Un hombre creyó que podía salirse con la suya y salir bien librado luego de matar a una estadounidense de buen corazón que venía al país a hacer obras de bien social. Él mantuvo una relación sentimental con ella durante dos años y un día la asesinó en un cuarto de hotel para robarle.
Los agentes judiciales no tardaron mucho en esclarecer el crimen, ya que pese a que el hombre huyó de la escena, dejó su ADN y sus huellas en varias botellas y objetos en la habitación en la que fue hallado el cuerpo de Sondra Lynn Elizondo, de 46 años.
Además, en su desesperación por conseguir dinero fue a un cajero automático solo dos días después del homicidio y usó una de las tarjetas que le robó a la víctima para sacar ₡250.000, lo que le permitió a las autoridades identificarlo como el responsable del atroz asesinato.
La tragedia ocurrió el 10 de diciembre del 2015 en el hotel Casa 69, localizado en barrio La California, San José.
Según se detalla en la sentencia del caso, de la cual La Teja tiene copia, ese día Sondra llegó al lugar, en un taxi, en compañía de Alejandro Obando Vega, quien en ese entonces tenía 25 años.
La pareja entró, se registró y luego se fue a la habitación número 16, pero lo que sería una velada romántica terminó en un crimen.
Luego de compartir con Lynn, el sujeto agarró un cuchillo que estaba en el cuarto y la hirió dos veces en la cara, específicamente en la mejilla izquierda; once veces en el cuello, cinco veces en el pecho, cuatro veces en la espalda y una vez en el mentón.
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Sondra luchó por su vida, las autoridades judiciales especificaron en los informes que Obando recibió heridas en las manos mientras forcejeaba con la mujer.
Luego, para asegurarse de que la extranjera muriera, sin compasión agarró una sábana y le metió parte de esta en la boca para asfixiarla; la autopsia reveló que esa fue la causa de muerte.
Una vez consumado el crimen, el asesino se apoderó de un tiquete de retiro de equipaje a nombre de Sondra, ropa de vestir de ella, un parlante marca BOSE, una computadora portátil marca Apple, un teléfono celular Iphone 4S, un teléfono celular marca Samsung modelo S5, documentos personales, aretes, pulseras, tiquetes de avión, fotografías, $350, así como ₡107.810 en efectivo y tarjetas bancarias, todo propiedad de Lynn.
Terrible hallazgo
El criminal huyó con las cosas de valor y dejó el cuerpo de la mujer en la cama de la habitación, donde fue encontrado el día siguiente por una de las trabajadoras del lugar que se encargaba de la limpieza.
Ella avisó a sus jefes y estos se comunicaron con la policía. Los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) entrevistaron a cuatro colaboradores del hotel y ellos coincidieron en que la víctima había llegado el día anterior en compañía de un hombre alto, delgado, con el pelo por los hombros y con barba.
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También hablaron con un taxista que le hizo varios servicios a la estadounidense, él dijo que la última vez que la vio fue el 8 de diciembre a las 6:30 de la tarde en la recepción del hotel en el que fue asesinada; estaba en compañía del hombre que habían descrito los empleados hoteleros.
Los investigadores también contactaron a tres compañeros de trabajo de Sondra de la organización Vida Volunteer, la cual fue fundada por ella y por otro estadounidense para llevar ayuda médica a las familias más necesitadas (Ver nota vinculada), ellos colaboraron bastante con la investigación.
Los conocidos de la víctima dijeron a los agentes que ellos tenían conocimiento de que cada vez que la extranjera venía a Costa Rica se veía con Alejandro, pero a ellos eso no les daba buena espina porque sentían que él lo único que quería era sacarle plata. Incluso, detallaron que sabían que él le mentía a Lynn en ciertas cosas y que también tenía problemas con las drogas.
Pistas claves
Los policías pudieron obtener la foto del sospechoso porque Sondra lo tenía como amigo en su cuenta de Facebook, así fue como pudieron identificarlo y detenerlo el 11 de diciembre del 2015, solo tres días después del homicidio.
Un agente judicial, que trabajaba en la sección de Homicidios cuando se dio el suceso, contó que uno de los errores que cometió el asesino que les permitió amarrar el caso fue usar una de las tarjetas de la víctima.
"Cuando tuvimos acceso a la información bancaria de la víctima nos enteramos de que alguien había sacado dinero de una de las cuentas de ella en un cajero automático de Coronado, dos días después de que Sondra fuera asesinada.
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“Nos pusimos detrás de eso y cuando pedimos el video de seguridad del cajero vimos que quien había sacado la plata había sido el compañero sentimental de ella”, explicó el oficial, quien prefirió que su identidad no fuera revelada.
Los investigadores también pudieron demostrar que el hombre estuvo en la escena del crimen, ya que encontraron la saliva de él y las huellas dactilares en varios de los objetos, entre ellos botellas de agua y latas de cerveza.
Como si todo eso fuera poco, los agentes judiciales hallaron las pertenencias robadas de Lynn en una casa que Obando compartía con una mujer, su compañera sentimental oficial. Según consta en el expediente la mujer dijo a la policía que Alejandro llegó a la vivienda la noche del 8 de diciembre del 2015 con todas esas cosas de valor.
Está en la cárcel
Ante todas la claras y contundentes pruebas que las autoridades tenían contra el acusado del crimen, él no tuvo más opción que aceptar los cargos y someterse a un proceso abreviado.
Según detalló la Fiscalía, el asesino decidió confesar que era el responsable de la muerte de la extrajera lo dio el 21 de noviembre del 2016, mientras descontaba prisión preventiva.
Las autoridades judiciales le impusieron al criminal 14 años de cárcel por el delito de homicidio simple, un año y seis meses por hurto agravado y seis meses por hurto simple, para un total de 16 años que está descontando en el CAI Jorge Debravo, en Cartago.
Las personas que conocieron a Sondra saben que ninguna pena será suficiente para pagar el daño tan grande de acabar con su vida, pero al menos se consuelan con el saber que el asesino está preso.
Ana Salas, quien trabaja para Vida Volunteer, dice que para ella y los demás colaboradores de la fundación fue muy duro perder a Lynn.
"Al ser una organización relativamente pequeña nos conocemos todos bastante bien y Sondra siempre fue una excelente amiga y compañera.
“Pese al golpe que significó para nosotros su muerte, todos aquí decidimos seguir trabajando precisamente en honor al legado que nos dejó, sabemos que eso es lo que ella hubiera querido”, aseguró Salas.