Desde hace tiempo estaba buscando un lugar en el que pudiera sacar el “fua” que tengo acumulado, debido a diferentes situaciones que me generan estrés y sin querer encontré un sitio que me hizo botar todo eso malo que tenía acumulado de la forma más inesperada.
Se trata de Thera Box, un espacio en el que usted puede romper, golpear, gritar, patear y dejar de lado todas sus preocupaciones, sin hacerle daño a nadie y de una forma divertida.
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Llegué a Thera Box por recomendación de un compañero de trabajo, quien vio una publicación en redes sociales, así que me puse en contacto con Milena Acosta, la dueña del lugar, para coordinar una visita.
No sabía a qué iba, pero estaba dispuesta a disfrutar la experiencia al máximo, para dejar atrás todo lo que pueda causar que se me rieguen las bilis. Para visitar Thera Box me recomendaron llegar con zapatos cerrados, por lo que me llevé un par de tenis; ropa cómoda y una blusa extra y la mejor actitud.
Los paquetes tienen un costo de entre ¢13.500 y ¢34 mil, dependiendo de la cantidad de cosas que desee romper y de la cantidad de personas que vayan a participar.
Información importante:
Thera Box abre de lunes a domingo, de 10 a.m. a 7 .m. Los pueden encontrar en redes sociales como Thera Box CR. Aceptan niños mayores de 8 años y adultos. Para visitar el lugar debe reservar y puede hacerlo escribiendo al WhatsApp 8664-2318.
Por la salud mental
Acosta contó que Thera Box abrió sus puertas hace dos años, en medio de la pandemia y como parte de su trabajo como terapeuta ocupacional, quiso diseñar un espacio, para ayudar con la salud mental de la gente.
“Quise enfocar este proyecto desde un punto de vista terapéutico, lo abrí en el pico más alto de la pandemia, en donde nos cambiaron el estilo de vida al que estábamos acostumbrados, al ver tanto estrés que se acumula, la violencia que hay en las calles, lo que queremos es evitar que siga pasando y qué mejor que hacerlo en espacios controlados.
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“Vi una noticia de un ciclista que le pegaba a un bus y lo hice pensando en un lugar en el que la gente pueda hacer lo que quiera, sin ser juzgados, hay lugares similares en distintos países, comencé a investigar y a darle forma en Costa Rica”, comentó.
Thera Box se puede visitar en pareja o hasta en grupos de cinco personas. Hay un grupo de paquetes diseñados, que incluye la cantidad de cosas que se pueden romper.
El lugar le ofrece para romper botellas de vidrio, microondas, televisores, llantas, pantallas de computadoras, lámparas, impresoras, partes de carros y piezas de maniquíes, entre otras cosas.
Cada grupo entrará a un cuarto cerrado, llamado “Rage Room” y ahí podrá romper todo lo que hay durante 25 minutos y al finalizar, se van a un cuarto de relajación durante 15 minutos, para bajar las revoluciones. Ahí tendrá aromaterapia y musicoterapia.
A mí me mostraron las instalaciones, me explicaron el proceso, vi cómo se separan los desechos para su reciclaje y con el panorama claro, me dispuse a ponerme el traje, para romperla.
“Al inicio recogía cosas que veía en la calle y ahora trabajo con chatarreras y todos los desechos se procesan, a veces la gente nos dona accesorios, aceptamos todo tipo de donaciones o si la gente quiere traer sus cosas a los paquetes pueden hacerlo sin ningún problema”, añadió Milena.
Para entrar a los cuartos, cada persona debe colocarse un traje especial, que es una especie de enterizo, guantes, lentes y un casco con careta de seguridad.
Dentro de los cuartos hay parlantes, en donde le pueden poner la música que usted guste o se lo deja al gusto de la administración. Yo me inspiré con algunas piecitas de rock y hay una regla muy importante, no se le puede pegar a las paredes, pero sí se pueden rayar.
Dentro de los cuartos hay mazos y martillos para que usted haga el desastre. Lo que más disfruté romper fueron las botellas de vidrio y un microondas. También le di con todo a un saco de boxeo y me di gusto pateando la puerta de un carro y golpeando una pantalla de compu.
Aunque no parezca, los 25 minutos se pasan rápido. Al terminar, estaba acalorada y con mucha adrenalina, pero sentía que de verdad había liberado tensiones. Golpeé sin parar, me relajé y lo disfruté, no sentí presión de nada ni de nadie y es una experiencia que vale la pena vivir.