Sucesos

Paramédico se casó en el aire después de sobrevivir a un accidente en parapente

Don Manuel Matarrita cayó desde una altura de 30 metros

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Un parapente le dio a don Manuel Matarrita, de 50 años, dos de las experiencias más significativas de su vida en cuestión de seis años.

Este paramédico de profesión tuvo la primera de ellas en el 2012 cuando se estrelló en este aparato en Peñas Blancas y si sigue vivo es porque Dios quería que en el 2018 se casara con su novia, Angie Jiménez, montado en el mismo artefacto volador.

¡Así como lo lee! este valiente hombre superó los miedos que le dejó ese accidente aéreo donde vio a la muerte de cerca y volvió a volar para decirle sí al amor de su vida, con quien se casó en marzo de este año.

Matarrita asegura que volvió a mandarse en parapente dos días después de que le dieran de alta tras el accidente, o sea, cuatro meses después del bombazo.

La pareja tenía dos años de volar juntos cuando decidieron unir sus vidas para siempre, por lo que tomaron la decisión de hacerlo en pleno vuelo.

“El matrimonio fue en el aire, el abogado también iba en el aire, lo único que hicimos en tierra fue la firma”, contó el aventurero porteño.

Don Manuel cree ellos son la única pareja en mundo que se casaron mientras volaban en parapente.

“La ilusión mía es volar con dos personas especiales, mi esposa y la hija que espero en Dios que vayamos a tener”, añadió.

Además de ella, también ha volado junto a su mamá y según contó, está haciendo planes para llevar a su abuelita.

Sustazo

Matarrita, quien trabajó por 22 años en la Cruz Roja de Puntarenas y ahora da clases de primeros auxilios en el INA de esa misma provincia, contó que el accidente lo hizo amar más la vida y, aunque parezca mentira, apasionarse aún más por el parapente, actividad que realiza desde hace más de 15 años.

El accidente ocurrió el 12 de abril del 2012, cuando él andaba volando con un amigo sobre las montañas de Peñas Blancas, en una zona que está en el límite de San Ramón y Esparza.

“Recuerdo que tuve un contratiempo en el aire, quedé atrapado entre dos corrientes de viento que venían en distintas direcciones y caí a treinta metros de altura. Me fracturé la espalda en dos partes, sufrí el aplastamiento de una vértebra y una fractura en otra”, dijo.

Con un bombazo de esa magnitud (cayó desde 30 metros de altura), a cualquiera se le hubieran apagado las luces, menos al socorrista, quien recuerda con lujo de detalles esos momentos de angustia que vivió, así como el dolor que sintió al pegar con el suelo.

“Recuerdo la caída como si fuera ayer, cuando uno va cayendo al piso trata de recordar todas las maniobras que tiene que hacer para corregir. Lo único que quedaba era tirar el paracaídas de emergencia, el asunto es que el paracaídas necesita como mínimo cincuenta metros y yo estaba a treinta”.

Aunque parezca increíble, don Manuel contó que no tuvo que ser operado luego del accidente, únicamente lo mandaron a reposar por completo.

La recuperación fue bastante larga, pero lo más difícil para Matarrita fue retomar su pasión, pues en el fondo sentía miedo de tener otro accidente así y no poder vivir para contarlo.

“A los dos días de que me dieron de alta me fui a volar de nuevo, porque tenía que luchar contra mis demonios, que es el miedo que le queda a uno”, dijo.

Una vez en el aire todo volvió a ser como antes, el miedo se lo llevó el viento y don Manuel sabía que una vez más había encontrado su lugar favorito. Lo que sí dijo es que al lugar del accidente ha regresado, pero solo a pasear, pues no tiene planeado volar por ahí.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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