El Deportivo Riestra de Argentina está llevando a cabo su tradicional pretemporada al estilo militar, algo que sin duda llama la atención de muchos.
Son las 2:45 de la madrugada en localidad de La Candela, en Salta de Argentina. La neblina copa el lugar y hace un frío de locos, pero nada frenará el entrenamiento de soldados que viene llevando a cabo este popular club de la capital argentina.
Como ya es costumbre en cada pretemporada, las 3 a.m. en punto, comenzará a sonar una sirena, como si se estuviera en un cuartel de bomberos.
Entonces Guillermo Duró, el entrenador del equipo, irá habitación por habitación, silbato en boca, para que los jugadores dejen la calidez de las cobijas y se preparen para el primer turno del día, que consiste en un trote y ¡500 abdominales!
Los jugadores transpiran a pesar de la muy fría madrugada.
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Todavía no se escucha ni un pájaro, la Luna contempla el esfuerzo que hacen los muchachos vestidos de negro, con ropa térmica.
No es nada nuevo para ellos, cada año el equipo Blanquinegro utiliza este sistema con la idea de estar finos en la parte física, pero también por una cuestión mental, referida al trabajo y al esfuerzo en grupo.
"Estas pretemporadas son siempre así en Riestra. Lo que más te fortalece mentalmente es acostarte y levantarte, acostarte y levantarte. Es una prueba de fuego, porque así te dan ganas de dejar todo y no venir más. Pero una vez que el jugador prueba este método, eso lo fortalece mentalmente, lo prepara para el sacrificio”, dicen los integrantes del cuerpo técnico del equipo.
Y no solo en La Candela los jugadores viven militarmente. La semana pasada estuvieron en Cariló (playa) y también los liquidaron en la arena.
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Hicieron infinidad de pasadas por los médanos (una elevación de arena que el viento se encarga de formar y de desplazar en las playas y en los desiertos) y muchos quedaron a mitad de camino. Para peores, el que no hacía el circuito completo porque quería ganarse unos metros, era multado con una vuelta extra.
Terrible exigencia que le da al equipo un plus físico que luego se ve en los partidos. Si bien los responsables del trabajo indican que, sobre todo, es para fortalecer el ánimo y el movimiento en grupo, los jugadores son preparados de una manera tal que en la cancha luego se nota la diferencia física con el resto de los competidores.
El pasado jueves, por ejemplo, arrancaron a las 3 de la mañana e hicieron cuatro turnos, el último a las 4:30 de la tarde. Durísimo.