Una investigación pública reveló que un confinamiento temprano en Inglaterra habría evitado cerca de 23.000 muertes durante la primera ola de la pandemia de covid.
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El informe concluyó que el gobierno británico, encabezado entonces por Boris Johnson, actuó con retraso pese a las señales que llegaban desde otros países donde el virus ya se propagaba con fuerza.
Un retraso que costó miles de vidas
El documento afirma que la falta de urgencia permitió un aumento acelerado de contagios, lo que hizo inevitable el confinamiento obligatorio decretado el 23 de marzo de 2020.
De acuerdo con las modelizaciones presentadas, implementar esas restricciones una semana antes habría reducido significativamente la mortalidad registrada en los primeros meses de la crisis sanitaria.
Críticas a la gestión gubernamental
La investigación responsabiliza al gobierno de la época por mantener una visión “demasiado optimista” y por no adoptar medidas más estrictas durante febrero de 2020, considerado por los expertos como “un mes perdido”.
También señala que la actitud personal de Boris Johnson afectó la comunicación oficial, dificultando que la ciudadanía comprendiera la gravedad de la situación.
El informe describe además un ambiente “tóxico y caótico” en Downing Street que habría entorpecido la toma de decisiones.
Entre los hechos que minaron la confianza pública se mencionan las reuniones sociales realizadas en la residencia del primer ministro, conocidas como “partygate”, que más tarde contribuyeron a su salida del cargo.
Un saldo que marcó a Europa
Reino Unido registró cerca de 226.000 muertes vinculadas a la pandemia, uno de los balances más altos del continente.
Las conclusiones difundidas este jueves integran la segunda fase de la investigación destinada a evaluar el manejo gubernamental del covid y a determinar qué fallas deben corregirse para futuras emergencias sanitarias.
*Esta nota fue hecha con ayuda de Inteligencia Artificial.


