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En Irak están dispuestos a todo por ganar, incluso hacer trampa

FIFA les dio voto de confianza para que organicen partidos oficiales

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Jugadores a los que se prohíbe viajar, cese del cuerpo técnico y retirada del equipo olímpico que tenía que participar en los Juegos Asiáticos: desde hace unos días, el fútbol iraquí paga por sus fraudes, moneda corriente para "ganar cueste lo que cueste".

Hace unos cinco meses, la FIFA acordó un voto de confianza a Irak al autorizar la organización de partidos internacionales oficiales en su territorio, algo que no ocurría desde hacía tres décadas por cuestiones de seguridad.

Pero a día de hoy, una serie de escándalos pueden poner todos estos avances en cuestión, alertan los deportistas y entrenadores que ven como desde hace años las trampas ganan terreno frente a unas autoridades que prefieren cerrar los ojos con tal de acumular victorias.

El primer sismo llegó el pasado lunes, cuando a nueve jugadores del equipo sub-16 se les prohibió viajar a Jordania para participar en el Campeonato de Asia de la categoría después de falsificar sus pasaportes para modificar sus edades.

Dos días más tarde, el equipo olímpico (sub-23) prefirió no correr el riesgo de volar a Yakarta y tener que pagar una multa de 100.000 dólares al Comité Olímpico Asiático, además de que se le pudiera prohibir la participación en los Juegos dentro de cuatro años.

Para evitar los 30.000 dólares de multa de la Federación del Asia del Oeste, el equipo sub-14 fue finalmente el que viajó a Amán (Jordania).

En cuanto al equipo sub-19, que en otoño tenía que participar en Indonesia en la fase asiática clasificatoria para el Mundial sub-20, fue disuelto y se volverá a convocar una vez que se confirme la identidad de todos sus futbolistas, aseguraron los responsables.

De trampa en trampa

Hace ya dos meses, 18 jugadores fueros descartados de las selecciones inferiores después de que la Federación constatase que habían falsificado sus papeles de identidad.

Las autoridades deportivas iraquíes trataron de cortar la crisis anunciando la comprobación de las identidades de los jugadores, asegurando no haber sospechado de las trampas, aunque para los ciudadanos iraquíes se trataba de un secreto a voces.

“La gente que sigue el fútbol sabe muy bien por qué Irak se ha retirado de los Juegos Asiáticos: la razón, el miedo a que fueran descubiertos nuevos casos de fraude y que estallase un segundo escándalo tras el de los sub-16”, aseguró Hassan Ahmed, entrenador del Al-Naft, club de la primera división nacional.

“Enviamos tres jugadores con el equipo olímpico e incluso se enfrentaron a la selección olímpica iraní estos últimos días, en el marco de los entrenamientos” para los Juegos Asiáticos, añade.

En las redes sociales, donde militantes anónimos denuncian desde hace años los fraudes, circulan listas de nombres.

Hay una con los nombres de jugadores del equipo sub-16 que habrían votado en las últimas elecciones, con lo cual tendrían ya un mínimo de 18 años. U otra con la de los miembros del equipo olímpico que habrían falsificado su fecha de nacimiento... en la que aparecen 17 de los 23 jugadores.

Ya no los engañan

Actualmente, el escándalo sobrepasa las fronteras de Irak, según Ahmed. “Los equipos que se enfrentan a los iraquíes en los campeonatos inferiores comienzan a darse cuenta de la edad de los jugadores”, dice el entrenador.

Para Karim Saddam, una de las leyendas del fútbol iraquí, hace años que “la Federación trata por todos los medios de que ganen los equipos iraquíes para apuntarse sus triunfos”.

Por esta razón, “cierra los ojos a la participación en competiciones de jugadores cuyas edades fueron traficadas”, denuncia.

Si la Federación actúa de esta manera, añade el internacional iraquí, que defendió los colores de su selección en el Mundial de México-1986, es porque está aislada.

En conflicto con el Ministerio de Juventud y Deportes por los ingresos derivados de la venta de entradas para los estadios, la Federación también ha sido objeto de boicot por las grandes figuras del fútbol nacional, asegura Karim Saddam.

Más allá de los problemas internos, para el periodista deportivo Zidane al-Rubeye el fraude en el fútbol no es más que otra cara de “la cultura de la trampa” extendida por un país que tuvo que ingeniárselas para salir adelante durante los 12 años de embargo internacional, después de la caída de Saddam Hussein y posteriormente durante los años de violencia confesional y yihadista.

En esos tiempos duros, muchos iraquíes falsificaron sus pasaportes para modificar una religión, una región de origen o un nombre que podrían costar caro si eran descubiertos por grupos armados.

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