El motel suele percibirse como un elemento atemporal del paisaje de Estados Unidos, pero su historia es más reciente de lo que parece. Este tipo de alojamiento no existía antes del 12 de diciembre de 1925, fecha en la que Arthur y Alfred Heineman inauguraron el Milestone Mo-Tel, considerado el primer motel oficial del país.
Moteles cumplen 100 años
Ubicado en San Luis Obispo, aproximadamente a mitad de camino entre San Francisco y Los Ángeles, el Milestone Mo-Tel nació para atender una necesidad concreta: alojar a los automovilistas que comenzaban a recorrer largas distancias gracias al auge del automóvil.
En las primeras décadas del siglo XX, las opciones para los viajeros eran limitadas. Muchos conductores terminaban en autocampamentos al borde de la carretera, espacios donde podían encontrar leña o baños comunitarios, pero debían montar tiendas y cocinar al aire libre. Los hoteles tradicionales, por su parte, solían rechazar a viajeros cubiertos de polvo y ofrecían pocas facilidades de estacionamiento.
Comodidades pensadas para el automóvil
El Milestone Mo-Tel rompió con ese esquema al ofrecer duchas de agua caliente y garajes privados, comodidades innovadoras para la época. Además, contaba con un detalle que quedó grabado en la memoria local: “Había naranjos delante de todas las puertas”, recordó Thomas Kessler, director ejecutivo del Centro de Historia del Condado de San Luis Obispo. Según explicó, la imagen de poder tomar una naranja desde la habitación representaba una idea muy ligada al sueño americano.
Con el tiempo, el concepto de motel se expandió rápidamente. El crecimiento del sistema de carreteras federales, la consolidación de rutas emblemáticas como la Ruta 66 y la popularización del automóvil impulsaron la aparición de miles de moteles a lo largo del país.
Auge, declive y nostalgia
Durante las décadas de 1940 y 1950, los moteles vivieron su edad dorada, convirtiéndose en paradas habituales para familias, trabajadores y parejas que recorrían el país. Sin embargo, la expansión de las autopistas interestatales y el dominio de grandes cadenas hoteleras provocaron el cierre de muchos establecimientos independientes a partir de los años setenta.
En años recientes, la nostalgia y la revalorización del diseño clásico han impulsado la restauración de moteles históricos, algunos de los cuales hoy se han transformado en destinos de moda, con tarifas impensables para sus fundadores.
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Aun así, el motel mantiene viva una promesa sencilla: un lugar accesible para detenerse, descansar y continuar el camino. Una idea que quedó inmortalizada en una frase publicitaria que marcó a generaciones de viajeros: “Dejaremos la luz encendida para ti”.
Nota realizada con ayuda de IA


