El experto en gastronomía científica Heinz Wuth, creador del canal Ciencia y Cocina, explicó que guardar la comida directamente en la olla después de cocinar es un hábito riesgoso que puede afectar la seguridad alimentaria, el sabor y hasta la vida útil de los utensilios.
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La “zona templada”, el principal riesgo
Wuth señaló que muchas personas dejan la comida en la olla mientras baja de temperatura, pero advirtió que, si esto ocurre por más de dos horas, el alimento permanece en una zona templada donde “los microorganismos se multiplican”. El especialista detalló que este rango térmico es especialmente peligroso, porque las bacterias pueden duplicarse rápidamente, incluso si la preparación fue cocinada de forma correcta.
El experto también señaló que meter alimentos muy calientes en el refrigerador contribuye a la proliferación de microorganismos patógenos y puede afectar el funcionamiento del electrodoméstico.
Por qué no se debe meter la olla al refrigerador
Wuth enfatizó que las ollas no fueron diseñadas para almacenar alimentos. Explicó que no son herméticas y permiten la entrada de aire y partículas, lo que favorece que los alimentos absorban olores del refrigerador y se contaminen con otros elementos.
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Además, insistió en que guardar la olla dentro de la nevera altera el sabor y la textura debido a la exposición a olores y a cambios de humedad y temperatura.
Daños en materiales como teflón o recubrimientos
Otro punto de atención es el desgaste que puede producirse en ollas con teflón u otros recubrimientos. Wuth advirtió que almacenar preparaciones ácidas, como salsas de tomate o guisos, puede deteriorar las superficies internas con el tiempo, reduciendo la vida útil del utensilio y afectando la calidad del material en contacto con los alimentos.
La mejor forma de refrigerar los alimentos
Según Wuth, la recomendación correcta es transferir la comida a recipientes herméticos aptos para alimentos. Estos envases permiten un enfriamiento más rápido dentro del refrigerador, evitan la entrada de olores, conservan mejor el sabor y mantienen condiciones estables de seguridad microbiológica.
El especialista recordó que “las ollas fueron diseñadas para cocinar, no para almacenar”, por lo que elegir el contenedor adecuado es fundamental para una conservación segura.
También destacó que adoptar este hábito reduce desperdicios, prolonga la vida útil de los utensilios y garantiza que los alimentos mantengan su calidad durante más tiempo.
Nota realizada con ayuda de IA y revisada por un editor


