No hay día que don Henry Elizondo y doña María Castro no piensen por qué su hijo Julio César Elizondo Castro fue asesinado si lo único que hacía era trabajar y ponerse metas. Ellos esperan que los jueces del Tribunal Penal de Cartago condenen a los sospechosos de quitarle la vida.

El fiscal Mario Quesada pidió este viernes a los jueces de la Sala 1 que dos jóvenes sospechosos de asesinar al administrador del bar La Perla en Cipreses de Oreamuno vayan 19 años a la cárcel cada uno.

Los delitos por los que el fiscal pidió la pena son 15 años por homicidio simple y cuatro años por el delito de coacción.

Los sospechosos son dos muchachos de apellidos Fernández Méndez de 23 años y Rivera Guillén de 19, quienes según la acusación el 20 de enero del 2018 llegaron a buscar al bar a un hombre con tatuajes y como Elizondo, de 25 años, tenía unos, le dispararon aunque no era la persona que buscaban.

“Mi hijo no tenía que ver en el asunto, fue víctima. Nunca he estado en una situación de estas. No es fácil enfrentar a personas que toman decisiones sin pensar las consecuencias en personas inocentes, en nuestro caso nuestra familia, ni en la de ellos mismos.

"Me pregunto por qué, he analizado mucho esta situación, por qué a mi hijo, él tenía propósitos en la vida, era sano. Su corazón, hígado, riñones, córneas y piel fueron donadas porque no tenía vicios. Nunca he tenido armas en mis manos, no las conozco, pero los jóvenes con arma en mano se creen invencibles y al disparar contra otra persona, en este caso nuestro hijo, ahora nosotros tenemos que vivir con este dolor”, dijo don Henry, el dolido papá.

Elizondo asegura que espera que la sentencia sea justa, aunque eso ya no le va devolver a quien más amaba.

“¿Dónde está esa valentía y hombría de estos delincuentes que se esconden para decir la verdad y aceptar lo que cometieron? Esperamos se haga justicia, hay pruebas suficientes. El bar era de su abuelito y lo quiso retomar como negocio. Si ellos (los sospechosos) hubieran tratado a mi hijo no le hubieran causado ningún daño, pero lo hicieron y no me lo van a devolver. Gracias a Dios existe una ley y esperamos la resolución de los jueces y que se haga justicia”, dijo el papá.

Testigos claves

Para el Ministerio Público el muchacho fue víctima de un error.

El Fiscal aseguró que los testigos fueron claves tras señalar cómo se dieron los hechos y quienes fueron los autores, porque incluso uno de ellos se los topó 50 metros antes del bar y logró identificarlos porque los conocía.

“A ese testigo lo amenazaron y lo obligaron a ingresar al bar para que les informara si había una persona con brazos tatuados y piercing en una ceja, él ingresó y la descripción coincidía con una persona que estaba dentro del bar de nombre Kendall, tenía tatuajes pero andaba con suéter, sólo que se enrolló las mangas y éstos se le veían, estaba sentado con una mujer que al parecer era la novia, eso le dijo el testigo a los sospechosos”, explicó el fiscal, quien también dijo que cuando el testigo escuchó los balazos supuso que eran de los dos hombres que le preguntaron, pues eran los únicos afuera del bar porque ya habían cerrado y solo quedaban algunos clientes adentro.

Julio fue atacado en el momento en que iba a ir a vigilar los carros que estaban afuera del bar, la puerta estaba entre abierta y según los testigos una mano entró y dispararon, esa bala le pegó en la cabeza al joven administrador, quien falleció en el lugar.

Incluso otra mujer que da su testimonio asegura que ella vio a uno de los sospechosos correr y lo logra identificar porque había sido compañero de su hija en la escuela.

Los imputados se abstuvieron de declarar. La sentencia por este caso será dictada el 1 de abril a las 9 de la mañana.