Los hermanos Rodríguez Mena siempre han corrido para ayudar a los demás, pero nunca han vivido una angustia tan grande como la de del 2 de diciembre del 2001.
José Adrián Rodríguez se desesperó al darse cuenta de que un tráiler había prensado a su hermano mayor, Hugo, mientras se dirigía a la casa.
La noticia del accidente dejó helado al bombero, quien gracias a la experiencia acumulada durante muchos años en esa organización, salió calladito de la casa en Pavas y se dirigió adonde estaba su hermano mayor, que vivió momentos terribles.
"Imaginé lo peor. Me fui con un sobrino y no les quise decir nada a mis papás porque si no les daba algo. Llegando al lugar vi que tenían la carretera cerrada y me llevaron escoltado. Solo se veía la trompa de la patrulla y hasta habían puesto una sábana blanca y usted sabe lo que eso significa", recordó José Adrián.
Al ver la escena cubierta, al rescatista le dio un toque de cólera. Pensó que le habían mentido al decirle que su hermano aún estaba vivo.
José Adrián se quedó con Hugo hasta que lo sacaron, después se lo llevaron al hospi y ahí llegó lo más duro.
"Les dije a mis papás y mi mamá casi me garrotea por no haberle contado antes. Al día siguiente ellos se fueron para Puntarenas a pasar con él", señaló.
Para el ahora cruzrojista haber mantenido la calma fue primordial porque, de no ser así, capaz hubiera causado otro accidente.
Acerca de la decisión de haber buscado un arma para quitarse la vida por miedo a morir quemado, José Adrián dice que entiende a su hermano.
"En una situación así uno piensa de todo, debe de ser terrible porque salen chispas, huele a combustible y se puede dar una explosión. Uno valora hasta el gato de la casa", comentó.