El prestamista Wálter Arias Salazar, de 54 años, es recordado como un hombre de gran corazón, quien siempre tuvo a su familia, y especialmente a su esposa, muy presentes, incluso hasta su último minuto de vida.

Arias y su ayudante, Rigoberto Núñez Gómez, de 26 años, fueron asesinados por unos asaltantes el pasado martes 21 de agosto en Santa María de Pocosol, en San Carlos. Minutos antes de ser alcanzado por la muerte, el prestamista tuvo un gesto muy romántico con su esposa, el cual se convirtió en un tesoro para ella.

Así lo contó a La Teja Leidy Arroliga, esposa de Wálter, y quien estuvo a su lado durante los últimos 12 años. Producto de ese gran amor la pareja tuvo tres chiquitas de 6, 11 y 15 años.

“Un hombre como él no va a haber otro, con un corazón tan noble y con unos sentimientos tan puros, no habrá otro”.

—  Leidy Arroliga, esposa de Walter.

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“Hasta su último día él andaba pensando en nosotras, ese día, horas antes, me había mandado algo con un conocido. Hablamos unos minutos antes de que pasara eso (el homicidio), su último mensaje fue a las 5:54 de la tarde, y dicen que eso pasó entre las 6 p.m. y las 6:30 p.m.

“Me mandó un audio diciéndome que iba a llegar el muchacho con eso y me dijo donde lo podía poner para cuando él llegara. Prefiero reservarme el decir qué era, pero se podría decir que fue un regalo”, dijo Arroliga.

Sobre el doble homicidio, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), informó que este habría sido cometido por sujetos que le dispararon al prestamista y a su ayudante con varias armas de fuego, entre estas una escopeta. Los maleantes huyeron con el carro 4x4 de Arias.

Extraoficialmente se habla de que los delincuentes les habrían tendido una emboscada,pero existe otra versión que señala que los maleantes se habrían hecho pasar por clientes que necesitaban un préstamo y por eso habían quedado de encontrarse con los ahora fallecidos.

Nunca con las manos vacías

Por su trabajo, Wálter tenía que salir muy a menudo de su casa en Los Chiles, por lo que aprovechaba cada uno de esos viajes para comprarle algo a sus seres queridos y así alegrarles el día, en eso siempre fue muy detallista, contó su esposa.

“No era de esos que compran flores, pero a la casa nunca llegaba con las manos vacías, siempre nos llevaba algo a mí y a las chiquillas, si estaba mi mamá y mi suegra también, para él su mamá también lo era todo”, dijo Arroliga.

Leidy también aseguró que su esposo era muy chineador, especialmente con ella, pues siempre buscaba la forma de consentirla, hasta con los detalles más pequeños.

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“En la casa somos cuatro mujeres, mis tres niñas y yo, y él sabía que yo era como una niña grande, porque si él salía a hacer algún mandado y compraba un slime (juguete) para mis hijas también me compraba uno a mí”, contó.

“No sé ni cómo explicar el maravilloso ser humano que él era”.

—  Leidy Arroliga, esposa de Walter.

Arroliga también contó que Wálter era padre de otros cuatro hijos que tuvo en una relación pasada, a quienes ella también los veía como sus propios hijos, pues las dos familias siempre fueron muy unidas.

Muchos proyectos

Según su esposa, Wálter tenía aproximadamente cuatro años de trabajar como prestamista para unos señores y en todo ese tiempo nunca tuvo problemas con ninguna persona, más bien era alguien muy apreciado por sus clientes y conocidos.

En cuanto al terrible crimen, Leidy dijo que de momento ha preferido no escuchar comentarios ni versiones que se hablan, principalmente en redes sociales, por lo que hasta hoy no sabe por qué los maleantes atacaron a su esposo y a su ayudante.

“Por el momento (el OIJ) no nos ha dicho nada, pero sí están muy pendientes, pero no nos han informado si tienen sospechas o algo así”.

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Arroliga expresó que la trágica muerte de su esposo truncó varios de los sueños que tenían como familia, como, por ejemplo, comprar un terreno para tener ganado e iniciar un negocio propio.

“Teníamos el proyecto de viajar con una hermana de él y mi hermana a México. Nunca habíamos viajado afuera del país, de hecho hasta ahora el 12 de diciembre sacábamos los pasaportes”, contó.

La muerte de su amado es un duro golpe para Leidy, pero en el fondo ella sabe que Wálter habría deseado que ella siguiera adelante por el bien de su familia.

“Mi esposo me enseñó a trabajar en lo que fuera, a salir adelante, pero lo que nunca me enseñó fue a vivir a sin él, ahora tengo que ser fuerte porque tengo unas niñas a las que tengo que seguir cuidando”.