La industria del cine, famosa por construir universos fascinantes y escenas inolvidables, también ha sido escenario de accidentes graves que dejaron huellas imborrables en la vida de actores que llevaron sus interpretaciones al límite.
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Un arte que también implica dolor
Detrás de la magia del cine existen momentos duros que no siempre salen a la luz. Aunque el público solo ve el resultado final en pantalla, varios actores han atravesado experiencias traumáticas, tanto físicas como emocionales, debido a fallos técnicos, decisiones creativas extremas o la renuncia a utilizar dobles de riesgo. Las historias que siguen muestran las consecuencias reales de esas jornadas de rodaje.
Jennifer Lawrence: un rodaje emocional que terminó en una lesión permanente
Durante la filmación de ¡Madre!, dirigida por Darren Aronofsky en 2017, Jennifer Lawrence se enfrentó a un rodaje tan exigente que terminó con una lesión que aún la acompaña.
La actriz se dislocó una costilla y se rompió el diafragma, una combinación dolorosa que le provocó episodios de hiperventilación mientras interpretaba escenas con enorme carga psicológica.
Años después aseguró que todavía siente un sonido constante en su pecho, una secuela física que refleja cómo el desgaste emocional puede convertirse también en un daño corporal real.
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El Exorcista: secuelas de por vida para sus protagonistas
La película El exorcista (1973), considerada una obra maestra del terror, no solo generó impacto entre el público, sino que también dejó lesiones que marcaron la vida de sus actrices.
Linda Blair, quien dio vida a Regan MacNeil, sufrió una fractura de espalda cuando falló el arnés que la sostenía durante una escena de levitación, lo que derivó en escoliosis, una condición que la acompañó durante años.
Por su parte, Ellen Burstyn, encargada del papel de la madre del personaje, resultó con una fractura de coxis, porque un cable utilizado para simular un golpe la lanzó con demasiada fuerza al suelo. Pese a advertir su dolor, el director William Friedkin insistió en repetir la toma. Esa escena terminó convirtiéndose en un momento icónico del cine, pero le dejó una lesión crónica en la espalda que nunca desapareció.
El Mago de Oz: un rodaje cargado de abusos y accidentes
El clásico El Mago de Oz (1939) es recordado por su magia visual, pero también es reconocido por haber tenido uno de los rodajes más problemáticos.
Judy Garland, la querida Dorothy, vivió un ambiente lleno de maltrato físico y emocional, situaciones que la marcaron profundamente, y que con el tiempo ella misma revelaría.
Margaret Hamilton, la bruja del Oeste, sufrió quemaduras de tercer grado debido a una explosión mal calculada que incendió parte de su vestuario y maquillaje.
Además, Buddy Ebsen, quien originalmente interpretaría al hombre de hojalata, tuvo una reacción grave al polvo de aluminio utilizado en su maquillaje. La intoxicación le provocó daños respiratorios permanentes y debió abandonar la producción. Su cuerpo quedó tan afectado que desarrolló una susceptibilidad a la bronquitis por el resto de su vida.
Jackie Chan: una caída que casi terminó en tragedia
El reconocido actor Jackie Chan, famoso por realizar él mismo todas sus escenas de acción, sufrió uno de los accidentes más graves de su carrera durante el rodaje de La armadura de Dios (1986).
En una de las acrobacias debía saltar de un castillo hacia un árbol, pero la rama se quebró y Chan cayó directamente sobre unas rocas. El impacto le provocó una fractura de cráneo tan severa que desarrolló una hemorragia interna, lo que obligó a someterlo a una cirugía cerebral de emergencia.
A pesar de sobrevivir, la caída le dejó una placa permanente en el cráneo y pérdida auditiva en uno de sus oídos. Chan continuó su carrera, pero nunca olvidó el accidente que casi le cuesta la vida.
Dick York: una lesión que apagó su carrera
El actor Dick York, recordado por la serie Hechizada, inició un deterioro físico irreversible tras sufrir una lesión espinal durante el rodaje de Héroes de barro (1959). El dolor se volvió parte de su día a día, y el uso constante de analgésicos le permitió continuar en televisión solo por un tiempo. Finalmente, durante la quinta temporada de Hechizada, su cuerpo ya no resistió y colapsó en el set. Esa caída marcó el final de su trayectoria actoral. Su salud no volvió a recuperarse y falleció en 1992, a los 63 años.
Entre la gloria y el sacrificio
Estas historias recuerdan que el éxito cinematográfico no siempre se construye bajo condiciones seguras. Mientras los espectadores disfrutan escenas históricas, en muchos casos los actores pagaron un precio físico y emocional que no se ve en pantalla. Para varios de ellos, las secuelas continuaron incluso décadas después del rodaje.
Nota realizada con ayuda de IA




