Sucesos

¡Qué mujerones! Ellas son las francotiradoras de la Policía costarricense

Oficiales trabajan en el Servicio Nacional de Guardacostas.

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Ellas son las francotiradoras de Guardacostas

La Policía tica tiene a tres mujeres francotiradoras, las únicas con esa capacitación, que llenan de orgullo al Servicio Nacional de Guardacostas.

Este miércoles 8 de marzo, ellas con su entrega a la Policía y sus ganas de ponerle bonito y de aprovechar las oportunidades de ser mejores conmemoran el Día Internacional de la Mujer.

Estas valientes son de apellidos Porras, Vargas y Ramírez, por la naturaleza de su trabajo no podemos identificarlas con sus nombres completos ni dar a conocer su imagen.

Las tres se fajan para cuidar nuestro mares y costas, ellas cargan un fusil de guerra Sig Sauer 716, que son alemanes y pesan cuatro kilos con el cargador y la mira, al cargador le entran 20 cartuchos.

Ellas ya concluyeron todas las pruebas para convertirse en oficiales de Guardacosta y en el camino sus ganas de surgir les han permitido hacer cursos y capacitarse en distintas áreas, como un curso de francotiro impartido por la Infantería Marina de la Armada de Colombia, el cual tardó casi cuatro meses.

Ellas están listas para intervenir en cualquier situación que sus superiores se lo ordenen. Un solo tiro de cualquier de ellas es capaz de provocar que una lancha narco no se pueda dar a la fuga, por lo que están capacitadas para hacer tiros certeros.

Las tres coinciden en que han logrado ganarse el respeto y apoyo de sus compañeros por su labor.

Calderón nos contó que ella es de Turrialba y que hace algunos años vio a la Policía Guardacostas participando en un desfile y le llamó mucho la atención.

“Allá en Turrialba mucha gente cree que los Guardacostas somos como guardaparques, una compañera mía de trabajo tenía un tío que era comandante en Guardacostas y él me contó un poco lo que hacían y me dijo que hiciera todas las pruebas, yo en aquel momento trabajaba en comidas rápidas y turismo que era en lo que había trabajo”, dijo la joven de 28 años.

La oficial va cumplir cinco años en Guardacostas, y nos contó que cuando estaba recién graduada el encargado de armas de aquel momento, que ya se pensionó la llamó, y la recomendó para que realizará el curso.

“El curso fue en Murciélago, por poco más de tres meses, nos lo impartieron policías de Colombia, fue muy duro porque es resistencia, mucha resistencia, pero yo, pese a que no soy de una zona en que hay mar, lo más es que uno va a un río a bañarse, me he podido a adaptar muy bien al mar”, dijo la oficial quien es soltera.

Calderón asegura que su trabajo es de oportunidades y hay que aprovecharlas.

“Mis compañeros han sido un apoyo único, ellos siempre me dicen que le ponga y que saque buenas notas en los cursos”, contó.

El orgullo de mamá

Otra de las oficiales es Vargas, ella tiene 32 años y desde hace siete años está en Guardacostas.

Actualmente labora en la estación de Limón, ella estudió Investigación Criminal en el Colegio Universitario de Cartago (CUC).

“Un compañero me dijo que nos metiéramos en Guardacostas y yo le dije que estaba bien, luego él se metió en otra cosa y yo sigo aquí”, dijo.

Vargas es oriunda de Limón, y asegura que ha tenido la oportunidad de hacer varios cursos, para ella el de francotiro fue una gran oportunidad que requirió mucho esfuerzo y trabajo físico y mental.

En la estación donde ella trabaja hay varias mujeres, ella va a altamar, pero también trabaja en el tema ambiental, en la protección de las tortugas.

Vargas recuerda que su mamá se asustó cuando ella le dijo que iba realizar el curso de francotirador, su mamita ya falleció, pero siempre decía que se sentía muy orgullosa de su hija.

Mujer realizada

Ramírez tiene 29 años y es soltera, ella cuenta que es oficial en la estación de Guardacostas de Quepos desde hace siete años.

“Yo siempre veía la embarcación desde la orilla de la playa que decía Guardacostas, ya luego averigüe bien e hice las pruebas, esperé dos años para que me llamarán y aquí estoy”, contó la joven quien breteaba en una tienda de telas.

Ella asegura que lo más duro del curso para “francotiradora” fue mantener la estabilidad mental y física porque todas las pruebas son durísimas y de mucha resistencia.

“En el mar lo más duro es estar en una tormenta, pero este es un trabajo muy bonito, me siento feliz y realizada”, dijo.

En casa de Ramírez al principio su tía le preguntaba si estaba segura de querer ser policía.

Ella espera que las oportunidades se sigan abriendo para ella, en la estación de Quepos solo hay dos mujeres, pero la otra compañera es asesora legal.

Las tres oficiales son ejemplo de servicio y admiración para la Policía.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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