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Ella cree vivir en 1994 y su marido la vuelve a enamorar a diario, la historia que inspiró la película de Adam Sandler

Mujer despierta cada día creyendo estar en 1994, pero su esposo la vuelve a enamorar como si fuera la primera vez

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Para Michelle Philpots, cada mañana es una paradoja del tiempo. Abre los ojos convencida de que todavía vive en 1994, sin noción de los años que han pasado ni de los cambios que transformaron el mundo desde entonces. Su memoria quedó atrapada tres décadas atrás, pero su historia no es de tristeza, sino de un amor que se reinventa todos los días.

El caso de Michelle, que vive en Spalding, Inglaterra, parece sacado de una película de Hollywood. Muchos lo comparan con la comedia romántica “Como si fuera la primera vez”, protagonizada por Drew Barrymore y Adam Sandler, donde la protagonista olvida cada mañana lo que vivió el día anterior. La diferencia es que, para Michelle, no se trata de un guion cinematográfico: es su vida real.

Michelle Philpots
Michelle e Ian viven la historia de Drew Barrymore y Adam Sandler en la vida real. (La Nación / Argentina / GDA/La Nación, GDA)

La mujer era una joven llena de energía, independiente y amante de las motos. Sin embargo, dos graves accidentes de tránsito, en 1985 y 1990, marcaron un antes y un después en su historia. Aunque físicamente logró recuperarse, las secuelas neurológicas aparecieron con el tiempo.

Los médicos diagnosticaron que sufría amnesia anterógrada, un trastorno que impide fijar nuevos recuerdos. En otras palabras: todo lo que ocurrió después de 1994 no existe en su mente. Para ella, ese año nunca terminó. Sus recuerdos están congelados en un mundo donde no hubo redes sociales, donde la música aún se escuchaba en cassettes y donde Internet apenas daba sus primeros pasos.

Incluso su boda, en 1997 con Ian, el hombre de su vida, quedó fuera de sus registros. Michelle no puede recordar aquel día, ni los años que siguieron. Cada mañana debe reconstruir quién es, dónde está y con quién comparte su vida.

Ahí es donde entra Ian, un esposo que ha hecho de la paciencia su mayor fortaleza. Desde hace más de 25 años, él la ayuda a comprender su presente con fotografías, calendarios digitales, notas adhesivas en cada rincón de la casa y hasta alarmas que la orientan en lo cotidiano.

Pero no se limita a recordarle datos prácticos. Ian ha decidido enamorarla cada día como si fuera la primera vez. Con gestos tiernos, abrazos y conversaciones, le demuestra que siguen juntos, que se aman y que la vida puede ser hermosa a pesar de las dificultades.

Michelle Philpots
Esos papeles con mensajitos son claves en su vida. (La Nación / Argentina / GDA/La Nación, GDA)

En entrevistas, Michelle ha explicado que esas ayudas son esenciales: “Las notas son mi vida, sin ellas estaría perdida”. Cada post-it amarillo en su refrigerador, cada imagen pegada en las paredes, es un puente que conecta su mundo detenido con la realidad que transcurre.

Vivir con este tipo de amnesia no es sencillo. Michelle a menudo se frustra cuando no logra reconocer un lugar que debería resultarle familiar o cuando se ve en una fotografía sin recordar la situación en que fue tomada. Sin embargo, ha aprendido a apoyarse en Ian y en ese sistema de pistas que la mantienen en el presente.

Los expertos señalan que la amnesia anterógrada puede afectar profundamente la vida social y emocional de una persona, pero también destacan la importancia del entorno familiar. En el caso de Michelle, ese soporte lo ha sido todo.

Michelle Philpots
La pareja se casó en 1997. (La Nación / Argentina / GDA/La Nación, GDA)

Lo extraordinario de esta historia no está solo en la enfermedad, sino en la manera en que el amor se convierte en un acto diario de resistencia. Ian no se cansó de explicarle que eran pareja, que habían construido una vida juntos y que, aunque ella no lo recuerde, existe un pasado compartido que él guarda por los dos.

Así, mientras Michelle despierta convencida de seguir en 1994, Ian vuelve a conquistarla con la certeza de que el amor verdadero no depende de la memoria, sino de la voluntad de quedarse al lado del otro.

Su vida es un recordatorio de que, aunque el tiempo y la mente puedan fallar, hay sentimientos que se rehacen día tras día. Michelle no recuerda su boda, pero Ian se la cuenta. Ella no retiene las vivencias, pero él las conserva para ambos.

Y así, cada mañana, como si fuera la primera vez, él vuelve a enamorarla.

*Esta nota fue redactada por Inteligencia Artificial, con información de La Nación de Argentina y revisada por un editor.

Redacción

Redacción LT

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