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(Video) La presencia de Croacia en la final abre heridas de la guerra de los Balcanes

Los países que conformaron la antigua Yugoslavia están divididos y muchos no quieren que su vecino levante la Copa

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En los Balcanes, el fútbol está tan politizado que no todos están muy contentos por el éxito sorpresivo de Croacia en el Mundial.

Los croatas se medirán el domingo, a las 9 a.m., a Francia durante la final en Moscú. Y ello provoca sentimientos encontrados y profundos en una región donde persisten las cicatrices de la guerra.

Desde Montenegro y Serbia en el oriente, hasta Eslovenia , los vecinos de Croacia se muestran profundamente divididos sobre si deben apoyar a esa nación o a Francia. Ello refleja las discordias persistentes tras los conflictos armados de la década de 1990.

Aunque muchos en estas naciones han expresado orgullo y alegría por el hecho de que un país balcánico avance a la final, el logro de Croacia es también motivo de envidia y encendidas manifestaciones nacionalistas que evocan los tiempos de la guerra.

“En general, el Mundial es un suceso alegre, pero nosotros en los Balcanes logramos de algún modo que, incluso, patear una pelota se convierta en un choque” , dijo Draza Petrovic, editor del diario liberal Danas en Serbia.

Petrovic comentó que la rivalidad deportiva es también intensa entre las naciones balcánicas, pese a que todas fueron parte de la antigua Yugoslavia. Cuenta que también en aquella época, era raro que los serbios apoyaran a equipos croatas y viceversa.

Sin embargo, añadió que la fragmentación sangrienta de la federación yugoslava convirtió la rivalidad deportiva en algo más.

“Las guerras ocurrieron no hace mucho tiempo, así que la gente no sólo ve esto como un deporte” , indicó, en referencia al conflicto que partió en pedazos la antigua Yugoslavia. En aquella guerra murieron más de cien mil personas.

Casi tres décadas después, numerosos problemas sin resolver siguen llenando las relaciones entre las antiguas repúblicas yugoslavas. Cada país se apega a su versión de lo ocurrido y se dice la víctima.

En un hecho que ilustra las tensiones posteriores a la guerra, el presidente serbio Aleksandar Vuci manifestó públicamente su deseo de que Rusia, su aliada, derrotara a Croacia en los cuartos de final. El canciller apoyó abiertamente a Inglaterra en la semifinal.

Incluso, el deportista más admirado de Serbia, el tenista Novak Djokovic, ha enfrentado duras críticas de un legislador nacionalista, luego que expresó su deseo de que ganara Croacia. El tema ha generado un debate en las redes sociales y los medios tradicionales.

“Esas divisiones son malas, particularmente si las alimentan los medios estatales y los funcionarios destacados, incluido el presidente” , comentó Petrovic.

Algunos serbios, cuyo equipo quedó eliminado en la fase de grupos, bromearon acerca de que Croacia es una mejor selección. Han publicado un texto en el que declaran que el mayor éxito reciente de Serbia en el fútbol es ser vecina de un país finalista del Mundial.

En Eslovenia, que suele ser aliada de Croacia, pero con una disputa fronteriza latente, se espera que cientos de aficionados viajen a Croacia para unirse a sus vecinos y ver el partido del domingo en pantallas gigantes. Ello ha llevado a que la empresa ferroviaria croata destine más trenes para transportar a los eslovenos y ofrezca descuentos en los boletos.

Son poquitos
4.2 millones de habitantes tiene Croacia.

Un seguidor de Eslovenia felicitó a Croacia por su triunfo sobre Inglaterra y destacó: “Inglaterra quería el Brexit (salirse de la Unión Europea) y lo logró” .

En Montenegro, las divisiones nacionales sobre la lealtad del país a Serbia, su vecina ortodoxa, cristiana y eslava, se reflejó en el tema del apoyo a Croacia.

“No hay forma de que yo pueda irle a los croatas porque son nuestros enemigos” , declaró Milan Bulatovic, de Podgorica, la capital montenegrina.

Pero el jubilado Igor Nikolic, también de Podgorica, le compartió a AP cuál fue su sentimiento cuando Croacia venció a Inglaterra para llegar a la final.

“Sentí que mi viejo sueño de ver a Yugoslavia en la cima se convertía en realidad” , dijo.

La antigua Yugoslavia nació con ese nombre en 1929, luego de disolverse el imperio austro húngaro con el final de la Primera Guerra Mundial, uniendo en un solo país a croatas, serbios y eslovenos.

Tras la lucha contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia fue gobernada de 1944 , hasta su muerte en 1980, por el dictador comunista Joseph Broz Tito, siendo un país que constaba de seis repúblicas con distintos grupos étnicos y religiosos: los serbios eran ortodoxos, los croatas eran católicos y los bosniacos que eran mulsulmanes.

