves, tía de Jerry, señaló que tras la muerte de su sobrino nada volvió a ser igual para la familia.
“Los recuerdos de él siguen latentes; admiro mucho a la mamá de la niña, porque le ha tocado sacarla sola. Siempre lo recuerdo como una persona servicial.
“Él solo estuvo en el momento y lugar equivocado, pero ya no podemos hacer absolutamente nada. No podemos revertir el tiempo ni el daño, solo pedirle a Dios”, expresó la tía.
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A la familia le duele saber que el tiempo pasa y la justicia no llega.
“Hasta el día de hoy no ha habido justicia. Se supone que sabían quién lo había asesinado, pero sabemos cómo es la ley en este país; de hecho, en el OIJ nos dijeron que no estuviéramos averiguando nada para no tener más represalias, y a nivel familiar prácticamente así se hizo”, manifestó la tía.
Una niña que crece con recuerdos prestados
Víctoria también describió a la hija de su sobrino como una niña muy inteligente, quien identifica al papá cuando lo ve en fotos.
“Mi hijo tiene una moto muy similar a la que mi sobrino tenía, entonces ella relaciona mucho al papá con las motos. Tratamos de darle mucho amor porque es una niña superinteligente; recuerda al papá a pesar de que estaba muy pequeña cuando todo pasó.
“Los abuelitos maternos tratan de darle mucho amor. Tiene una tía que es como su segunda mamá, porque es quien la apoya junto con sus papás. Para Jerry esa niña lo era todo y nos sigue doliendo como el primer día cuando nos lo arrebataron”, manifestó la tía.
Los responsables de acabar con la vida del inocente siguen libres. Si usted sabe quiénes fueron, llame a la línea confidencial 800-8000-645 del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).


