"El respeto se ha perdido" dice, con toda la razón del mundo, el oficial de tránsito de apellido Ortega, quien está vivo de puro milagro y gracias al chaleco antibalas del uniforme. En los hogares está la respuesta.
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Un de los agentes judiciales recibió los tiros en el pecho y fue salvado por el chaleco antibalas que andaba, sin embargo necesitó atención médica debido al fuerte golpe que recibió.