La expresentadora de Telenoticias Ginnés Rodríguez tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles de su vida con el fin de realizarse como profesional.

La expresentadora de canal 7 decidió jalar a vivir a España por cinco meses para sacar una maestría, por lo que esposo, el también periodista Gerardo Zamora, se portó como los grandes y le echó el hombre al encargarse solito del cuidado de sus dos hijos.

Ginnés se ganó una beca para sacar una maestría en Comunicación Política y Marketing Digital en una de prestigiosa universidad de Madrid, por lo que se encuentra en territorio español desde el 7 de octubre.

La beca es por un año, pero ella eligió la opción de recibir las clases de manera presencial entre octubre y febrero, para después regresar al país y continuar recibiendo lecciones de manera virtual. En su actual trabajo, en Servicios Públicos de Heredia, le dieron un permiso sin goce de salario para que pudiera viajar.

“Me di cuenta que había la oferta de una beca y pensé: ‘voy a mandar los papeles para participar, la verdad nada se pierde’. Ella mandó la documentación y como 15 días después recibió una sorpresiva llamada desde España para decirme que estaba dentro las personas seleccionadas.

En ese momento dije: '¡Oh, por Dios! Yo no esperaba que esto tomara un rumbo tan serio. Lo primero que hice fue decirle a Gera y su respuesta nunca se me olvidará: “¿Qué?, usted siga, dele, que yo aquí me hago cargo”, ni siquiera lo pensó y me dijo que siguiera adelante con el proceso”, contó.

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Justamente, ese apoyo de su esposo fue la que la motivó a aceptar el reto, aunque confesó que antes de decidirse experimentó un sentimiento de culpa por dejar a Luciana, de 5 años y a Marcelo, de 3 años.

“¡Fue terrible! En las últimas semanas antes de venirme pasé por la emoción que significaba vivir esa experiencia a tener un sentimiento de culpa terrible por tener que dejar a mis hijos durante cinco meses. Además de pensar que Gerardo va a estar solo, el corazón de una mamá se hace un puño pensando en todo lo que puede pasar durante este tiempo”, dijo.

En el país de Peppa

Ginnés mencionó que conforme pasan los días la falta de los abrazos y besos de su esposo y de sus hijos la han hecho extrañarlos muchísimo, pero le hace un quiebre a la imposibilidad del contacto físico mediante el uso de la tecnología, así que recurre a las videollamadas para verlos, escucharlos y estar al tanto.

La expresentadora explicó que para que a Luciana y a Marcelo se les haga más rápido su regreso optaron por comprar un calendario, en el que ellos van colocando una calcomanía por cada día que pasa.

“Luciana como está más grande nos preguntaba: ¿Y dónde queda España? Entonces le explicábamos, España queda muy largo de Costa Rica y hay que montarse en un avión y viajar por doce horas y aún así no me entendía. Entonces le dije: ‘España es donde vive Peppa Pig (risas)’, aunque en realidad Peppa Pig es de Londres, pero como ella ve mucha fábula en YouTube y son con acento español entonces es un vacilón porque cuando estamos hablando me dice: ‘Mami, y ya viste a Peppa Pig’”.

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La comunicadora dice que esta oportunidad no podía dejarla pasar, ya que la beca es del 80% y que se dio en el momento perfecto.

La gran salvada es que Ginnés no está tan sola porque vive junto a sus colegas Kevin Barrantes y la novia de este, Gabriela Durán, quienes trabajan y estudian en Madrid.

Papá se preparó con tiempo

Al desconectarse de su rol de mamá, a Gerardo le ha tocado todo el corre corre con sus hijos, especialmente antes de irse al trabajo, en la Universidad Nacional (UNA).

Gerardo reconoció que los primeros días han sido “durillos”, pero como había hecho un simulacro de “papá solo” un mes antes de que Ginnés se fuera se la ha podido jugar como un gato.

Según contó, días antes de que su esposa se fuera le dijo que no hiciera absolutamente nada en la casa los sábados y domingos para ir practicando con las cosas de la casa y asumir que ella ya no estaba.

“El reto más grande para mí es lo emocional, porque ellos son muy niños. Lo más difícil es que llegue un jueves o un viernes de gira y cansado y tener la estabilidad para ofrecerles a ellos un abrazo, sentarme a jugar con ellos y, además, hacerlo de buen ánimo porque no se vale hacerlo a la carrera o enojado, hay que hacerlo con amor”, recalcó Gerardo, quien también está terminando su maestría.

El periodista señaló que durante estos días ha valorado aún más a las personas que han quedado viudos o se han divorciado. Además ha descubierto ese lado de la soledad que se siente cuando no se está cerca de la pareja, algo que él nunca había vivido.

Ahora Gerardo se levanta a las 5 a. m. para alistar a los niños e ir a dejarlos al kínder. Su día concluye a eso de las 11 p. m., cuando logra irse a acostarse después de alistar la comida y toda la ropa del día siguiente.

“No ha sido fácil, quienes me conocen saben que soy precisado y me gusta hacer las cosas rápido, porque soy impaciente para algunas cosas, entonces, he tenido que sacar de no sé dónde eso que llamamos paciencia para cumplir con todo”, dijo.