Al tiempo que lucha con el diagnóstico de cáncer que recibió hace dos años, la queridísima chef Doris Goldgewicht le saca el jugo a su vida y a los ahorros que acumuló a lo largo del tiempo.
En el 2022 y tras largos estudios, a doña Doris le informaron que tenía mielofibrosis, un tipo de cáncer poco común en la médula ósea que impide el paso de los glóbulos rojos y blancos y que, hasta ahora, no tiene cura.
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La enfermedad la ha enfrentado con el optimismo que la caracteriza y con una decisión crucial que echó a andar desde los primeros meses de este año, cuando ya se sintió más repuesta gracias a un novedoso tratamiento que le da calidad de vida.
A los pies de Los Alpes austríacos, donde estuvo hace unos días, Doris conversó por teléfono con La Teja y reveló que, en medio de su lucha contra el cáncer, decidió invertir todos su ahorros en viajar y conocer más el mundo.
Goldgewicht es sincera al reconocer que su diagnóstico médico le acorta la vida y no quiere que la muerte la sorprenda sin que ella haya recorrido los rincones de la tierra que más anheló conocer.
Sobre esa decisión y cómo lleva su enfermedad, la conocida empresaria, de 73 años, conversó con este medio a inicios de junio.
¿Cómo lleva su vida después del diagnóstico del cáncer?
Estoy feliz. Al dar con el diagnóstico de la mielofibrosis tuve la oportunidad de contactarme con el mejor médico que hay acá en Costa Rica y él se contactó con una persona que hace estudios sobre mielofibrosis entonces encontraron la medicina que, no me cura el cáncer, pero me lo detiene, porque definitivamente me voy a morir por eso, pero además, con esa medicina se retarda un poco y dejé de tener tanta anemia, fatiga. Lo que sí me ha pasado es que he aumentado mucho de peso. Pero estoy bien, no te voy a decir que como hace tres años, pero estoy bien. No le puedo pedir más a la vida.
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¿En qué consiste el tratamiento?
Es un tratamiento muy novedoso. Es una terapia molecular de pastilla, así que tengo la suerte y la emoción de no tener una quimioterapia y, realmente, el efecto secundario es ese: el aumento de peso, que sí mi cuerpo lo resintió porque tener 20 y pico de libras más sobre uno en tan poco tiempo, sí me ha costado adaptarme, pero dentro de todo lo malo, le doy gracias a la vida. Entonces como sé que estoy enfermita, decidí viajar y conocer un poquito más el mundo, lo que pueda.
Dice que posiblemente se va a morir por eso, ¿cómo lleva esa relación con la muerte?
Vieras que a mí nunca me ha dado miedo morirme. ¿Sabés qué me da miedo? Estar enferma en una cama, a eso sí le tengo miedo; pero el miedo a la muerte no. Sé que arriba me están esperando, fijate. Para nada es algo que me atormenta.
¿Cuál ha sido su secreto para sobrellevar así su diagnóstico?
Creo que mi carácter. Siempre he hecho ejercicio, eso me ha ayudado montones. Después mi familia que ha estado muy cerca preocupados, ayudándome. Estar haciendo cosas, trabajando un poquito, ya no trabajo como antes porque me canso, pero me encanta trabajar en lo que pueda. Mi carácter ha sido fundamental. Siempre he sido una persona tan positiva, que siento que eso me ha ayudado mucho.
Y sus hijos y nietos ¿cómo enfrentan su enfermedad?
Ellos están tranquilos. Es que me ven bien. Estuve malita, malita. ¡Vieras qué malita que estuve! Realmente muy decaída, muy cansada, no podía ni mover las piernas, ahí fue donde todo el mundo se asustó. Los exámenes médicos eran muy pesados, hasta que llegamos al diagnóstico. Costó mucho llegar ahí (a dar con la enfermedad), casi dos años, pero acá estoy.
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Dice que decidió viajar y conocer el mundo, ¿en eso está invirtiendo sus ahorros?
Fijáte vos que gracias a Dios mis hijos tienen un buen trabajo, están bien, no necesitan de mis cincos y a mí me costó mucho ahorrarlos porque eran épocas duras. Entonces hablé con ellos y les dije que estaba la posibilidad (de viajar) y ellos me dijeron que si yo hice el dinero que lo gastara, que no me preocupara y en esas estoy, dándome el gusto. Viajo mucho con una compañía porque viajo sola, entonces he hecho muchos amigos en estos viajes y en esta toma de decisión. ¡Vieras qué lindo! Ando viajando de una manera más sencilla porque no ando en un plan de gastos increíbles, pero compartiendo y demás, comiendo sencillo y bien. Estoy feliz.
¿Cuándo empezó con este plan y dónde ha ido?
Este año, que fue cuando me sentí bien porque no me sentía tan bien, pero este es mi cuarto viaje de este año. Fui al sudeste asiático, a Japón, después fui a Yosemite (en California, Estados Unidos) y ahora estoy en Los Alpes (visitó los alemanes, austríacos, italianos y los suizos).
¿Viajes anhelados?
Anheladísimos, y mi papá era austríaco entonces tener la oportunidad de visitar ahí fue estar como en mi charco, comiendo lo que se comía en mi casa de chiquilla porque en mi casa hubo las dos culturas: la del Gallo Pinto y la Austria, entonces fue muy bonito.
¿Tiene más planes de viaje para el resto del año?
Ya se me acabaron. Vamos a ver el año entrante qué me sale, pero por este año ya no más. Voy a ir a México pero es un viaje de trabajo.
¿Sigue trabajando?
El trabajo me encanta, siempre me gustó estar en contacto con la gente. Esa es mi felicidad: a mí me encanta la gente, cuando me saludan, cuando me dicen que hicieron una receta mía, eso me alegra y me alienta.
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