Ricardo Corrales, conocido por muchos como el “Bruce Willis tico”, sobrevivió, milagrosamente, a más de 90 balazos de una AK-47. Parte de esos proyectiles lo alcanzaron en el brazo derecho y le dejaron secuelas de por vida.
La pesadilla de aquel momento quedó atrás, pero no así las consecuencias.
Muchas veces, el dolor y los recuerdos aún le arrancan lágrimas cuando está a solas.
Esta semana cumplió una década de aquel ataque violento, que lo marcó para siempre; 10 años en los que, pese a las dificultades, ha aprendido a vivir con gratitud y a mantener una actitud positiva.
En Expediente LT recordamos este atroz hecho que también quedó grabado en la memoria de muchos costarricenses.
Era la mañana del viernes 9 de octubre del 2015; Ricardo era taxista y había iniciado bien temprano su jornada. Debía hacer la plata para pagar el alquiler del taxi y, además, sacar su salario del día, pues con este ayudaba en las obligaciones de su hogar.
Por radio le informaron que pedían un servicio en el residencial La Cabaña, en San Francisco de Dos Ríos, San José.
Él estaba cerca y no dudó en tomarlo como cualquier otro; lo que nadie esperaba era que al llegar y segundos después de que sus dos clientes se montaran en el vehículo, fuera sorprendido por un ataque con más de 90 balazos, a manos de un grupo armado.
Ricardo vio pasar muchas balas, y el estruendo era de terror.
Sin entender qué era lo que sucedía, acató a tirar su asiento para atrás y esto evitó que uno de los tiros alcanzara su cabeza, el pecho o algún órgano vital.
Cuando terminó el estruendo de las balas, el horror siguió, ya que vio al pasajero que recién recogía, envuelto en sangre. Se trataba de Dennis Patricio Omier Taylor, alias Tupac, quien había pedido el servicio junto con su pareja Shantell Lucía Sawers Hoyt.
Desde ese momento, Ricardo pasó a ser conocido como Bruce Willis tico, por la película Duro de matar. Así lo bautizaron los médicos del hospital Calderón Guardia, donde estuvo internado.
Los responsables del tiroteo siguieron durante varios días a la pareja, ya que Tupac fue señalado como el supuesto líder de una banda narco y así fue como lograron dar con su paradero. Por la muerte de Tupac, a los hombres les prometieron un pago de ¢100 millones. Hoy todavía se desconoce si recibieron la plata.
Secuelas que perduran en Ricardo Corrales
Ricardo sobrevivió junto con Shantell, la novia y mamá de los hijos de Tupac.
“A mí se me despedazaron los huesos y los tendones, me tuvieron que poner una platina”, contó el taxista.
Perdió la fuerza de un brazo y, cuando hace frío o hay luna, la platina le provoca fuertes dolores.
“Ese día volví a nacer, Dios me dio la oportunidad de vivir y, aunque no ha sido fácil, estoy agradecido con seguir luchando. No le miento, a veces, lloro a solas, por todo lo que me pasó, pero trato de pensar positivo”, señaló el sobreviviente.
El 6 de diciembre del 2018 condenaron por este ataque a Jimmy Andrés Guzmán Gómez, David Germaine Smith Chollette, Edwin Andrey Taylor Young y Uriel Augusto Urbina Obando, este último quien había sido oficial de la Fuerza Pública.
Los cuatro fueron condenados a 30 años de cárcel por el asesinato de Tupac. Además, les sumaron 10 años por poner en peligro la vida de Bruce Willis tico.
La condena la dictaron en la sala 14 del Tribunal Penal de San José.
Las juezas Isabel Porras, Mariela Villalobos y Mariana Alvarado le ordenaron a Jimmy Guzmán y David Smith pagarle al taxista ¢21 millones por los daños físicos que le generaron las balas y ¢12 millones por los daños morales.
