Gustavo Alfaro, extécnico de la Selección de Costa Rica durante la Copa América 2024, tiró un discurso y una labia en Paraguay que sorprendió a muchos por la emoción y ganas que le metió al punto que hasta terminó tirando unas lágrimas.
El Lechuga en Tiquicia varias veces puso el corazón en la mesa y afirmó que las cosas que sentía y vivía por acá no las había sentido en ningún otro lado y apelaba mucho a la emoción, pero como si se tratara de una receta, en tierra guaraní aplicó la misma.
Más allá de si a ellos les dijo que los quería más o no, lo que llama la atención es que aseguró que antes de llegar a Paraguay él “Tenía la piel de cocodrilo, a mí no había flecha que me entre”, para indicar que lo que le decía la gente sobre él no lo afectaba.
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“Paraguay me hizo daño, me rompió el caparazón de protección que tenía. Los sinsabores, cuando los tenemos que vivir, son muy duros.
“Tenía la piel de cocodrilo, a mí no había flecha que me entre. Hasta que llegué a Paraguay... Paraguay rompió esa estructura, me volvió un tipo muy vulnerable. Muy humano, muy cercano, que se conmueve mucho con los gestos de amor y de humildad de toda la gente”, destacó en conferencia de prensa previa a que su equipo enfrente a Ecuador este jueves por las eliminatorias sudamericanas.
El argentino afirma que se sorprende ver que la gente lo admire y lo quiera tanto.
“Los chicos vienen, me abrazan y me dicen: ‘¿De verdad es el técnico de la selección?’ Siempre digo que los afectos ganados son provisorios y los perdidos suelen serlo para siempre. Tengo miedo de perder el amor que la gente de Paraguay me está dando. Es una obligación muy grande", añadió.
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Alfaro dejó Costa Rica en agosto del 2024, tras asumir el banquillo en noviembre del 2023, tentado por una mejor oferta económica en Paraguay.