Johan Venegas, figura del Cartaginés, contó detalles de su salida de Alajuelense y cómo su llegada a Guanacasteca lo hizo ver la realidad de otra forma.
El brumoso conversó con los medios, previo al juego de ida de las semifinales del Apertura 2025 contra Saprissa, que será este jueves a las 8 p.m., y reveló que el estar en la ADG le enseñó a valorar muchas cosas.
Johan dio una profunda reflexión, cuando el lunes, en conferencia de prensa, un periodista le dijo que lo veía diferente desde que salió del equipo guanacasteco.
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“Quiero agradecerle a Alajuelense por ser mi primer club grande en Costa Rica. Al volver al país, fue muy gratificante volver al club en el cual viví muchas alegrías. En esta primera etapa obtuve mi primer campeonato nacional, y fue el club que me dio chance de ir a la Selección y después jugar en el fútbol internacional.
“Hoy veo la vida totalmente diferente, ya no busco fama ni reconocimiento, porque al final las cosas son pasajeras, pero para los que seguimos a Dios, buscamos dejar algo que marque a alguien”.
— Johan Venegas, Cartaginés.
“Y mi meta era la misma: ser profesional, ayudar al equipo con lo que podía, hacer goles, asistir, tratar de jugar bien y ser honorable con mi trabajo. Se consiguieron títulos internacionales; no pudimos dar ese paso en el torneo nacional por diferentes circunstancias”, comentó.
El atacante reconoció que el dejar el equipo rojinegro no fue fácil y, para él, fue un golpe duro.
“Mi salida de Alajuelense se dio a falta de ocho meses de contrato. Tal vez, las formas no fueron las adecuadas por las personas que estaban en ese momento, pero sí quiero honrar la caballerosidad de don Joseph Joseph, quien al final habló conmigo y me dio la cara. En su momento fue un golpe muy duro”, aseguró.
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Venegas tuvo otras opciones antes de vincularse con la Asociación Deportiva Guanacasteca, pero la vida lo hizo elegir al club pampero.
“Hubo opciones de varios clubes, pero por cosas de la vida me incliné por la ADG. Fue un golpe de realidad a lo que estaba acostumbrado. Tal vez, no vivía en un mundo real cuando estaba en Alajuelense, en el sentido de que la realidad para muchos es otra cosa: trabajar con las uñas, el no tener las mejores condiciones para trabajar.
“Pero había dos caminos: o me quejaba o agradecía y aprendía de la situación. Lo que viví en Guanacasteca lo agradezco muchísimo, porque fue una experiencia que me volvió más humano, más compañero, ver la necesidad del que está al lado. Es algo que me hizo tocar tierra otra vez”, dijo.

