Internacionales

El fenómeno de los epidemiólogos que se convirtieron en celebridades

Lo que pasó en Costa Rica con el ministro de Salud, Daniel Salas, se repitió en Estados Unidos, Alemania, España y Suecia

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El fenómeno presentado en Costa Rica con el ministro de Salud, Daniel Salas, se ha repetido en casi todo el mundo. En países como España, Estados Unidos, Alemania y Suecia los epidemiólogos se han convertido en celebridades al liderar la lucha contra el COVID-19.

Al igual que en Tiquicia son aplaudidos por muchos y criticados por otros tantos y si usted cree que los ticos somos unos polos por hacer chemas y muñecos de Daniel Salas, pues en estos países también lo son porque venden productos con la cara de los epidemiólogos.

El líder del ejército que lucha contra el virus en nuestro país ha mostrado dos caras, una fuerte y firme al tomar decisiones y otra muy sensible ante gestos de ciudadanos agradecidos.

“Hola a todos los niños de la Fundación, vean, cuando vi el video y escuché las vocesitas de todos ustedes diciéndome las palabras de ánimo, de verdad que me sacaron lágrimas. Todos ustedes son muy especiales y esos mensajes me llegaron directamente”, fue la reacción de Salas al ver un video que le mandaron los niños Fundación Pro Cuidados Paliativos Pedriátricos, en el que le agradecían su labor.

La misma reacción tuvo esta semana al ver un video del payaso Puchito, quien llegó con tumbacocos a Casa Presidencial a darle las gracias y a motivarlo para que no afloje.

Lucha en moto

Vestido con chaqueta de cuero y montado en moto, el médico Fernando Simón (57) protagonizó la última portada de El País Semanal. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad de España se ha convertido en uno de los rostros más representativos de la crisis del coronavirus en ese país, al comparecer ante la prensa casi todos los días para informar sobre la evolución de la enfermedad que él mismo padeció.

El médico, quien llegó a su cargo en 2012 durante el gobierno de Mariano Rajoy y ha convivido con siete ministros de Salud, se ganó el respeto de los españoles gracias a sus explicaciones alejadas del tono político.

Aunque fue criticado por la estrategia, y en varias ocasiones debió rectificar -a fines de enero proyectó que la transmisión sería “muy limitada y muy controlada” en España-, ya es una especie de “ícono pop”: en las redes sociales tiene tantos memes como Julio Iglesias, y su rostro se puede ver estampado en camisetas e incluso alguien lo usó como tatuaje.

“Estoy encantado de que la gente que lo necesite se aproveche de mi imagen para establecer un negocio. Lo que me gustaría más, si se pudiera, es si podrían donar un pequeño porcentaje de esos beneficios a las ONG”, comentó, una referencia a su propia historia como voluntario de organismos médicos.

Trabajó en Medicus Mundi y vivió nueve años en África, donde lidió con enfermedades como el cólera y la tuberculosis. Volvió a España luego de especializarse en Epidemiología en la London School of Hygiene and Tropical Medicine y trabajar en París en el Instituto de Vigilancia Sanitaria.

"Se le ha visto con capacidad y entereza. Ha intentado ser siempre ecuánime, ofrecer toda la información que se tenía y contribuir a la adopción de medidas más adecuadas", opina Jaime Ferri Durá, cientista político de la Universidad Complutense de Madrid, quien señala que Simón "ha sido muy vilipendiado por la oposición, pero él se ha mantenido en un nivel más técnico. Era el encargado de transmitir calma, y eso lo ha hecho bien".

Fauci, el contrapeso científico de Trump

Nombrado en su cargo por Ronald Reagan en 1984, Anthony Fauci (79), director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ha asesorado a seis presidentes estadounidenses.

Fauci es un equilibrista que debe explicar la amenaza del coronavirus, sin irritar demasiado al presidente Donald Trump, a quien suele corregir. El médico ha puesto paños fríos al entusiasmo de su jefe sobre el uso de la hidroxicloroquina para combatir el coronavirus o sobre la velocidad de la vacuna; rechaza la teoría de la Casa Blanca de que el virus fue “manipulado” por China y, mientras Trump ha dicho que “todo va bien”, el epidemiólogo ha advertido que en EE.UU. “lo peor está por llegar”.

