El ministro de Seguridad saliente, Gustavo Mata, habló poco en su último discurso como jerarca porque aún se sentía con dolor por una operación que le hicieron hace unas semanas, pero con las pocas palabras que dijo fue claro en decirle a Soto que se metió en la boca el lobo.
“Esta es una silla que pesa, incómoda, es dolorosa, injusta, pero sé que con la ayuda de Dios, a don Michael le va a ir bien. Este es un puesto muy solitario”, expresó Mata.
“A don Michael lo espera una tarea dura, no hay una receta ni una varita mágica para combatir la delincuencia y esto va a seguir así muchos años más”, agregó el jerarca saliente.
Mata también aprovechó para pedir perdón por los desaciertos que cometió en estos cuatro años.
“Tengo muchos sentimientos encontrados porque cuando uno termina una gestión medita para ver qué hizo bien y qué hizo mal. Pido perdón si ofendí o maltraté a alguna persona, nunca fue la intención”, expresó.
Al final del mensaje Mata le entregó a Soto el estandarte de la Fuerza Pública y le dio un abrazo deseándole una buena labor en este nuevo periodo.
En el acto de entrega de mando estuvieron presentes todos los directores de cuerpos policiales y los jefes policiales de cada región.