Los ¢33 millones que los pistoleros deben pagarle a don Ricardo por daños físicos y morales, nunca llegaron, porque los sentenciados no tienen nada registrado a su nombre.
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Las juezas señalaron que los acusados dispararon de manera indiscriminada; agregaron que, al revisar los videos, vieron como minutos antes del tiroteo llegó un hombre al residencial La Cabaña, en San Francisco de Dos Ríos, y guardó el carro en la cochera. Este sujeto se salvó de resultar herido y hasta morir por un pelito.
Añadieron que, a consecuencia de los tiros, seis casas y tres carros resultaron con daños. Esto provocó un impacto social en el barrio, pues le robó la tranquilidad, tanto así que ninguno de los vecinos quería dar declaraciones durante la investigación.
Década de altibajos, pero siempre positivo
Después del violento ataque, don Ricardo señala que ha recibido bendiciones de extraños con quienes está muy agradecido y el apoyo inquebrantable de su familia.
Sin embargo, otros conocidos lo abandonaron.
El dueño del taxi se lo quitó, y ese día hasta tuvo que devolver caminando para la casa.
Intentó que lo indemnizaran con una pensión, a pesar de que andaba trabajando, sin hacerle daño a nadie. En el INS no le dieron ningún dinero porque le dijeron que había sido víctima de vandalismo y que él no contaba con esa póliza.
Ricardo afirma que pidió en la Caja del Seguro Social una pensión por invalidez y también se la negaron.
Para empeorar aún más las cosas, en el 2022 se quebró el tobillo de la pierna izquierda, por lo que le tuvieron que poner cinco pines.
Corrales trabajó un tiempo como taxista informal y este año consiguió un trabajo estable, en el que gana poco, pero está agradecido por tener una entrada fija.
“Por mi condición es difícil conseguir trabajo; lo del tobillo me ocurrió cuando estaba en la casa y le iba a poner seguro al portón, pero me resbalé y todo el peso fue en ese lado. Me fracturé en tres partes, estuve meses sin trabajar por la recuperación del tobillo, en la que necesité andar hasta con tutor (un fijador externo, un armazón metálico que se coloca por fuera de la piel para mantener el hueso roto inmovilizado).
“He pasado más cosas malas que buenas, pero siempre ha habido ángeles en mi camino; por ejemplo, mi cuñado me ayudó a conseguir trabajo formal”, manifestó con una sonrisa tímida.
Regresó al lugar donde volvió a nacer
Ricardo ha ido al menos dos veces —ambas por trabajo— a San Francisco de Dos Ríos, San José, donde ocurrió la balacera.
“Una vez como taxista informal llevé a una muchacha que vive a la par de donde monté al muchacho que mataron, y no sentí miedo; más bien le expliqué quién era yo y recuerdo que cuando llegamos, ella llamó a la mamá y me abrazó al recordar ese día y saber que todavía sigo luchando”, recordó Ricardo.
“Otras personas que escuchan mis historias me envían bendiciones y yo solo espero que quienes se enteren de lo que he vivido se animen también a seguir luchando. Con todo lo que me ha pasado y no me desanimo”, recalcó el Bruce Willis tico.
Ricardo Corrales recibió una gran esperanza
El sobreviviente afirma que ha reflexionado sobre su vida y no deja de agradecerle a Dios, pese a todas las dificultades que ha encontrado.
“A raíz de ese atentado sigo arrastrando problemas, muchos económicamente, pero aquí voy. También reflexiono de que estoy con vida, que tengo a mi nieta que acaba de cumplir cuatro años, ella es parte del motor que me mueve junto a mi familia.
“Siempre ando positivo, no sé de dónde agarro fuerzas, la verdad, pero no me doy por vencido”, concluyó.
Ricardo es un gran luchador, pero sigue necesitando ayuda económicamente, si está a su alcance le puede hacer un sinpemóvil al 7211-4871 a nombre de Ricardo Corrales.