Reconocido por sus esfuerzos contra el VIH desde los años 80, Fauci entiende su posición.

“Tienes un trabajo que hacer. Incluso cuando alguien hace el ridículo, no puedes reprenderlo por eso. Tienes que lidiar con ellos. Porque si no tratas con ellos, estás fuera de la foto”, le dijo a The New Yorker el epidemiólogo.

Algunos seguidores de Trump lo acusan de ser agente del "estado profundo" y el propio mandatario retuiteó un mensaje que pedía su salida. Pero, en general, tiene más adherentes que detractores: ya hay muñecos cabezones con su rostro, tiene un fan club en Twitter y hay una petición para que la revista People lo nombre el hombre vivo más sexy, argumentando que "le dice la verdad al poder".

"Fauci es desde hace mucho tiempo una voz confiable en enfermedades contagiosas porque él enfatiza los datos, la ciencia y la transparencia", remarca Robert Shapiro, analista político de la Universidad de Columbia.

“Es criticado por consideraciones políticas y por quienes no les gustan sus recomendaciones. Pero se las ha arreglado para comunicar sus posiciones incluso cuando Trump ya no aparece regularmente con él. Y sus posiciones son ampliamente respaldadas por otros expertos”.

Christian Drosten, el virólogo de Alemania

El virólogo Christian Drosten, 48 años, director del Instituto de Virología del Hospital Charité de Berlín y asesor de Angela Merkel, fue calificado por la revista Science como “el mayor experto en coronavirus”.

Con 30 años descifró el SARS en 2003 y en enero pasado creó el primer test para detectar covid-19, que puso a disposición gratuitamente.

Es una de las piezas clave de la exitosa estrategia alemana , y tiene tantos seguidores como detractores.

“Para muchos soy el villano que está paralizando la economía. Incluso recibo amenazas de muerte”, dijo Drosten, quien atribuye esto a la “paradoja de la prevención”, por la cual muchos alemanes no entienden por qué el país debe cerrar sus negocios si sus hospitales no están sobrepasados.

A Drosten se le reconocen además sus capacidades de comunicación. Dice que se sentía "frustrado" por las ediciones de los informes periodísticos, y aceptó participar en un podcast en el que explica la evolución de la enfermedad: los 50 capítulos de "Das Coronavirus Update", son los más escuchados en la lista de iTunes de Alemania.

Drosten se molesta cuando los medios sobredimensionan su influencia -algunos ya lo proyectan en política- o cuando hacen referencias a su "pelo revuelto".

“Hablo de ciencia. No quiero leer sobre mi corte de pelo”, dice el científico, para quien hoy su principal preocupación es la posibilidad de una segunda ola.

El hombre del plan sueco

Acostumbrado a un bajo perfil, el epidemiólogo jefe de la Agencia Publica de Salud de Suecia, Anders Tegnell, de 63 años, ahora recibe preguntas como “cuánta presión siente en estos días?” (“no tanta”) o ¿se siente una celebridad? (“para nada, prefiero hacer mi trabajo”). En Suecia ya lo comparan con la activista Greta Thunberg.

La fama de Tegnell se debe a que es el arquitecto de la vía alternativa de la respuesta de Suecia al coronavirus. A diferencia del resto de Europa, el país nórdico apostó a la responsabilidad individual y a las restricciones suaves, sin cerrar colegios ni restaurantes.

“Es importante adoptar una línea de acción que sea sostenible y que pueda mantenerse durante un largo período, y es: si estás enfermo, quédate en casa. Es más factible que pedirle a todo el mundo que se quede en casa, lo que no funcionaría a largo plazo”, era su posición.

Sin embargo, cuando las muertes del país escalaron muy sobre el promedio de sus vecinos, el médico reconoció que “son demasiados muertos” y que “claramente existe un margen para mejorar”.

“Si volviéramos a encontrarnos con la misma enfermedad, sabiendo exactamente lo que sabemos hoy, creo que nos conformaríamos con hacer algo entre lo que hizo Suecia y lo que ha hecho el resto del mundo”, reconoció.

Felipe Arrieta

Periodista egresado de la Universidad Latina de Costa Rica. Editor de La Teja desde el 2016. Empezó en Grupo Nación desde el 2009. Tiene experiencia en Deportes, Espectáculos y Nacionales.

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