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Expresidente del fútbol brasileño pasará cuatro años en la cárcel debido al caso FIFA Gate

Escándalo de corrupción entre dirigentes del fútbol también pringó al tico Eduardo “el Chino” Li.

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Cuatro años de cárcel, esa es la sentencia que una jueza de Nueva York le clavó este miércoles al exjefe del fútbol brasileño José María Marín, de 86 años.

La jueza lo comparó con “un cáncer” que carcomió el deporte más popular del planeta al aceptar millonarios sobornos.

Marín es el primer gran jefe del fútbol mundial en ser condenado y encarcelado en Estados Unidos con motivo del famoso FIFA Gate, el escándalo de corrupción que sacudió a este organismo y en el que también está embarrado el expresidente de la Fedefútbol, Eduardo Li, quien fue arrestado el 27 de mayo de 2015 y quien espera una sentencia en Gringolandia.

“Marín dice que ama el deporte, pero él y sus co-conspiradores fueron el mismo cáncer en el deporte que dice amar”, dijo la jueza federal de Brooklyn, Pamela Chen, al anunciar su sentencia.

Cuando cometió los crímenes, Marín tenía más de 80 años y ya era multimillonario, recordó el fiscal Sam Nitze. “Podría y debería haber dicho que no, pero en vez de eso tendió su mano y se unió al juego de aceptar sobornos", sostuvo Chen. Actualmente el exdirigente tiene 86.

“Su crimen fue de pura codicia injustificada”, añadió al recordar que el expresi del fútbol brasileño recibió casi 3,4 millones de dólares en sobornos a cambio de contratos de televisión para transmitir las copas Libertadores, América y Copa de Brasil “y buscó obtener más de 10 millones de dólares en coimas (soborno) en tres años, abusando de la confianza de las federaciones de fútbol que debía servir”, dijo la jueza.

Marín, condenado asimismo por aceptar un total de 154 millones de dólares en sobornos como integrante de una conspiración para delinquir de jerarcas del fútbol de las Américas, deberá pagar una multa de 1,2 millones de dólares y devolver los casi 3,4 millones en sobornos que recibió.

La fiscalía pedía 10 años de cárcel, y la defensa decía que debía ser liberado porque cumplió ya 13 meses de cárcel (cinco en Suiza y ocho en Estados Unidos). Además trataron de salvarle la tanda al resaltar su edad avanzada y su frágil salud.

Una audiencia para estimar el monto que deberá restituir a sus víctimas, la FIFA, Concacaf y Conmebol, tendrá lugar en octubre.

Muy delgado y encorvado, el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) compareció en la audiencia vistiendo un traje de presidiario beige, en vez del elegante traje que llevó en sus siete semanas de juicio. Llevaba el cabello más largo.

No quiso pedir perdón ni mostró remordimientos, pero en una carta que leyó ante el tribunal Marín dijo que no sabía que lo que hacía estaba mal, y que lamentaba si sus acciones habían perjudicado a alguien.

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