Miguel Ajú fue el responsable que Alajuelense pueda seguir en la cacería del Saprissa

La Liga cumplió los papeles, con una sufrida y pulseada muy grande ganó 1-0 en San Carlos para seguir al corte del Saprissa en la lucha por el primer lugar.

El único gol cayó a los 84, por un autogol del norteño Yasiel Piedra sin embargo el autor principal y quien sostuvo el cero para los manudos fue Miguel Ajú con una noche espectacular.

Para muchos equipos perseguir en lugar de ser el perseguido, es una posición que le suele pesar, generar más desgaste, es asumir cada partido con una obligación adicional que no siempre se aguanta.

La Liga jugó en San Carlos con una ventaja, conocer del resultado entre Cartaginés y Saprissa y como se movió la tabla de posiciones, situación que ha tenido varias veces ya este torneo y que no siempre le sacó provecho.

Al salir a la cancha, ya sabía que la opción de ser líder no era posible, porque el duelo ante los Toros arrancó con el León a cuatro puntos de diferencia de su archirrival, entonces lo que se jugaba era claro, mantener al menos la distancia de un punto para la cima.

Una derrota o un empate entregaba la posibilidad de ser puntero con solo ganar el clásico que se jugará en quince días en Tibás, pues mantenerse a una mejenga aún dejaba a los erizos dependiendo de sí mismos para esa posibilidad.

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No ganar significaba que ya ese objetivo no estaba en sus manos, pues además de sacar los puntos de Tibás debería esperar que otro le pueda hacer daño.

En fin, no ganar era un negocio terrible, como esos que Alajuelense se suele disparar en el pie cuando tiene que dar el do de pecho, un equipo al que le sigue pesando golpear cuando tiene la obligación de hacerlo.

En San Carlos más bien si no hubiera sido por Miguel Ajú, estaríamos hablando de una victoria segura de los Toros, a lo largo de todo el partido fue la figura que aguantó que aquello no pasara a más.

Dos remates que sacó de manera espectacular a Saborío en el primer tiempo, otro a Marco Julián Mena, bajo los tres tubos. El meta manudo sacaba manos heróicas en jugadas que Luis Marín solo se tomaba la cabeza pensando en cómo no entró.

El partido era norteño ante una Liga a la que su alineación original le falló, esas rotaciones inmensas de Carevic que en unos partidos le ha salido, pero en otros no tanto, no es algo que haya logrado consolidar.

Con todo y rotaciones, posiblemente no se señalaría tanto por ejemplo si a los 16 minutos Carlos Mora no falla un cabezazo solo frente al marco, tras una córner de Alex López o una de Johan Venegas que tampoco pudo meter un jupazo con buena dirección a los 42.

Eso eran los remates de la Liga, no obligaban al joven Byron Mora a volar de la manera como le tocó hacerlo a Ajú o incluso que lo salvara el palo, como le pasó al 44 con un remate que Roberto Córdoba.

Para el segundo tiempo, la Liga era lo mismo hasta que llegaron las variantes, Miguel Ajú tuvo otra a los 60, ahora José Gabriel Leiva tiró desde fuera del área y que Ajú metió la mano derecha para sacarla. La Liga estaba en el partido por él, eso era clarísimo.

Al hacer cambios, al ver cómo estaban los equipos en lo físico, fue cuando se marcó la diferencia, porque en la Liga entraron Joshua Navarro, Joel Campbell, Michael Barrantes y Celso Borges a dar otra dinámica y aire a la mejenga.

En los últimos quince minutos la Liga impuso sus condiciones, aunque no tuviera opciones tan claras, pero ya acosaba el marco y en una podía matar, como ocurrió.

Suhander Zúñiga mandó un centro, al 84, donde apareció Navarro, pero el norteño Yosel Piedra metió el pie para desviarla y mandarla al fondo, autogol y victoria, que aunque no fue la mejor versión eriza, de lejos no lo fue, tal vez por eso sabe más. El León sigue al acecho.