“Aunque las diferentes repúblicas llevaban ciclos de tensiones, Tito logró mantener la paz gracias a su gran popularidad y a una política de unidad y fraternidad que reprimía el nacionalismo y los movimientos separatistas”, explica en un video el programa Efecto Naim.

Con su muerte todo cambió y el conflicto que acabaría con la llamada “Guerra de los Balcanes" , inició en Serbia, la provincia más grande y poderosa de la antigua Yugoslavia.

El dictador Slobodan Milosevic , del Partido Comunista, acabó con la unidad y aseguró que no le temía a la guerra, llegando a ser presidente de Serbia en 1987 y apoderándose del ejército de Yugoslavia, lo que hizo que Eslovenia y Macedonia declaran su independencia.

“Pero cuando Croacia, una república que tenía una cantidad significativa de serbios viviendo en su territorio trató de separarse, Milosevic envió el ejército a ejercer sus intereses”, indica el video.

Luego de eso, vino el conflicto más duro cuando Bosnia y Herzegovina, la república más diversa, quiso separarse de Yugoslavia.

Ahí la mayoría de la población eran musulmanes bosnios , conocidos como bosniacos, pero también vivían muchos croatas y serbios.

¿Qué es ahora Yugoslavia?
La antigua Yugoslavia comprende hoy los territorios de Serbia, Croacia, Montenegro, Eslovenia, Macedonia y Bosnia- Herzegovina. Estaba conformada por las provincias autónomas de Kosovo y Voivodina. 

Los bosniacos, con el apoyo de los croatas, votaron a favor de separase de los yugoslavos y tener su propio país; sin embargo, la moniría serbia que vivía en Bosnia, rechazó la independencia.

"En el parlamento de Bosnia, Radovan Karadzic, emergió como el líder de la minoría serbia. Al poco tiempo, los serbios que rechazaban la independencia de Yugoslavia, formaron su propio estado dentro de Bosnia con Karadzic al mando.

“Su plan era unificarse con Serbia al mando de Milosevic y con el apoyo de él y el ejército, el grupo de Karadzic comenzó a tomar poblaciones enteras en Bosnia", agrega el sitio Efecto Naim.

Donde había musulmanes, asesinaron a todos los que pudieron y obligaron al resto a escapar, encaminando el conflicto a uno de los peores genocidios en la historia.

La llamada limpieza étnica de los serbios consistió en expulsar a todos los musulmanes a la fuerza, que obligados por la situación, llegaron a la ciudad de Srebrenica.

Ahí, había 30 mil refugiados, a los que el ejército serbio rodeó, en 1993.

“Impidieron la entrada y salida de personas y, peor aún, de medicinas y comida. Diego Arria, embajador en ese momento de Venezuela ante la ONU, propuso declarar esta ciudad como protegida por la ONU; sin embargo, eso poco le importó al ejército serbio: la hambruna continuó y en julio de 1995, el ejército serbio tomó la ciudad", explica el audiovisual.

Durante semanas, miles de personas fueron violadas y torturadas, además de que mataron a todos los niños y hombres musulmanes, dejando vivas solo a las mujeres.

La masacre hizo que la Otan atacaran a las fuerzas serbias, Milosevic negoció la paz y la guerra acabó, aunque no las diferencias que se hacen presentes ahora con una Croacia que jugará la final del Mundial.

Bajo el título “Los niños de la guerra”, el diario español El Mundo intentó explicar la historia que cargan en sus espaldas la mayoría de jugadores croatas que este domingo intentarán ganar el primer Mundial para su país.

"Todos los futbolistas del combinado balcánico que jugaron contra Inglaterra vivieron de un modo u otro la Guerra de Croacia (1991–1995), donde el nacionalismo y el odio étnico se mezclaron en una lucha por la independencia frente a Serbia.

“La brutalidad, el salvajismo y el asesinato masivo de civiles fue denominador común ante los delirios de los líderes de Croacia, Franjo Tudjman -quien alardeaba de su forma física y jugaba a fútbol-, y Serbia, Slobodan Milosevic. En el recuerdo, los grupos de paramilitares llegados desde Serbia y nacidos en las gradas del Estrella Roja de Belgrado. Como los Delije, comandados por el sanguinario Zeljko Raznatovic, conocido como el Tigre de Arkan”, publica el diario.

"No hubo mejor ensayo para la guerra que los viejos bancos de hormigón de los estadios. Tudjman fue el presidente del equipo Dinamo de Zagreb antes de liderar la independencia croata. Los hinchas radicales del Dinamo fueron los primeros en ingresar en el nuevo e inexperto ejército croata.

“Las victorias en el fútbol moldean la identidad de las naciones tanto como las guerras. Tudjman lo tenía claro. Los niños fueron quienes lo sufrieron", publica El Mundo.

Por ejemplo, Mario Mandzukic, anotador del 2–1 ante los ingleses el miércoles, que les dio el pase a la final ante Francia, debió irse de su país para Alemania por culpa de la guerra, cuando tenía 6 años.

