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Agresión contra las mujeres se dispara cuando se juega un clásico

Llamadas al 911 aumentan con el pitazo final

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Para los fiebres del fútbol, sobre todo morados y manudos, un día como este domingo es sinónimo de festejo. Se enfrentan Saprissa y Alajuelense en el cierre de la cuadrangular y la pasión está a flor de piel.

Se supone que el partido traerá alegría, pero la realidad es muy diferente. Hay mujeres para quienes este tipo de enfrentamientos son una tortura porque significa que crecen la violencia y la agresión familiar.

El "país más feliz del mundo" enseña su peor cara en días como este.

El dato produce escalofríos. Por ejemplo, el domingo 22 de abril, cuando Alajuelense dejó ir una ventaja de 3-0 ante Saprissa y terminó igualando a tres, el promedio de casos atendidos en el servicio de emergencias del 911 subió a una llamada cada dos minutos y medio. Se recibieron 423 alertas, cuando lo tristemente habitual es una cada cinco minutos.

La fiebre por el fútbol mal entendida y mal administrada deja atrás un camino de dolor para quienes, en muchos casos, ni siquiera siguen a los equipos que se enfrentan en la cancha.

Es decisivo
El clásico de este domingo definirá al equipo que jugará al final contra el Herediano y que cerrará esa serie en su casa. Al Saprissa le alcanza con el empate, mientras que los manudos deben ganar para pasar a la final.

Aquel domingo 22 de abril, el pico más alto de reportes al 9-1-1 se dio entre las 5 p. m. y las 8 p. m., es decir, durante la realización del clásico y en la hora siguiente al final.

"Solo en esas tres horas hubo 74 solicitudes de auxilio", publicó el diario La Nación el pasado 29 de abril.

¿Qué dicen los números?
Según un reporte solicitado al 911, el domingo 25 de marzo, cuando Alajuelense y Saprissa empataron a tres por la fase regular del torneo, se recibieron 116 llamadas por violencia intrafamiliar entre la 5 de la tarde y las 8 de la noche. Para el domingo siguiente, 1 de abril, día en que no hubo fútbol por ser la segunda ronda electoral, hubo 104 llamadas por agresión en ese mismo rango de tiempo.

El dato de que la agresión no acaba con el pitazo final fue ratificado por el Instituto Nacional de la Mujer (INAMU).

"Después de cada juego incrementan las llamadas al 911, hay una epidemia contra la mujer", señala Darcy Araya, del Departamento de Violencia de Género del INAMU.

Araya explica que algunas personas siguen creyendo que el aumento de la violencia tiene que ver con el alcohol y las drogas, pero esa no es la razón. La causa, dice, es una desigualdad de poder.

Alguien, en este caso el agresor, cree tener más poder y dominio sobre la víctima.

"¿Y por qué el agresor no se pelea con alguien en la calle?. Porque mide fuerzas y la ganancia que obtiene es tener sujetos (bajo su mando) a su mujer y a los niños; es ahí donde ejerce el poder", explica Araya.

La funcionaria mencionó estudios que señalan que los juegos entre manudos y morados se caracterizan porque en ellos los agresores "exacerban sus emociones", es decir, las elevan. A eso se suma el consumo de alcohol y el resultado es un número mayor de mujeres agredidas.

"Podemos asegurar que luego de un clásico, un partido de fútbol (en general) o de la campaña política reciente, donde claramente había un mensaje de odio y discriminación, se incrementó la situación de violencia", dijo Araya.

Los operadores del servicio de emergencias del 911 saben que deben ir más que preparados para un día como este domingo no solo porque juegan manudos contra morados, sino porque el partido definirá cuál de los dos clubes pasa a la final. Eso podría hacer subir más los casos de agresión.

"Uno se viene mentalizado porque ya sabe que será una jornada dura. En ese momento (de las llamadas) tenemos que comprender la situación, está sucediendo una agresión y las usuarias no tienen claridad para dar información; de inmediato pedimos ayuda porque, por lo general, se les corta la llamada o les arrebatan el teléfono", explica Edgardo Muñoz, operador en el 911 desde hace diez años.

Clásico de la cuadrangular
Para el clásico que Alajuelense ganaba 3-0 y acabó empatando a tres, en el Morera Soto, el domingo 22 de abril, hubo también 104 llamadas por agresión entre las cinco de la tarde  y las 8 de la noche, siendo la cuota más alta a las 7 de la noche con 34 llamadas, mientras que entre  las 8 y a las 9 p.m. recibieron 60 llamadas en total. 

Viviana Agüero, funcionaria del 911 desde hace una década, contó que la cosa se pone peor cuando acaba el juego.

"Si están en las casas (los agresores) empiezan a tomar y se empiezan a dar situaciones con la pareja, tal vez ellas les dicen que estén tranquilos, que no se enojen, pero ya tomados, por el mismo resultado del partido, la agresión se incrementa", añadió Viviana.

Darcy Araya deja claro que el único deporte para el cual han medido la agresión que lleva asociada es el fútbol por tratarse de la actividad deportiva más seguida en el país.

Entre las razones que la funcionaria del INAMU encuentra para que se dé una clara relación entre este deporte y la agresión contra las mujeres está lo futbolera que es la mayor parte de los hombres. Además este deporte les permite a los fanáticos exteriorizar sentimientos –frustración, alegría o enojo– que no se permiten manifestar de otra manera en el día a día.

"Si hubiera otro deporte de masificación que lo hiciera, probablemente exacerbaría los ánimos por ahí", indicó la especialista.

Aunque el aumento de casos de agresión se da sobre todo después del partido, eso no quiere decir que durante el juegp no se presenten, señala Araya.

De hecho, puede ser que durante los 90 minutos o más que dura una mejenga, el agresor se contiene, está "calmado" viendo cómo juega su equipo y si al final decide agredir a la víctima, lo hace y se va de la casa.

"Entonces la señora sale corriendo a buscar ayuda. Tal vez por eso se ve un reporte mayor luego del juego, pero no es que hasta ese momento el hombre ejerce la violencia física, mental o sexual. Lo hace desde antes", señala Darcy.

Araya les recomienda a las mujeres estar preparadas, tener un plan de seguridad, especialmente si ya saben que un evento como un clásico puede aumentar la posibilidad de que sus parejas las agredan.

Tener a mano los documentos personales, las llaves de la casa, ropa lista para los hijos y saber a quién llamar por auxilio son aspectos a tomar en cuenta.

"Incluso determinar un sonido de ayuda para que los vecinos estén alertas", agregó.

Lo ideal sería que ningún hombre se sienta con el derecho de golpear a su compañera o a sus hijos, pero desdichadamente eso no pasa en Costa Rica.

Karol Espinoza

Bachiller en periodismo y licenciada en Comunicación de Mercadeo. Periodista de Deportes con más de 14 años de experiencia. Integra La Teja desde setiembre del 2006.

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