Ronald Marín, jugador de la Selección Nacional en Italia 90 y pilar en equipos como Herediano y Cartaginés, vio su carrera truncada por una severa sanción recién llegado a Alajuelense.
El exdefensor, quien hoy tiene 62 años, fue uno de los homenajeados en el evento de gala que se hizo el 11 de junio para rendir homenaje a los protagonistas de aquella gesta histórica y contó a La Teja que dejó el fútbol, el deporte de sus amores, con un sabor agridulce, pero años después no se arrepiente de su decisión, pues el retiro le sirvió para dedicarse de lleno a su familia.
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Ronald trabajó como comerciante durante muchos años y tuvo un negocio con su esposa Aracelly, pero con el tiempo se pasó a laborar al Cosevi y desde hace siete años trabaja para el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa), en donde labora en la oficina de facturación.
“Estaba iniciando el campeonato, recién había llegado a Alajuelense, en 1994. En noviembre de ese año, me expulsaron jugando un clásico y me suspendieron durante 16 partidos. Siempre sostendré que la sanción fue injusta, porque no hice nada de lo que decía el informe arbitral.
“Se apeló la sanción y la bajaron, pero con esa sanción perdí la motivación para seguir jugando, porque lo que más me afectó fue que tenía que esperarme al otro año para volver a jugar y en Alajuelense no me permitió seguir entrenando, la junta directiva era nueva”, recordó el exjugador.
Marín reconoció que tuvo otras ofertas para seguir jugando, pero algo muy importante inclinó la balanza para decir que no.
“Se me presentó la oportunidad de jugar en otros equipos fuera de la capital, pero tenía que estar lejos de la familia y preferí retirarme porque no era rentable ir a jugar a esos equipos donde le ofrecen una estabilidad, pero decidí quedarme cerca de mi casa buscando estabilidad”, relató.
Acercarse a Dios
Antes de colgar los tacos, Ronald incursionó en los negocios con una ferretería y lo iba a llevar con su carrera, pero recién llegado a Alajuelense sufrió la expulsión y entonces se dedicó de lleno a su faceta de comerciante.
“Me dediqué a cuidar de mi negocio, a mi esposa le surgió la oportunidad de abir un taller de confección de ropa para boutique y luego de algunos años tuve que vender la ferretería, por lo que decidí apoyar a mi esposa.
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“Nos iba muy bien, pero era una labor muy sacrificada y por varias cuestiones familiares tuvimos que cerrar, por lo que busqué un negocio en el sector público, pude ingresar al Cosevi y al tiempo pude conseguir una propiedad”, expresó.
¿Le faltó lograr algo en su carrera como futbolista?
“Uno siempre aspira a más, pero para mí, el haber llegado a Alajuelense fue una gran oportunidad, era de los equipos más respetados en Costa Rica, un equipo grande, pero sinceramente, preferí disfrutar de mi familia.
“Además, el retiro me permitió acercarme más a Dios, conocí lo que Él tenía para mí, me entregué al Señor y restauró mi vida y la cambió, para beneficio de mi familia. He visto muchos milagros y económicamente he sido muy bendecido”, expresó.
Un título. Marín consiguió un subcampeonato con Cartaginés, en aquella reñida final de 1993, en la que se enfrentaron al Herediano.
“Los partidos contra Heredia siempre le han costado a Cartago y lamentablemente hubo un tema con el arbitraje, que enalteció a la afición, y hubo cosas que nos perjudicaron con el arbitraje, fue difícil lograr el campeonato”, añadió.
Marín vive el fútbol como aficionado, pero no le hace falta volver a las canchas.
“Para jugarlo no me hace falta, no he sido tan fiebre como otros exjugadores, que podrían ir a jugar todos los días. A veces recibo invitaciones para jugar los fines de semana, pero tengo otras prioridades, prefiero ir a la iglesia, disfrutar un fin de semana con mis hijos y mi esposa, eso me hace feliz”, manifestó.
Ronald le agradece muchísimas cosas al fútbol y para él, Italia 90 fue una de las mejores experiencias de su vida.
“Fue el éxito más grande, cambió la historia de Costa Rica y fue una experiencia muy linda, muy enriquecedora en todo sentido. Un grupo de compañeros nos mantenemos en contacto, a veces vamos a actividades que nos invitan y a algunos de mis compañeros tenía tiempo de no verlos.
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“El ser escogido para conformar la Selección de Italia 90 fue un orgullo, vengo de una familia muy luchadora, humilde, somos una familia numerosa. Me gusta vivir el fútbol, pero de una manera diferente, apoyo al Herediano y a la Selección y cada vez que puedo veo los partidos, me emociona y con Heredia se ha sufrido un poco”, destacó.