“Delante de la puerta de casa mataban a gente. No podíamos estar más tiempo allí”, explicó su padre, según publicó El Mundo.

Mario nació en la ribera del río Sava, que hacía de frontera natural entre Croacia y Bosnia. Los serbios volaron el último puente que unía lo que ahora son dos países independientes.

No fue fácil para Mario y su familia abandonar Slavonski Brod, a unos 200 kilómetros de Zagreb. Allí fueron asesinados 28 niños en mayo de 1992. En ese lugar se ubicó hasta 2016 el campo de refugiados sirio más importante de la ruta balcánica.

El Mundo reseñó también la historia de Luka Modric, estrella de la selección y del Real Madrid de la siguiente manera:

"También tenía seis años Luka Modric cuando se encontró con una huida que no entendía. Su padre, Stipe, un técnico aeronáutico, era croata. Luchó en el frente durante cuatro años en favor de la independencia. Su madre, una costurera de nombre Radojka, era serbia. A su abuelo, también llamado Luka, lo mató un francotirador.

“El pequeño Modric dejó su casa de un pueblo llamado Modrici, a sólo 10 minutos en carretera de Obrovac, cruel metáfora del conflicto balcánico. De una mayoría serbia (85%) se pasó a una croata del 86% después de que Tudjman reconquistara el territorio. Los asesinatos de civiles y las violaciones quedaron enmarcadas en aquello que llamaron la Operación Tormenta de 1995. La tierra quemada hacía imposible la vida allí”, informa el diario español.

Tuvo que instalarse Modric en un hostal de refugiados en una isla de 17 kilómetros cuadrados llamada Iz, a donde se llega en ferry desde Zadar.

El fútbol fue su otra escuela de vida. Su tío fue quien más le insistió con el fútbol en el refugio. Fichado por el Dinamo de Zagreb, el gran club croata mandó a Luka a la liga bosnia. Hacía sólo ocho años que había concluido allí la guerra. Fue a jugar al Zrinjski, a Mostar, ciudad en la que antes del conflicto convivían bosnios musulmanes, croatas católicos y serbios cristianos ortodoxos.

Los dos primeros grupos se unieron para expulsar a los últimos. Mostar sufrió un asedio que tuvo durante 18 meses sitiados a sus habitantes. Una gran cruz en el monte Hum recuerda las matanzas.

Modric, con las cicatrices de los asesinatos y los bombardeos bien presentes, cumplió 18 años.

“Allí no había ni siquiera reglas. Aquella experiencia sí me endureció”, llegó a confesar Modric en una ocasión.

“Si tuviera que volver a escoger un país al que representar, por supuesto, tomaría otra vez la misma decisión. Me siento croata”, dijo Iván Rakitic, nacido en Möhlin, Suiza.

El Mundo revela que los padres croatas del futbolista del Barcelona -aunque su madre creció en Bosnia-, huyeron a Suiza justo antes del inicio de la Guerra de los Balcanes.

Años después, comenzaron a recibir en su hogar cartas con amenazas de muerte. El futbolista, mientras comenzaba a despuntar en Alemania tras haber jugado en el Basilea, había decidido rechazar la selección helvética, con la que se había alineado hasta la categoría sub−21, para vestir la camiseta de Croacia.

“Llegó una carta a casa con la fotografía de Iván. Había una cruz negra sobre su cara y unas palabras: ‘Iván, estás muerto’”, explicó entonces su padre, Luka, a la prensa alemana.

El señor pidió protección policial porque temía por la vida de su esposa y su hija de 12 años.

“Este terror psicológico se ha vuelto insoportable para nosotros”, dijo el padre del futbolista.

Ivan Rakitic no cambió de idea ante semejante acoso. Encontró una raíz a la que agarrarse. No podía dejar de mirar los partidos de la estrella croata del momento, Robert Prosinecki.

Otro jugador como Dejan Lovren, hijo de padres croatas, vivían en Zenica, ahora Bosnia-Herzegovina.

A los 3 años lo metieron en un carro y, junto a su madre y sus tíos emprendió un viaje por carretera de 15 horas hasta Alemania.

Así lo explicó en el documental Mi vida como un refugiado.

“Lo dejamos todo. La casa, la pequeña tienda de comestibles que teníamos. Sólo cogimos una mochila y nos fuimos”, reveló el croata.

Lovren tiene grabado en la cabeza un cuchillo, aunque no lo viera. “Fue en los pequeños pueblos donde ocurrieron las cosas más horribles. Personas brutalmente asesinadas. Al hermano de mi tío lo mataron delante de la gente con un cuchillo”, señaló.

Cuando Lovren cumplió 10 años, el gobierno alemán lo expulsó del país junto a su familia con destino a Karlovac, Croacia. Allí, durante la guerra, las casas fueron divididas y marcadas entre serbios y croatas.

“Recuerdo mi vida. Cómo la gente no me quería en su país”, indicó el jugador que este domingo intentará meterse a los libros de la historia del fútbol ganando su primer Mundial

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