Lo que parece imposible, para la actriz estadounidense Laura Orrico se convirtió en la realidad más bonita de su vida. A sus 48 años, la artista de Hollywood anunció que está embarazada, pero lo más sorprendente es que el papá del bebé es su esposo Ryan Cosgrove, quien murió hace ya una década por un tumor cerebral.
La historia, narrada por El Tiempo de Colombia, parece sacada de una película romántica, pero es pura vida real. Laura y Ryan se conocieron jóvenes, se casaron y siempre tuvieron claro un sueño: formar una familia. Sin embargo, la salud de Ryan empezó a jugarles en contra. En 2008 le diagnosticaron un tumor cerebral y, con toda la valentía del mundo, enfrentó operaciones, terapias y tratamientos hasta que, finalmente, el 29 de abril de 2015, falleció dejando un vacío enorme.
Aun así, Ryan tuvo la visión y el amor de pensar en el futuro. Antes de que la enfermedad avanzara demasiado, tomó la decisión de congelar su esperma para que algún día, si Laura lo deseaba, pudiera intentar convertirse en mamá. “Él me lo dijo claro: que no renunciara a nuestro sueño aunque él ya no estuviera. Me dio su bendición”, contó la actriz con la voz entrecortada.
Durante los años que estuvieron juntos, la pareja intentó de todo: inseminaciones intrauterinas, tratamientos de fertilización in vitro, pruebas, esperas… y también golpes muy duros como abortos espontáneos y embarazos interrumpidos. Nada funcionaba, pero nunca perdieron la ilusión.
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Con la muerte de Ryan, Laura quedó destrozada, pero siempre con aquella promesa en el corazón. Pasaron los años y, en abril de 2024, decidió dar un paso enorme: retomar la fertilización in vitro en una clínica de Chicago usando el material genético de su esposo. Fue un proceso cargado de emociones y nervios, pero el 9 de junio de ese mismo año recibió la noticia que tanto había esperado: ¡estaba embarazada!
“Fue un momento indescriptible. Sentí como si Ryan estuviera ahí, abrazándome y diciéndome que lo habíamos logrado. No tengo dudas de que esto es también un regalo de él”, aseguró emocionada.
Hoy, mientras se prepara para la llegada del bebé, Laura dice sentirse plena, agradecida y con energías renovadas. Asegura que quiere disfrutar cada etapa de la gestación como una verdadera bendición: pasar más tiempo con su familia, viajar, comer rico y vivir intensamente este regalo que la vida le dio.
Y aunque no descarta que en algún momento pueda volver a enamorarse, deja claro que ahora su prioridad es convertirse en mamá y honrar la memoria de su esposo. “Este hijo es la prueba de que nuestro amor fue más fuerte que la muerte. Ryan siempre será parte de nosotros”.
Este caso no sólo es una historia dramática de amor y pérdida, sino también una travesía de esperanza y te
cnología al servicio del corazón. Nos recuerda que el deseo de ser madre puede mantenerse fuerte con el paso de los años —y que, con memoria y ciencia, los sueños a veces vuelven con fuerza.
*Esta nota fue redactada por Inteligencia Artificial, con información de El Tiempo de Colombia, y fue revisada por un editor.